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Era el último día de clase, la presencia del verano era más que obvia y agradecí que fuese el último día, así dejarían de utilizarme (y yo de dejarme utilizar).

Las que consideraba "amigas", estaban reunidas alrededor de una mesa, la "líder" estaba sentada sobre ella y las demás a su alrededor. Estaban cuchicheando y al acercarme, pararon de hablar, de golpe, el corro se abrió y me dejaron ver a la persona que estaba en el centro.

—Steny ¿me harías un favor? — me dijo Laumi.

—Dime— contesté con una sonrisa fingida.

—¿Ves a ese chico de allí? — me dijo al oído mientras me señalaba con el dedo índice al chico que estaba de pie mirando a través de la ventana.

—Si— afirmé al visualizarlo.

—Bájale los pantalones— me ordenó con una sonrisa de medio lado.

—¿Por-por qué? — le pregunté tímidamente sin comprenderlo.

—Vamos Steny — rodeó los ojos aburrida— es el último día de clase, ¡vamos a reírnos un poco!— me dijo empujándome hacia la dirección del chico.

Me paré en seco, estaba totalmente bloqueada, ¿por qué yo? ¿no están todos los chicos de la clase coladitos por ella? ¿por qué no se lo ha pedido a uno de ellos y me dejaba a mí en paz?

—¡Vamos Steny, no seas aguafiestas! — gritó por lo bajo.

Me giré para verla y ella me señaló con los ojos al chico de la ventana. Tragué saliva.

Finalmente, accedí a ir a hacer lo que me mandó, no quería, pero a la vez lo hacía y comencé a odiarme, todas las veces que me pasaba lo mismo me odiaba y quería llorar, pero me contenía.

Sólo faltaba un paso más para estar tras el chico, avancé mientras él seguía sin moverse del sitio. Mis "amigas" me miraban mientras se reían por lo bajo. Conté hasta tres, y en cuanto terminé, le bajé los pantalones tal y como me pidieron y un dolor insoportable inesperado abarcó todo mi moflete derecho.

Caí al suelo de culo con la mano en la mejilla. El chico me había dado un guantazo tan rápido que apenas lo vi. Este al subirse los pantalones bajo las risas de los demás me vio de reojo y centró toda mi vista en mí asustado. Estaba claro que no esperaba que aquello se lo hubiese hecho una chica.

—Lo...lo siento— se disculpó mientras me ofrecía su mano para ayudarme al levantarme.

Me levanté sola y me fui corriendo de allí, de lejos pude escuchar "¡Pensaba que eras un chico!" y las carcajadas de mis "amigas". Yo sólo pude llorar del daño que me había hecho y de lo estúpida que era.

Me dirigí al cuarto de baño de las chicas, me encerré en uno de los retretes y me senté en el suelo.

Sonó la sirena de cambio de clase y no me presenté a las restantes que faltaban para terminar el día, me quedé allí sola como siempre escuchando mis propios sollozos y notando como mis lágrimas caían por mis mejillas.

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—Steny, tienes un problema muy serio— me dijo Clady acariciándome el cabello, cuando terminé de hablar.

No respondí, me dediqué a observar detenidamente sus grandes ojos verdes.

—Este verano todo va a ser diferente— intentó animarme.

—Eso espero— suspiré cansada— odio completamente ser así, no sé por qué aún sigo dejándome manipular aun sabiendo que se ríen de mí — le contesté.

—Yo tampoco lo comprendo— negó con la cabeza— pero no te juzgo— sonrió— aun así, eso no es normal—fijó sus ojos verdes en mí y bajé la mirada.

De pronto, llamaron a la puerta. Frunciendo el ceño miré el reloj y comprobé que eran las dos de la mañana ¿quién sería?

Me levanté del sofá y abrí la puerta encontrándome a Melune apoyado en su brazo musculoso sobre el marco de mi puerta.

—¿Qué quieres? —pregunté entrecerrando la puerta avergonzada.

—¿Está Clady en casa? — me preguntó mientras alzaba la vista por encima de mí buscando a mi amiga.

—¡Sí, estoy aquí!— gritó Clady desde dentro y se acercó hacia nosotros.

—¿Te gustaría dormir en mi casa? — preguntó llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón de deporte— no hay nadie y... — mi amiga no le dejó terminar.

—No, gracias— se negó— me quedaré con mi amiga, me necesita más que nunca— me miró y sonrió.

Me sorprendí y a la vez me extrañé demasiado, me parecía muy raro que no hubiese aceptado aquella petición por parte de su príncipe azul, el chico de sus sueños.

Ella cerró la puerta por mí dejando a Melune plantado en el rellano igual de sorprendido que yo por su respuesta y en cuanto la puerta se cerró, la miré extrañada mientras que ella se estiraba mientras.

—¿Qué? — preguntó cuando me miró de reojo— ¡no me mires como si fuera un bicho raro!— se quejó mientras recogía lo que había sobre la mesa y se las llevaba a la cocina.

—¿Estás bien? — le pregunté finalmente— ¿tienes fiebre? — le coloqué una mano sobre su frente y ella me dio un manotazo.

—¡Claro! — gruñó— ¿por qué? — preguntó cruzándose de brazos.

—Lo has rechazado— imité su gesto— y tu nunca lo rechazarías— alcé una ceja.

—Mi amiga me necesita— contestó mientras se dirigía al salón— tú me necesitas más que él a mí— se rió un poco y sin que dijese más, me acerqué a ella y le di un abrazo—¡Ey, oye! —me apartó de ella sin hacer apenas fuerza— no te pongas así, por una amiga hago lo que haga falta.

Me reí agradecida y ella se unió a mi risa.

Nos dirigimos a mi cuarto y le presté una camiseta de manga corta larga que al ponérsela parecía un vestido, ya que mis pijamas le quedaban grandes.

<<Ojalá tuviera su cuerpo y poder lucirme sin preocupaciones este verano>>

Finalmente entre risas y tonterías dentro de mi cama, nos quedamos dormidas. Mañana sería mi primer día de vacaciones de verano... veremos a ver cómo será.

Como una muñeca TRILOGÍA VENGANZA I [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora