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"Para mi pequeña:

Sé que es demasiado pronto para avisarte sobre la vida, aún tienes cinco años y te falta por descubrir el mundo que te rodea y quienes los rodean.
No sé cuando me atreveré a darte esta carta o si la encontraras tu o te la dará tu madre, pero quiero que sepas que este tiempo que estabas sola en casa sin nosotros por temas de trabajo, sabía que te entristecía, pero, lo hacíamos para cuidarte.
Espero que esto no afecte a tu futuro, quiero que crezcas sana y fuerte y que puedas enfrentarte a todo tipo de situaciones sin nosotros.
Espero que seas fuerte en momentos difíciles y que no te hundas por nada, mejor dibuja una sonrisa en tu rostro y sigue con tu vida, si te caes, levantate y pégale una patada a la piedra que provocó tu caída y sigue hacia adelante.
No se si estaré presente cuando leas esta carta, pero si fuera así ya te hubiera dado un abrazo para que sepas que tienes y tendrás todo mi apoyo y el de tu madre.
Sólo esto, nada más, me dio un venazo (ya sabes como soy).

Te queremos."

-El mundo que te rodea y quienes te rodean...- repetí en un susurro.

Cerré la carta con un semblante serio y la guardé en un cajón.

-Quienes te rodean...- repetí lo último.
-¿Qué dices?- preguntó Clady entrando a mi habitación.

La miré alzando mis cejas y le sonreí.

-Nada, nada, ¿has terminado de sacarlo todo?- le pregunté saliendo de mi habitación.
-¡Si jefa!- me dijo con un tono burlón.

Hace tres días que Clady se instaló en mi casa, durante esos días no quedé con Siul, ni siquiera me hablaba, pero en ese momento no le di importancia.
Clady dormía en mi habitación en estos tres días y como en casa tenía una habitación llena de cajas viejas con contenido viejo, decidí sacar todo de la habitación y darle su propio cuarto.
Los padres de Clady la ayudaron a subirle sus muebles para completar su nuevo cuarto y yo mientras tanto los dejaba en el salón como pude.

Hoy ella se dispuso a sacar las últimas cajas que quedaban y las dejó todas por el pasillo.

-Las podías haber dejado en el salón- me quejé al ver tanto polvo por el pasillo.
-Pesaban mucho Steny- se quejó esta.

Suspiré.

-Bueno ¿y ahora?- le dije apoyándome en el marco de la puerta observando el interior del cuarto, la verdad, era bastante amplio.
-Hay una cosa que no te dije...- me dijo esta entre dientes.

La miré asustada.

-Mis padres se fueron de nuevo de viaje... osea que... tendremos que meter los muebles nosotras...- dijo con una sonrisa no muy convencida.

Mi rostro empalideció por completo, mis ojos se pusieron como platos y mi boca se abrió en forma de o.

-¿¡QUÉ!?-chillé sin importarme los vecinos.

Me llevé las manos a la cabeza y me fui por el pasillo hasta el salón.
Miré los muebles repartidos por el suelo, todo era un completo desastre y pensar que tenía que meter algo con ese peso era para pegarse un tiro, entonces pensé en Melune.

Joder, ¿por qué coño he pensado en Melune? Bueno da igual, sólo va a ayudarnos, o eso espero.

Salgo de la casa sin decir nada y llamo a la puerta de enfrente, se pudo oír un "¿Quién?" y unas pisadas lentas hacia la puerta, abrió.

-Vaya, ¡qué sorpresa!- dijo mientras abría la puerta de par en par sin quitarme ojo de encima- ¿a qué se debe tu visita?

Me crucé de brazos.

-Necesitamos ayuda, y no sabía a quién recurrir...- cogí aire, la verdad es que estaba algo nerviosa, eran muy pocas veces las que había hablado con él cara a cara- y pensé que tú... podrías...¿ayudarnos?-pregunté lo último porque no sabía si iba a acceder o no.

Este se puso la mano en la barbilla y siguió mirándome a los ojos.

-Hmmm...- pensó en voz alta- ¿para qué necesitáis mi ayuda?

¿Por qué tan preguntón? ¡Solo ven, hazlo y ya está!¡No es tan complicado!¡No pido nada sobrenatural!

-Clady se ha instalado en casa, y no somos las dos juntas tan fuertes como para llevar hacia su habitación tropecientos de muebles- exageré lo último.

Melune sólo se rió a carcajadas.

-Bueno, pero antes, ¿tendré algo a cambio?- apoyó su mano en el marco de la puerta.
-Si quieres algo a cambio, ahí dentro esta Clady para dártelo- señale de espaldas la puerta de mi casa con el dedo pulgar.
-Quiero que me lo des tú- sonrió picaronamente.

Vale, esas últimas palabras hicieron que me temiera lo peor y más con aquella sonrisa.

-¿Qué quieres a cambio?- le pregunté sin rodeos.
-Si os ayudo, después tendrás que venir a mi casa- me dijo aún con esa sonrisa.

No sabía si reír, llorar, uir, ¿por qué esa idea de pedirle ayuda a un vecino pervertido?Joder...no me queda otra.

-Supongo que sabrás llegar hasta mi casa, no esta tan lejos- me dijo chistosamente.

Suspire y alcé una ceja.

-Está bien- dije finalmente.

Como una muñeca TRILOGÍA VENGANZA I [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora