Hey, viejo amigo

Dieciseís

Hey, viejo amigo.

A veces creo que, aún cuando ya no quieres ni verme, sigues dándome ánimos para no decaer del mismo modo en que lo hacías antes.

Verás, hoy he pasado un mal trago después de la escuela pero si lo he sobrellevada ha sido gracias a ti.

Quizás no lo sepas (o al menos es lo que espero) pero ya han regresado a la escuela los otros amigos de Natalia, y ellos son, quizás, lo que más detesto de ella.

Tuve la mala suerte de encontrarme con ellos cuando estaba saliendo, verlos me recordó todo por lo que me hicieron pasar. Alejarme de ti, molestarte a ti y a otros pobres chicos sin poder hacer nada para detenerlos, lastimarte... Sé que en parte es mi culpa, yo no hice nada para detenerlos hasta que fue tarde pero, joder, no por eso dejan de ser unos imbéciles.

Cuando me vieron quisieron saber porque ya no me les acercaba y yo les dije la verdad, que no quería saber nada de unos idiotas que disfrutan molestando a otros.

No les agradó la idea.

Creo que podrían haberme aplastado de no ser porque un profesor pasó por allí y se detuvieron. Y como bien sabes, soy algo torpe, así que no tuve mejor idea que aprovechar para amenazarles.

Les dije que si seguían actuando como idiotas con los demás iría con el director y le diría todo lo que sabía que habían hecho. Parece que eso los asustó.

Sé que estoy jugando con fuego pero ya no quiero ver como siguen lastimando a otros, y ya no quiero que vuelvan a lastimarte a ti.

Como sea, si después de eso estuve de buen humor fue por ti, porque he ido a comprar tu regalo. Ya no puedo esperar por mañana, ojalá lo aceptes.

Sé que si no es así no lo soportaré.

Tu viejo amigo.