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Al mirar por la mirilla, comprobé que era el pizzero, un chico de pelo negro con ojos azul oscuro, ya que, la poca luz que había en el portal, me hacía verlos así.

Abrí la puerta y recogí la pizza cuando me la tendió, la dejé en la mesa que había al lado de la puerta y mientras que buscaba el monedero para pagarle, vi de reojo que el chico aún seguía sonriéndome.

<<Le va a doler la boca de tanto sonreír>> pensé.

Una vez que le pagué, este me dio una nota y se despidió.

—¡Que aproveche! —dijo mientras que bajaba las escaleras.

Dejé la nota encima de la mesa sin hacerle caso e iba a cerrar la puerta, cuando apareció Clady empujándola antes de que la cerrase y cerró ella por mí.

—¡Tía, tía, tía! — me dijo emocionada.

La miré mientras que abría la caja y cogía una porción para pegarle un bocado. ¡Bendita sea la pizza!

—¡Ese Melune es una fiera en la cama! — dijo extasiada.
—¿Ya te lo has follado? — pregunté sin interés.
—Sólo he mantenido una relación sexual con él— me rectificó con otras palabras aunque significaran lo mismo.
—¿Contenta? — le pregunté mientras que encendía la televisión con el mando a distancia.

Esta me quitó el mando y apagó la televisión, yo puse los ojos en blanco y en cuanto la vi sentarse al lado mía, supe que me iba a contar con detalles lo que había sucedido y no quería oírlo.

Una vez que terminó su descripción del momento con detalle, cogió una porción de pizza mientras que se hacía un moño alto y miró distraída hacia la mesa que había al lado de la puerta, vio la nota que me dio el chico de la pizza y se levantó con el ceño fruncido curiosa. Cuando llegó de nuevo a mi lado, abrió la nota la cual ya había olvidado y se sorprendió.

—Tía, ¡un número de teléfono! — exclamó mientras me lo enseñaba— ¿de quién es? — preguntó curiosa.
—Del chico que me trajo la pizza— contesté sin darle importancia.
—¿Y no le llamas?, ¿no le vas a escribir ningún mensaje? —preguntó mientras se sentaba a mi lado.
—No— me encogí de hombros.
—Qué sosa que eres hija— resopló disgustada.
—Ya me conoces— sonreí.

Esta me tiró un cojín en la cara haciendo que mi porción de pizza se cayera al suelo.

—Mañana te vas a venir conmigo de fiesta, quieras o no— me dijo seriamente.

Suspiré, no me gustaban las fiestas y no era por la música alta y por el alcohol, si no, por ver a la gente muy junta y pegada una con otra; me hacía recordar lo sola que estoy.

—Venga Steny— me animó — no me apartaré de ti ni aunque vea algún tío bueno— aseguró.

Yo me reí a carcajadas, ni ella misma se creía lo que me acababa de decir. Esta me acompañó entre risas.

—Vale, creo que con esto último me he pasado— dijo mientras se secaba una lágrima provocada por la risa— pero haré todo lo posible para que te lo pases bien— me dijo muy segura de sí misma.

Admiraba a mi amiga por esa manera que tenía de sacarme una sonrisa cuando estaba mal por el mismo asunto de todos los días y por querer animarme a su manera mediante fiesta y alcohol.

No hice otra cosa que abrazarla y llorar en su hombro por la felicidad. Soy muy sensible por todo, incluso cuando estoy furiosa me pongo sensible.

—Bueno ahora cuéntame— me palmeó la espalda— ¿qué ha pasado esta mañana?— preguntó mientras que me limpiaba con su pulgar una lágrima que caía por mi mejilla.

Finalmente, tras tranquilizarme, comencé a contarle lo que sucedió.

Como una muñeca TRILOGÍA VENGANZA I [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora