Hey, viejo amigo

Veintinueve

Hey, viejo amigo.

No he dejado de hablar con Max estos últimos días, tratando de pensar en alguna forma de volver a caerte bien.

No puedes culparme por intentarlo, después de todo lo que he hecho, todo por lo que hemos pasado y que tu me perdonaras por ello, es normal que quiera que seamos amigos otra vez.

Porque aunque sea más de lo que esperaba, no es suficiente que vuelvas a mirarme a la cara y a hablarme de vez en cuando. No cuando lo que quiero es poder hablarte a ti siempre que quiera, no cuando quiero que otra vez confíes en mí.

Pero es difícil, y no somos los mejores haciendo planes. De hecho, creo que deberíamos escoger mejor los momentos en los que hablamos de ti.

Quizás de ese modo tu amiga, Andrea, no se habría enterado de lo que planeamos.

Estaba furiosa, juro que parecía que iba a darle un ataque. Nunca le he tenido tanto miedo a una mujer desde que mi madre nos perseguía cuando dejábamos manchas de barro en la alfombra de la sala.

Tan pronto supo que quería volver a ser tu amigo se ha puesto a gritar como loca y a decirme que no tenía derecho. Sé que era la verdad, lo acepto, pero no hay modo de decir algo como eso sin que duela. Estoy seguro de que ella lo sabía.

Luego se puso a decir que no sabía que había pasado por tu mente para que me perdonaras. La realidad es que yo tampoco lo sé.

Me dijo que me alejara de ti, que sólo volvería a arrastrarte a más problemas.

Me duele admitir que quizá tenga razón.

No sé qué hacer, quiero volver a ser tu amigo pero tengo miedo de volver a arruinarlo todo, del mismo modo que hago siempre.

Es tan difícil elegir entre lo que me haría bien y lo que te haría bien a ti.

¿Que voy a hacer?

Tu viejo amigo.