Hey, viejo amigo

Diecisiete

Hey, viejo amigo.

Antes que nada me gustaría decirte algo importante: ¡Feliz cumpleaños! O al menos eso te diría si quisieras hablarme.

Admito que es algo raro pasar un día tan importante lejos de ti. En especial cuando, hasta el año pasado, siempre planeábamos estas fechas como si fuéramos los únicos que las festejaran.

Extraño esos días.

Pero eso no importa, lo que más me interesa saber es ¿te ha gustado tu regalo?

Lo confieso, he estado demasiado nervioso, tanto que Max pensaba que en cualquier momento podría desmayarme. ¿Pero puedes culparme por dudar después de todas esas veces que rechazaste mis disculpas? Tenías tus motivos, lo sé, y aún los tienes por lo que realmente temí que destrozadas el regalo.

Pero cuando te vi abrir tu casillero y encontrar la caja en vez de enfado tu rostro expresó asombro, o al menos eso distinguí desde mi escondite, y cuando la abriste y viste lo que había dentro la  sonrisa que iluminó tu rostro fue todo lo que necesitaba para sentirme contento.

¿Te ha gustado la cámara que compré? Cuando la vi en la tienda supe que te iba a encantar.

Recuerdo muy bien lo mucho que amas la fotografía y, aunque no lo creas, de hecho conservo con mucho cariño todas las fotos que nos has tomado cuando aún solíamos hablar.

Es que, ahora que tú no estás, son lo único que me queda de aquellos buenos tiempos.

Como sea, me hubiera encantado seguir viendo tu sonrisa pero tuve que irme antes de que intentaras descubrir quien te había dado la cámara. Llámame paranoico, pero tenía mis razones para sospechar que si sabías que era yo me la lanzarías por la cabeza.

Fue por eso que la firmé como "un amigo". Porque para mi nunca dejaremos de serlo.

Y verte feliz era todo lo que quería.

Tu viejo amigo.

PD: Te escribo incluso en clases, ¿puedes creerlo? Bueno, hablarte siempre será mejor que Química, incluso si nunca respondes.