Hey, viejo amigo

Cinco

Hey, viejo amigo.

Debo decirte que no dejo de darle vueltas a lo que pasó en aquella fiesta. A como me gritaste para besarme luego, y como yo no te detuve después.

¿Por qué no lo habré hecho?

No he dejado de pensar en ello, porque incluso ahora no consigo comprender como me siento.

Pensé que quizás, si te veía a los ojos, eso podría servir de algo para ayudarme a entender esto.

No hace falta que te recuerde que mis ideas nunca son buenas.

No sé que fue lo peor.

Si la forma en la que me miraste, con todo ese odio en tus ojos, cuando me topé contigo. O la forma en que me quedé congelado, sin saber que decir cuando lo hiciste.

Aunque tal vez lo peor haya sido cuando llegó aquella amiga tuya y me tiró aquel libro para que me alejara.

No puedo culparla pero creo que fue demasiado, aún me duele la cabeza.

No sabía que hacer, ni que pensar, si no podía ya ni hablar contigo ¿entonces como se suponía que encontraría una respuesta?

Tal vez haya sido una mala idea, pero decidí buscar una respuesta en Natalia.

Y la obtuve.

Pero, ¿por qué siento que he cometido otro error?

Tu viejo amigo.