7

256 18 6
                                    

-¿Estás bien?- me preguntó dejando la botella de cristal (lo que quedaba de ella) en una mesa que había cerca.
-Eh...- pensé en voz alta- Si, gracias.
Estaba dispuesta a irme de ahí, pero noté como una mano cogió de la mía.
Suspiré, ¿por qué a mí? pensé.
-Oye...- me dijo el chico.-¿Querrías venir conmigo a un sitio más tranquilo?- me preguntó algo ruborizado.
Me quedé mirándole fijamente a los ojos sin creerme su pregunta, pero pareció ser que él lo tomó como un si y me llevó con él ¿a dónde? ni idea, pero lejos de la gente seguro.

Atravesamos toda la muchedumbre que había en el interior de la casa hasta llegar a la salida, me llevó a la parte trasera de la casa, había una piscina intacta y no había nadie.
Me soltó la mano y me miró a los ojos.
-Me gustas.
Me lo soltó así porque sí, sin conocerme, sólo de vista.
-¿Qué?- pensé en voz alta.
-Que me gustas.- volvió a decirme.
-No...no me lo creo.- le dije finalmente.
Se le notó en la cara que mi respuesta no fue de su agrado.
-Ya...ya se que fue repentino, pero, es verdad.- me contestó haciendo pucheros.
Mierda, los pucheros me dan risa y al verlo así no puse aguantármela y me reí a carcajadas.
-¿De qué te ríes?- me dijo disgustado.
-Lo...lo siento, es que los pucheros me provocan la risa.- me justifiqué mientras que me secaba una lágrima.
Este me miró con cara de "estás de broma", pero se rió también.

Nos sentamos en un balancín que había al lado de la piscina y estuvimos hablando de nosotros, nunca pensé que me llegara a caer tan bien la verdad.
Se llamaba Siul, tenía 21 años y trabajaba en varios sitios por lo que pude comprobar yo sola.
No se cómo, pero en esa noche se ganó toda mi confianza y le conté mi problema, mi gran problema, el de dejarme utilizar y él no daba crédito, pero al verme llorar mientras que se lo contaba pensó todo lo contrario y me creyó. También me contó las relaciones que tuvo, me dijo que estuvo con una chica de fuera y le dejó porque encontró a otro mejor que él, a partir de esa relación no tuvo ninguna otra y además él mismo me dijo que no lo consideraba como una relación vivida porque fue todo por una red social y eso no fue nada para él.
Estaba en las mismas condiciones que yo, sólo que yo no he tenido pareja ni por por redes sociales y ni real, no había tenido tanto contacto con ningún chico, él no se lo creía, pero yo le decía que era verdad.

-Sigo sin creérmelo.- me dijo con los ojos como platos.
-Créelo.- le dije con una sonrisa triste de medio lado.
-Imposible.- insistió.
-Te digo que si.- insistí más.
-Pero ¿por qué?- me preguntó aún sin entenderlo.-Si eres guapísima y tienes un tipazo...- me miró de arriba abajo, yo hice el intento de taparme y este se rió.

Se hizo el silencio, se oían los grillos cantar por los alrededores y el poco viento que hacía, acariciaban el rostro de ambos.

-Qué calor.- dijo este mientras que se quitaba la camisa.
La verdad es que si hacía mucha calor, pero no tanta para que se quitara la ropa y se quedara en bóxer y espera, ¿se metía en la piscina?

-Oye, sal de ahí.- le regañé mientras me acercaba al borde de la piscina.
-No pasa nada, si no alzaras tanto la voz no nos pillarán.

Espera, ¿pillarnos? me voy.

-Bueno, te dejo solo, disfruta de tu baño.- le dije alejándome de ahí.
-Jo venga vamos, vente y refréscate un poco.- me dijo de nuevo con pucheritos, de nuevo me volví a reír.
-¿Ves? te hice reír, métete como recompensa.- me dijo mientras se echaba el pelo mojado hacia atrás.

Y ahora a pensar, puedo confiar algo en él, pero no del todo, y hoy iba a pasármelo bien, iba a ser mi noche.
No hay nada más que pensar, ¡voy a mojarme! nunca mejor dicho.

Me acerqué a una silla y me senté para quitarme los zapatos, después procedí a quitarme el vestido con cuidado y finalmente me quedé en ropa interior.
Este me chifló.

-¡Que cuerpazo!- exclamó.
-¡Cállate!- le ordené ruborizada mientras bajaba las escaleras de la piscina.
-Vale, vale, no te enfades.- me dijo riéndose.

Me metí poco a poco dentro de la piscina, el agua estaba helada, pero el calor que hacía era insoportable y merecía la pena darse un baño.
Vale, ya estoy dentro, ¿ahora qué?
Sólo me dispuse a nadar tranquilamente y una vez que ya estaba en mi temperatura corporal perfecta buceé hacia Siul que permaneció sentado en el tercer escalón mientras que me contemplaba.

-¿Qué, no nadas?- le pregunté sentándome a su lado.
-¡Claro!- me respondió.
Hizo una vueltereta mal echa dentro del agua y al salir se rió, yo me uní a él, se acercó a mí y me cogió de la mano, me llevó con él poco a poco hasta el fondo de la piscina donde yo no daba pie, pero él si, me estaba ahogando.
-Agárrate a mi.- me dijo sujetándome de la mano fuertemente.
Yo sólo me abracé a él sujetándolo con mis piernas cual koala en un árbol y lo miré vergonzosamente a los ojos.

Como una muñeca TRILOGÍA VENGANZA I [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora