P.O.V. ALEXA
Vuelvo a abrir los ojos por no se cuanta vez. Esta vez es diferente, no hay nadie alrededor. Intento ponerme de pie pero me doy cuenta que estoy esposada en la pared. Me dejo caer en el suelo cansada. Miro a mi alrededor para ver algo con lo que pueda escapar.
Esto es como una habitación de piedra entera. No hay ventanas, ni camas, ni sillas... Solo está lo de la pared no hay nada más. Veo como una gran puerta de hierro se abre y entra el mismo hombre del aparcamiento.
-Mira, mira, mira a la princesita. -dice acercándose a mí, pone su rostro enfrente de mí y aparto la cabeza para no oler su fétido aliento- Veo que estás despierta -se aleja dando cortos pasos- Mejor así sirves más.
-¿De qué hablas? -mi voz suena demasiado grave y noto como me duele la garganta al hablar.
-¿No me digas que no sabes quien eres?
-Pues claro que sé quien soy. Me llamo Alexa y vivo con mis padres adoptivos.
Noto como empieza a reír y me confunde. ¿Por qué se ríe?. Definitivamente este hombre está loco.
-Bueno pues Alexa. No vas a salir de aquí por que yo sé quién eres gracias a ese collar tuyo. Te necesito para poder volver con mi familia.
-¿Para qué te sirvo yo para volver con tu familia?
-Por que me van a dar muchísimo dinero por tí y podré salir sin cargos si te quieren tener viva. Ya no voy a hablar más. ¿Quieres algo de comer o beber?
-No.
-Genial, no vayas a salir por la ventana -dice sarcástico y sale de la habitación cerrando con llave.
Me dejo caer la cabeza contra la pared e intento volver a dormir ya que otra cosa no iba a poder hacer.
P.O.V. ALEX
Miro a los coches que están enfrente de mí deseando que aceleren aún más la velocidad. Cada segundo que pasa Alexa lo podría estar pasando mal.
Alicia decidió quedarse en la casa. No quería ser un estorbo al estar en el mismo lugar que aquellos hombres. Podría pasarle algo a ella y tendríamos que dividir las fuerzas.
Nos alejamos de la carretera y empezamos a ir por un camino de tierra que parece que no lleva a ningún lugar. Los coches empiezan a parar y me obligo a parar a mí mismo. Bajan todos de los coches y empiezan a decidir quién se ocupará del asalto, la escapada, las entradas... A lo único que hecho cuenta es por donde entrar y por donde salir con Alexa para que no le ocurra nada.
Todavía me sigo culpando a mí mismo de todo lo que ha ocurrido. Todo por que decidí haber ido a por la maldita limonada. Si hubiera ido al servicio de hombres que estaba enfrente no habría ido al aparcamiento y podríamos haber pasado la noche bailando.
Se ponen en marcha otra vez y esta vez voy con el grupo que hacen el asalto. Al llegar al castillo bajamos todos de los vehículos y de los maleteros empiezan a sacar armas. Cojo la PP-19 de entre todas las M416 y francos. Saco mi pistola de mano y me la guardo en la cintura por dentro del pantalón. Estaba listo para la entrada y no iba a salir sin la princesa agarrada a mi mano.
-Todos venid. -dice uno de los agentes y nos ponemos todos en círculo. Saca un mapa en el que tiene muchas rutas marcadas.- La marca del móvil hace estas rutas una y otra vez. Creemos que ella está aquí -dice señalando una sala por la que solo hay una entrada y no da a ningún lugar del exterior.- Suele estar parado siempre durante un rato y luego siempre se pone a hacer movimientos alrededor. El plan es que ustedes -señala a un grupo que tienen francos- os vais a poner a vigilar desde la distancia a todas las salidas. Los demás vamos a entrar y dejar el camino libre a Alberto para poder sacar a la princesa.
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Yo ¿una princesa? y tú ¿mi guardaespaldas?
RomanceNunca pensé que yo sería alguien especial. Es más yo me sentía como la típica chica que vivía en una casa con sus padres adoptivos, una mejor amiga y una vida normal por delante. Quién me hubiera dicho a mí que era una princesa y aún menos que el ch...