Cincuenta y ocho

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Durante el primer segundo me quedo inmóvil, a la espera de que Chris me aparte o diga algo para que me detenga, pero no lo hace. Contengo las ganas de celebrar por ello porque eso significaría apartar mis labios de los suyos y acabar con esta increíble sensación. ¿Por qué no habré hecho esto mucho antes?

Lamentablemente para mi, antes de que pueda profundizar aún más el beso Chris se aparta para tomar aire. Observó que su respiración está agitada y sus labios un poco hinchados mientras me mira sorprendido. Cuando se da cuenta de lo que acabamos de hacer un leve sonrojo aparece en sus mejillas. Me parece tan tierno que quisiera lanzarlo a la cama para besarlo de nuevo, pero eso podría ser doloroso. Odio este maldito yeso.

—Wow —es lo único que dice sin apartar sus ojos de mi.

Contengo el impulso de reír y, en vez de eso, sonrío. Pareciera que ahora toda la tensión se ha desvanecido como por arte de magia. Ya no me siento nervioso en lo absoluto —¿como podría después haberlo besado?—, lo que es genial porque me da confianza para volver a hablarle como antes.

—¿Ahora es más fácil o quieres que lo haga otra vez? —bromeo tentando a mi suerte.

Él me lanza una mirada mordaz y luego rueda los ojos, pero un pequeño destello de una sonrisa se asoma por sus labios. Es entonces que estallo en carcajadas.

—Eres un torpe —comenta el castaño divertido, negando con la cabeza.

Pues te gusta un torpe entonces, quisiera decirle. Pero estoy seguro de que con eso me ganaría un golpe. Además, no creo que estemos tan bien como para llegar a eso, por lo que decido darle mi mejor sonrisa. Una de alegría pura, como las que ambos solíamos tener cuando jugábamos juntos de pequeños. Hace tanto que no me sentía así, se siente bien volver a la normalidad con Chris.

Por supuesto, lo del beso no es lo "normal" pero creo que podría acostumbrarme. Después de un par más quizás...

Cuando por fin ahogo las risas, la habitación se sume nuevamente en el silencio. Chris me observa con detenimiento y, por mucho que me moleste, no puedo decir que se que pasa en este momento por su cabeza. Espero que solo cosas buenas. Cuando se hace evidente que ninguno hablará abro la boca para decir algo pero el me gana de improviso.

—Lamento haber salido corriendo aquel día —dice haciendo una mueca.

Yo frunzo el ceño, pero cuando comprendo a que se refiere me apresuro a renegar.

—No tienes nada de lo que disculparte Chris —le aclaro, luego revuelvo un poco mi cabello — Sé que no fue el mejor modo de decírtelo, solo quería que me creyeras, yo...

—¿Puedes callarte un segundo? Trato de disculparme contigo West —me regaña él rodando sus ojos, aún así parece estar divertido. Se cruza de brazos —Tienes razón, no fue la mejor idea, pero amos sabemos que eso de las ideas no es precisamente lo tuyo ¿no? —pregunta con gracia, yo río pero antes de que pueda responder el vuelve a hablar, ahora con una sonrisa triste — Aún así, no debí haber salido corriendo de ese modo, no cuando tú tuviste el valor para hacer una locura como esa. Creo que solo estaba asustado, cuando supe  lo que sentías, que yo... te gustaba, recordé todo lo que pasó cuando dejamos de ser amigos, todo el dolor que me causó que te fueras. Eso me destrozó —admite bajando la mirada.

Me siento tan mal en este momento. Desearía poder abrazarlo, hasta que cada una de las partes en las que lo rompí cuando cometí todas estupideces estén unidas otra vez. Quisiera poder demostrarle lo mucho que me arrepiento por lo que he hecho, pero cuando intento acercarme el con un gesto me indica que espere un momento.

—Creo que yo... sólo no podía pensar en volver a pasar por algo como eso, me aterraba esa simple idea. Por eso no quise aceptarlo —explica y veo como aprieta los puños cuando su mirada se dirige a mi brazo —. Pero si lo hubiera hecho tal vez no te habría pasado esto, quizás habría...

Hey, viejo amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora