Capítulo 38

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Ya habían pasado dos semanas desde el comienzo de las clases de reyes. Esta semana nos casaríamos, coronaríamos y yo cumpliría mi mayoría de edad.

Después de la cita que tuvimos el primer día de las clases no pudimos disfrutar tanto los días siguientes. Mis padres nos mantenían ocupados por las mañanas y los preparativos de todo por la tarde.

Algunas noches Alberto se podía escapar y dormir conmigo para al menos estar juntos.

-Alexa, Ley numero 150. -bufo y miro mi anillo.

-Prohibido robar, todo aquel ladrón tendrá que ser encarcelado y el límite de tiempo será según el precio del objeto.

-Hija esa es la ley 320.

Escucho como llaman a la puerta y salgo corriendo para abrirla. Veo a Emilia con una sonrisa y pide permiso antes de entrar.

-Reina, Alexa ya ha llegado la invitada de la princesa.

Miro a mi madre y ella hace un gesto para que vaya en su busca.

-¿Donde está? -le pregunto a Emilia ilusionada.

-En la entrada -dice con una sonrisa y salgo corriendo de la habitación.

Empiezo a bajar corriendo los escalones pero antes de llegar al último escucho a mi mejor amiga hablando con alguien y me quedo quieta.

- Te lo dije cuando me fui. No puedo estar contigo. -dice ella desesperada.

- Te amo -escucho y noto que es la voz de Pablo- y se que tu también a mí. Ese día nos dejamos llevar por la pasión que tenemos entre ambos y no puedes negarlo.

- Pues lo niego por que tu a mí no me gustas -escupe ella con odio y escucho como camina hacia las escaleras.

Antes de que me viese bajo los últimos escalones y al verla me lanzo a sus brazos.

-¡Al fin estás aquí! -digo riendo y ella me sigue.

-¡Sí, te echaba de menos! -nos soltamos y la subo a mi habitación.

En el camino pasamos por el despacho de mi padre y la puerta estaba medio abierta. Me asomo un poco y veo como mi padre le pasa papeles a Alberto. Sin querer que me pille sigo andando hacia mi habitación y cierro la puerta al entrar.

-¡Te vas a casar ! No me lo creo -dice abrazándome otra vez.

-Ni yo -río.- Aunque desde que mis padres se enteraron estamos más ocupados y casi no nos vemos.

-Bueno, vamos a lo interesante. -la miro y en sus ojos ya se lo que va a preguntar.

-Sí, ¿Contenta? -ella sonríe y asiente con la cabeza- No te voy a dar detalles así que no preguntes.

-¿Más veces...

-Sí -la corto y ella ríe como loca. Se lanza a la cama y sigue riendo.- Ahora te toca a ti. ¿Qué pasa con Pablo?

Cuando lo nombro se calla y se queda quieta. Me mira y se sienta mejor en la silla.

-No quiero saber nada de él. -suelta con odio y yo niego.

-No. Sé que te gusta. -ella niega- Siempre te pones así cuando el que te gusta te hace daño. Así que cuentame.

-Me conoces muy bien. -dice y me siento con ella- Verás el día de antes de llegar tu prima estuvimos por la noche juntos. Es más me declaré a él y él a mí pero al día siguiente lo encontré besándose con tu prima. Discutimos y después le ordenaron ir contigo ya que habían llamado a Alberto.

Yo ¿una princesa? y tú ¿mi guardaespaldas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora