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Había cuatro chicos sin camiseta frente a los ojos de Clady y mios, madre mía, esto parecía un concurso de, de...bueno no importa, sólo estaban ayudándonos.

Tras aceptar la petición de Melune, de ir a su casa después de ayudarnos, cogió su móvil y habló con unas cuantas personas, yo mientras tanto me dirigí a mi casa y aparté las cajas del pasillo para no entorpecerlos.

Vinieron tres hombres y Melune.
Uno de ellos me resultaba familiar, demasiado creo yo, ¿era Eneon?
Me miró a los ojos con cierta duda y sonrió.

-Hola señorita- me saludó cogiéndome la mano y la besó.

Sólo le sonreí algo nerviosa ante su acto y le quité la mano tras el beso.

-¿Su nombre?- me preguntó.
-¿Eneon?¿Melune?- preguntó algo aturdida Clady tras verlos en el salón- y...- señaló a los otros dos chicos-¿vosotros...?
-Soy Dail- se presentó el pecoso.
-Yo Isedo- se presentó también el rubio de ojos grises.

Se acercó a ellos y les saludó dándoles un beso en la mejilla.
Después se acercó a mi y se puso a mi lado.

-Yo soy Clady y esta es mi amiga Steny- les dijo con una amplia sonrisa.

Yo solo sonreí al igual que ella.

-Encantada- les dije abriendo la palma de mi mano en forma de saludo.

Estos sonrieron, todos estaban mirándome, pero el que más Eneon.

-¿Steny?- dijo aún con los ojos como platos.
-¿Ya no la recuerdas?- preguntó Clady en mi lugar.
-¿Eres aquella chica de la fiesta?- preguntó aún atónito.
-A la que intentaste besar a la fuerza, si esa- dijo Clady frunciendo el ceño.
-No...no...- fue lo único que dijo.

Los demás no sabían de lo que estábamos hablando, sólo se limitaban a mirarnos con cierta duda.

-Chicos, podéis empezar a llevaros los muebles- señalé donde estaban todos.

Estos sonrieron y se dirigieron hacia ellos, Eneon aún seguía sin creerse que era yo y Melune de vez en cuando me miraba algo curioso, pero cuando me chocaba con sus ojos me sonreía.

-Oye, ¿te gusta Melune?- me preguntó en voz baja.

Mi cara se entremezcló entre decepción ante lo que pensaba y espanto.

-Por favor Clady, ya estoy con Siul, ¿cómo piensas que me puede gustar?- le dije llevándome las manos a la cabeza.
-Veo que te mira con deseo- dijo esta algo celosa.

Yo me limité a reír a carcajadas y Clady aún seguía en el sitio, de vez en cuando se reía, pero se contenía.

-Es todo tuyo tranquila- le dijo posando mi mano en su hombro.

Esta finalmente acabó riéndose.

Y allí estaban, saliendo de la habitación y entrando al salón a por otro mueble más, hubo un momento en el que se quitaron las camisetas delante nuestra y Clady chifló.

Esta tipa está loca, pero la quiero.

Los chicos se sonrojaron y yo solo me limité a sonreír.

Nueve de la noche, y solo faltaba un armario, mientras que lo colocaban me limité a barrer el polvo del salón y el del pasillo.
Clady cogió sus cosas de mi habitación y la llevo a la suya dejándolas esparcidas por el suelo.
Les ofrecí a los chicos unas toallas para que se secaran el sudor y estos sin rechistar las aceptaron.

-¿Queréis algo de beber?- les pregunté una vez que cada uno tenía su toalla.
-Si por favor, me deshidrato- exageró Eneon.

Los demás solo se limitaron a asentir a la vez que le decían que era un exagerado.
Preparé limonada, fresquista y refrescante y les ofrecí un vaso a cada uno.

-Que bien sienta- dijo Isedo hincando sus ojos grises en los mios.
-Y bueno... ¿qué hiciste para cambiar... así tan...de repente?- me dijo Eneon.
-Eres un entrometido- se quejó Melune.
-No, si es sólo curiosidad...- dijo mirándome de arriba abajo.
-La curiosidad mató al gato Eneon- dijo Dail.
-Pero...- dijo este aún insistiendo.
-Sólo deporte- le respondí finalmente.

Se hizo el silencio.

-Cuando quieras quedamos y vamos a correr juntos- me ofreció tímidamente Isedo.
-Cuenta conmigo si quieres también- dijeron Dail y Eneon al unísono.
-Bueno chicos, tranquilos- me reí- ya os avisaré- y les sonreí.

Pude notar perfectamente cómo los tres se pusieron rojos y Melune me miraba algo celoso.

Finalmente sobre las once de la noche se fueron de casa y Clady tras ellos, resultó que había quedado con uno de ellos, y yo, sin darme cuenta, en fin, así es ella.

Una vez sola, me fui con el pijama puesto, sólo iba a la casa de enfrente ¿para qué cambiarme?

Llamé al timbre y al instante se abrió la puerta.

-Pensé que no cumplirías con tu palabra- dijo Melune.

Como una muñeca TRILOGÍA VENGANZA I [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora