Prometida... Estaba prometida. ¿Cómo es que no me dijeron nada? ¿La fiesta era para presentármelo en público? ¿Qué pasaría con Alberto?
Miro a mis padres que están sin habla. Mi prima no sabía qué hacer y se notaba que estaba nerviosa. Giro hacia Lucía y sin decir nada me asiente para que yo me marchase de allí sin ella. Antes de que mis padres me dijeran algo salí corriendo.
No sabía adonde iba pero sí que estaría lejos de ellos durante un tiempo. Cada pasillo me resultaba cada vez mas reconocido y acabé enfrente de la puerta de Alberto. Pongo la oreja en la puerta para oír si hay alguien pero nada...
Me alejo de la puerta y vuelvo a salir corriendo. Esta vez no reconocía ningún pasillo, solo corría para huir de mi destino. Me metí en la primera puerta que ví y me encerré en esa habitación.
Al fijarme en ella veo como tiene las paredes de color verde. Una cama de dos plazas de color gris estaba colocada en la pared de la derecha. Había una gran ventana que permitía que entrase toda la luz en la habitación. Lo demás que había eran muebles y algunas sillas, todo de madera.
Me tumbo en la cama con la esperanza de que todo fuese un sueño...
P.O.V. Alberto.
Ahora mismo no tenía ganas de nada. Desde que me dijo el jefe lo de su prometido me siento como la mierda. Sabía que tenían todo su futuro planeado pero no me esperase que le tuvieran hasta el marido planeado.
Después de que Pablo dejase a Alexa en la sala con sus padres entró en mi habitación por la ventana y me llevó a rastras a el gimnasio. Me obligó a que cada vez que recuerde por qué estaba mal le pegase un puñetazo al saco de boxeo. Sin duda me estaba dañando los puños y aún no se me pasaba ese cabreo.
Empecé con la confusión al enterarme, luego pasó al cabreo, después a la tristeza y por último volví al cabreo. En definitiva me había vuelto loco.
-Estás pensando en eso otra vez... ¡Puñetazo! -decía Pablo y yo le hice caso.
-Creo que ya he terminado. -digo. Estaba cansado de darle puñetazos. Llevaba como unas dos horas aquí y seguía con la mala leche pero veo que no se me pasará.
-Anda vamos a mi habitación. -me pone la mano en la espalda y salimos de allí.-¿Me cuentas ahora cuando entremos que es lo que te ha dicho?
-Claro. De todos modos te enterarás en menos de una semana. -digo mientras que encojo los hombros
Cuando llegamos a la habitación Pablo abre la puerta pero se queda quieto. Me mira y empieza a entrar lentamente intentando no hacer ruido. Cuando entro veo que Alexa está tumbada en su cama dormida.
-¿Qué coño hace aquí? -dice Pablo en un susurro mirándome.
-Lo sabrás tú que eres el que tenías que llevarla con sus padres -le digo con mi cabreo aumentando.- Dale gracias a que está vestida sino te habría tirado por la ventana.
Él empieza a reírse y sale de la habitación. Cuando Pablo se pone a reír despierta a todo el mundo. No hay forma de que alguien duerma cuando él está cerca riéndose.
Salgo detrás de él y le digo:
-¿Por qué no vas a preguntarle a Lucía lo que ha pasado? Yo me quedo con ella. -el me mira pero asiente y empieza a ir hacia la sala.
Me meto otra vez en la habitación y cierro la puerta. Me acerco a la cama y me tumbo con ella. Escucho su respiración acompasada. La miro y veo como tiene su ceño fruncido, parece que duerme con el ceño así. Acerco mi brazo a su cintura y me abrazo a ella mientras que cierro los ojos.
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Yo ¿una princesa? y tú ¿mi guardaespaldas?
RomantizmNunca pensé que yo sería alguien especial. Es más yo me sentía como la típica chica que vivía en una casa con sus padres adoptivos, una mejor amiga y una vida normal por delante. Quién me hubiera dicho a mí que era una princesa y aún menos que el ch...