Capítulo 44

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-¡Alexa es el día! -un grito me hace despertar y la miro con los ojos entrecerrados. Ahí estaba mi mejor amiga con su maleta de maquillaje y peluquería.

-Cinco minutos más -le digo bufando y ella me quita las sábanas y me tira de la cama.

-Siéntate voy a quitarte esa cara de muerto viviente y esos pelos de loca.

   Me siento en la silla y me miro al espejo. Ella con mucho mero empieza a maquillarme y cuando me ve lista me ondula el pelo para que tenga más volumen. Cuando termina después de una hora me coloca la diadema de color plata y aplaude.

-Me han dicho que cuando estuvieras maquillada y peinada avisara. Te traeran el vestido -empieza a saltar ilusionada mientras que toca las palmadas.

-¿Sabes algo de Alberto? -pregunto mientras que me levanto de la silla. Al fin no siento ese dolor.

-No. Pero Pablo estará con él ya me contará como está. -asiento sin decir nada y abro la puerta ya que habían llamado.

-Señorita su vestido -dice Pablo con una sonrisa y le abrazo.

   Lucía salta a sus brazos en el momento que cojo la percha del vestido empaquetado y le da un beso en los labios. Me doy la vuelta y me voy al baño a ponerme el vestido.

   En el momento en que lo abro mis manos recorren la tela. Me encantaba este estilo de vestido con volumen a partir de la cintura.

   Lucía aparece atrás mía y exclama de emoción. Lo coge y me hace desnudarme hasta quedar en ropa interior.

   Me lo coloca y me ayuda a ponerme los zapatos. Cuando estoy lista me coge de la mano y me lleva al espejo con ella detrás de mí.

-Me encanta -digo pasando mis dedos por la suave tela con cuidado.

-Es muy bonito -dice con los ojos brillantes emocionada.- Nos vamos.

   Le agarro de la mano y salimos de la habitación para bajar a la entrada donde mis padres esperaban. Cuando empezamos a bajar las escaleras todos los que estaban allí nos miraban con una sonrisa.

   Llegamos abajo y mi madre me abraza sonriente. Mi padre me abraza y cuando nos separamos mira a mi madre.

-No me puedo creer que se case en el año que la traemos de vuelta -dice mi padre y mi madre ríe.

-Nos vamos. Alberto está en la iglesia ya. -dice mi madre mientras que salimos hacia afuera y nos metemos en la limusina todos.

-¿Cómo está? -le pregunto y ella ríe.

-No le e visto nunca tan nervioso -río y el coche se pone en marcha

   Todo el camino estuve estrujando mis dedos nerviosa. El camino se me hacía eterno y parecía no tener final la carretera. En el momento que diviso la iglesia con las puertas llenas de cámaras mi nerviosismo no podía aumentar más.

-Alexa nosotros salimos antes y te esperamos en la iglesia dentro. -dice mi madre y mis padres salen del coche.

   En el momento en que caminan hacia la iglesia los flashes de las cámaras no se quedaban atrás.

-No estés nerviosa -me dice Lucía agarrando mi mano y entregándome el ramo de las flores con los detalles azules.

-¿Salimos? -pregunto con una sonrisa y ella abre la puerta de la limusina y me ayuda a salir.

   Las cámaras empiezan a hacer fotografías pero yo solo podía fijarme en la entrada de la iglesia. Habían puesto una tela para que él no me viese salir del coche y las cámaras no hicierna fotos ya en su interior.

   Nos paramos enfrente de la tela y cierran las puertas. La música empieza a sonar y yo solo quería estar allí.

-Vamos -dice ella con una sonrisa y yo asiento.

   Ella abre las cortinas y ambas empezamos a caminar al interior. En el momento que me fijo al final del pasillo veo a Alberto con una sonrisa de oreja a oreja mientras que me mira.

   Llegamos al pasillo de los asientos y Lucía se queda quieta ya que ese camino tenía que hacerlo sola. Con los nervios a flor de piel empiezo a caminar hacia él. Toda las personas que estaban alrededor sonreían mientras que nos miraban a ambos.

   Cuando estoy a solo dos pasos de él me entrega la mano y yo se la cojo sin pensármelo dos veces.

-Estás guapísima -me dice al oído y yo sonrío.

   El cura nos hace callar y empieza la ceremonia.

   En resumen de la ceremonia, ambos estuvimos todo el tiempo jugando con los dedos del otro al tener las manos cogidas mientras que el cura daba su charla.

-Puedes darle el beso a la novia -dice el cura sonriente y Alberto en el momento que lo dijo me besó.

   Toda la gente aplaudía y gritaba mientras que el mantenía sus manos en mi cintura. Ambos miramos a la gente que sonreía y empezamos a andar hacia afuera. Justo al llegar al exterior las cámaras empezaron a hacer fotos y tiraron arroz.

   Ambos empezamos a acelerar y nos metimos en el coche riendo. El que lo manejaba puso rumbo al lugar del convite con toda la tranquilidad del mundo.

-¿Te ha molestado? -dice él mientras que coloca su mano en mi estómago.

-No. Estoy perfectamente. -le digo y le beso. Él ríe y me sigue el beso. Ahora éramos marido y mujer y yo no podía ser más feliz.

   Al separarnos vimos los dos el castillo. El convite iba a ser en una sala. Justamente en la sala donde se iba a hacer la fiesta de bienvenida.

   Después de que llegaran los invitados todos nos pusimos a comer y beber. En el momento del baile él cogió mi mano y me llevó a la pista. Coloco sus manos en mi cintura y yo pasé los brazos por su cuello. Ambos nos movíamos tranquilos disfrutando del  momento. Luego vimos más parejas uniéndose y seguimos bailando.

-Soy muy feliz -dice él en mi oído y luego colocando un beso en él.

-Yo también -digo riendo.

   Toda la noche se basó en eso bailar y bailar. Cuando vimos que ya era muy tarde decidimos marcharnos. Él cogió mi mano y sin decir nada nos montamos en el coche y nos marchamos de allí.

   Él se colocó en el asiento de conductor y yo a su lado.

-¿A dónde vamos? -le pregunto mientras que acomodo mi vestido.

-A nuestra casa. -dice sonriendo y se mete en la autovía, todo el camino estuve mirando por la ventana escuchando música y él a veces colocaba su mano sobre la mía. Cuando llegamos bajamos ambos del coche.

-Espera -dice él y me doy la vuelta. Le echa el seguro al coche y al llegar a mí me coge en brazos.- No podemos entrar en la casa siendo marido y mujer por separado. -dice riendo y abre la puerta.

   Ambos entramos en la casa y empieza a subir las escaleras conmigo en brazos.

-Te vas a caer -digo riendo y él niega.

-No -dice riendo y llegamos a la planta de arriba.

   Se mete en nuestra habitación y por un momento me fijo en la habitación de enfrente y en su cuna que descansaba en el centro.

   Él empieza a besarme en los labios y me tumba en la cama y él después de mí sin separar sus labios de los míos.

   Ésta era nuestra primera noche casados y no podía ser mejor.

Yo ¿una princesa? y tú ¿mi guardaespaldas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora