Hey, viejo amigo

Cuarenta y siete

Hey, viejo amigo.

Recuerdo como antes de que todo esto pasara, siempre te repetía la promesa de que por nada del mundo ibas a dejar de ser mi mejor amigo. Ahora me siento terrible porque al final rompí esa promesa por una estupidez, pero en cierto modo, ahora que sé lo que siento por ti me alegra.

Porque ya no estoy satisfecho con que sólo seamos amigos, no cuando lo que siento por ti es más fuerte que eso. Y porque ahora hay alguien más a quien puedo llamar amigo y que sé que siempre me soportará.

¿Ya sabes de quién hablo, no? Seguro que sí, después de todo conoces bien a Max.

Sabes que es especial. De hecho es tan especial que, cuando le conté que me había dado cuenta de que me gustabas. Alzó los brazos hacia el cielo y se puso a bailar gritando "¡Por fin!".

¡Y lo hice en plena clase de Química!

Lo castigaron por supuesto, y a mi también por estar junto a él, pero aún así no pude enojarme con él. No después de todas las veces que me había apoyado.

Después de todo, tener un mejor amigo implica apoyarlo en sus locuras. Eso es algo que tú y yo sabíamos bien.

Pero eso no es todo, obvio que en detención me preguntó que planeaba hacer ahora que entendía mis sentimientos y yo le dije la verdad. No tengo la más mínima idea. Y pensé que el iba a enfadarse conmigo, pero no lo hizo.

"No te preocupes, tengo un plan." Fue lo que dijo. Y aunque me asusta un poco saber que planea, no puedo decir que no me alegré saber que cuento con él.

Me alegra que seamos amigos.

Tu viejo amigo.

¿Que plan tendrá Max ahora? Ni siquiera yo lo sé.
Cada vez falta menos para el final, ¡pero no se angustien eh! Que aún falta para que termine esta historia.
Los leo luego.