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Narra Melune:

Tras ver a Steny alejarse y cerrar su puerta con rabia, entré a mi casa cerrando la puerta con cuidado a la vez que seguía manteniendo mi mano en la mejilla.
Cada vez que cerraba los ojos recordaba el beso que le di, ese beso, que aunque no lo creáis, hizo que algo en mi cambiara.

Siempre he sido el típico chico guapo, que enamora a las chicas y las lleva a su cama, Clady, por ejemplo, es una chica que siempre que me ve, cae en mis redes.
La verdad, cuando lo pienso, me río de mi mismo, ¿por qué con tanta chica, si no siento nada por ninguna?

Ese beso con Steny, sólo ese beso, ese contacto de labio con labio, su sabor a fresa, sólo eso, me hizo sentir un cosquilleo en el estómago, cosa que con las otras chicas no me pasaba.
Era como si sus labios encajaran con los mios a la perfección, como si fuera la pieza de un puzle que me faltaba para completar mi vida.

Odiaba el echo de saber que estaba saliendo con Siul, también me odiaba a mi mismo por no haberle demostrado anteriormente mis sentimientos cuando era de la otra forma.

Aún recuerdo cuando la vi por primera vez, fue en una reunión de vecinos y ella se sentaba en la última fila de los asientos ocultando su rostro, insegura de si misma, mirando hacia abajo. Cuando levantó la vista, sus ojos se cruzaron con los míos, esos ojos marrón café tan deslumbrantes, me miró con nerviosismo y yo sólo le sonreí.

Una llamada telefónica interrumpió mis pensamientos y contesté.

Yo: ¿Quién?
Isedo: ¡Ey tío!
Yo: ¿Qué quieres Isedo? ¿Qué pasa?
Isedo: Acabo de ver a Steny salir de casa.
Yo: ¿Qué?
Isedo: Iba muy bien vestida.
Yo: ¿Sabes a dónde se dirije?
Isedo: Ni idea, pero no tengo nada que hacer, si quieres, la sigo.
Yo: Avísame cuando sepas su destino.
Isedo: Vale tío, ¡nos vemos!

¿A dónde iría a las nueve de la noche?

Narra Steny:

No podía seguir en casa llorando como una idiota, decidí levantarme y darme una ducha de agua fría para despejarme.

Al salir del baño fui a mi cuarto a vestirme, me puse una camiseta lisa de tirantes de color blanco, unos pantalones cortos de color negro y unas converse blancas, preparé mi bolso y recojí mis auriculares, tomé las llaves y salí de casa.
Bajé por las escaleras y al salir del portal me dispuse a escuchar música, de vez en cuando recordaba aquel maldito beso no correspondido, pero la música me hacía olvidarlo.

¿A dónde iba? Ni idea, sólo me dispuse a caminar.

Por el camino pude diferenciar chiflidos y elogios entre el sonido de la música, pero pasaba de largo.

Seguía caminando.

Finalmente llegué a un parque, respiré hondo y me quité los auriculares, me adentré y seguí caminando, pero esta vez iba disfrutando del paseo.

Llegué hasta un pequeño puente, debajo de el pasaba un pequeño riachuelo, me apollé en la barandilla y miré hacia el agua, pude diferenciar entre ella pequeños peces de colores y los contemplé como si no hubiera un mañana.

Alguien me tapó los ojos por detrás.

-¿Quién soy?- me dijo ese alguien.

Su voz no me sonaba.

-No lo sé- le contesté.

No me contestó, sólo quitó las manos de mis ojos y me di la vuelta.

Era Isedo, ¿qué haría aquí?

-Isedo- dije algo confusa.

Este se abalanzó hacia mi para saludarme con un abrazo, yo se lo devolví, la verdad es que me hacía mucha falta un abrazo en estos momentos.

-¿Qué haces aquí?- le pregunté cuando se separó de mi.
-Estaba algo cansado de estar en casa y salí a dar una vuelta- miró al pequeño riachuelo- ¿y tú?
-Lo mismo- le dije con una sonrisa.
-¡Vaya, qué casualidad!- me dijo casi gritándome.

Las pocas personas que habían por el parque nos miraron asustados.

Yo sólo me limité a sonreír.

-Y...¿qué vas a hacer ahora?- me miró curiosamente.
-No lo sé- me aparté de la barandilla.

Narra Isedo:

Esta chica es demasiado, es tan guapa, tan increíblemente sexy, tiene algo especial, el atuendo de hoy dejaba ver a la perfección algo de su escote y todas las curvas de su cuerpo.

Una musa para mis ojos.

No sabía si avisarle a Melune de que se encontraba en un parque, ahora era yo el quien quería estar con ella.

Cuando me dijo que no tenía nada que hacer, aproveché el momento y le invité a una cena, ella se oponía ante la invitación, pero yo le insistía, no quería perder la oportunidad y finalmente aceptó.

En el poco tiempo que estuve con ella lo pasé increíblemente genial, es una chica increíble, es, es, perfecta.

¿Me estoy enamorando?

Una llamada telefónica procedente de su móvil nos interrumpió, cuando terminó la llamada me dijo que tenía que irse a casa así que me ofrecí a llevarla en coche.

-Me lo he pasado genial- le dije con una amplia sonrisa.
-Yo también- me sonrió.

Aww... esa sonrisa encantadora y sincera.

-Podríamos repetir esto más veces- le sugerí.
-Puede- me sonrió de nuevo.

Giré una calle a la derecha y nos paramos.

-Gracias por traerme- me dijo abriendo la puerta.
-No es nada- le saqué la lengua.

Ella se rió.

Aww... esa carcajada angelical...
Ya basta Isedo, deja de ser cursi.

-¡Nos vemos!- me dio un beso en la mejilla y salió del coche.

Esperé a que entrara en su portal y saqué el móvil.

Melune: ¿Y bien? ¿sabes a dónde a ido?
Yo: He estado dando vueltas y no la he visto, la chica es rápida.

Mentí.

Melune: Creo que acaba de llegar a su casa.
Yo: Bueno.
Melune: De todas formas, gracias tío.
Yo: Nada, nada, ya me devolverás el favor.

Colgué.

-Lo siento tio- dije en voz alta mientras guardaba el móvil en mi bolsillo- No va a ser tuya- arranqué el coche y salí de allí.

Como una muñeca TRILOGÍA VENGANZA I [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora