Capítulo 14

3.3K 208 11
                                    

Quedo flotando. Es una sensación tan desconocida para mí, tan irreal porque nunca había sentido esto. Me toco la comisura de los labios y siento un extraño calor en el vientre, y la ropa húmeda no hace nada para apaciguarlo. Dios mío ¿cómo es posible?
Es Bruno.
Bruno...
Lo conozco hace mucho tiempo, siento mucho cariño hacia él, pero ¿esto?. Esto es sin duda algo más.
Camino hasta la casa y veo a mis padres sentados en el porche, están abrazados y tomados de la mano. Siempre me ha maravillado su relación, parecen comprenderse y amarse profundamente, y a pesar de las peleas,sí a veces lo hacen, incluso en esos momentos puedo sentir que se aman. Sé lo suficiente del mundo para saber que no todas las relaciones son así, pero he tenido la suerte de que los adultos más influyentes en mi vida me hayan mostrado el significado del amor verdadero, mis padres y Gaby y Mario. El corazón se me encoge un poco al pensar en ellos, los extraño tanto y es tan difícil porque siempre hay alguna cosa que me recuerda a ellos y quiero comentarlo, quiero hablar de ello, pero no puedo.
Me siento en medio de mis padres y ellos sonríen. Acomodo la cabeza en el hombro de papá y nos sentamos ahí, solos los tres en silencio mirando al frente, es pacífico y especial al mismo tiempo, y en el fondo de mi corazón sé que atesoraré este momento como uno de los más hermosos de mi vida.
En la noche me siento en el sofá hasta que se hace muy tarde, no sé porqué tengo la sensación de que la habitación me recordará a Bruno, por eso no subo hasta que estoy sumamente cansada. Estoy confundida respecto a él no sé qué pensar, creí que estábamos siendo amigos, pero esto que empiezo a sentir está sin duda mucho más lejos que una amistad. Esa noche sueño que voy montando a Gaby por el viñedo y que una enorme tormenta empieza a perseguirme.

Aunque la noche anterior he dormido bastante tarde, la mañana del jueves me despierto antes que todos. Afuera todavía está oscuro pero ya hay algunos trabajadores organizándose, me siento el porche con una taza de café y espero a que salga el sol. No sé qué actitud tomar el día de hoy, ya he estado asustada y también me he presentado valiente pero por una sola vez quisiera solo ir, no presentarme a la defensiva ni estar alerta constantemente. Ser normal, caminar por los pasillos, tener amigos. Antes de que esto empezara no era muy sociable pero tenía algunos amigos en los que confiaba, al empezar primero muchos de ellos se fueron a diferentes colegios y los demás solo empezaron a ignorarme, fue difícil. De pronto un montón de cosas empezaron a suceder y no tenía nadie a quien acudir. No puedo empezar a cuestionarme todas las cosas que he hecho mal, pero me siento tan culpable de mi debilidad. He permitido que cosas horribles me sucedieran y no he tenido el valor de hacer que parasen, de denunciarlas. Siento un dolor en el pecho y los ojos me pican por las lágrimas contenidas, estoy confundida y aterrorizada y al mismo tiempo deseo con todas mis fuerzas ser valiente.

Cuando ha amanecido completamente mi familia comienza a moverse dentro de la casa. Me dirijo dentro y antes de darme una ducha corto en trozos un poco de fruta y como mirando las noticias. Eva está sirviendo la mesa y sé que le fastidia un poco que esté ocupando toda la cocina, antes de subir arriba me tomo el tiempo para molestarla un poco y comer del plato de mis padres. Empiezo a estar nerviosa al momento de elegir atuendo, jeans y una camiseta suelen estar bien para mí, pero deseo verme bien por alguna razón. Por supuesto sé cuál es, pero trato de no darle muchas vueltas. Elijo unos jeans nuevos y una camiseta rosa, me veo bien y casual, justo lo que busco. Cuando termino bajo las escaleras y espero a que mis hermanos terminen de desayunar para esperar a Bruno, las manos me tiemblan un poco, recuerdo el justo momento en que Bruno se acercó a mí y el corazón empieza a latirme a toda marcha.
- Vámonos- dice Lucas
Me acerco a ellos y esperamos el característico ruido del motor de Bruno. Cuando llega me subo a adelante y me abrocho el cinturón.
- Estas linda calabaza- dice sonriendo. El rojo  sube a mis mejillas y sonrío un poco.
- Gracias- murmuro
Bruno ríe, sube el volumen de la radio y acelera. Como siempre llegamos al instituto antes de la hora de entrada, nos despedimos en el coche y puedo ver la preocupación en Lucas y Bruno, no quiero que se preocupen pero supongo que no lo puedo evitar. Camino por el pasillo hasta la primera clase, se siente tan distinto recorrer las áreas comunes, y aunque el miedo está ahí, trato de no pensar en el ello. Historia y cálculo se desarrollan sin conflictos, estoy un poco asustada cuando tengo que cruzar el campus para llegar hasta el tercer edificio, pero tampoco tengo problemas. Para mas paranoia empieza a preocuparme que el hecho de que no haya problemas signifique que un problema mayor se esté acercando. Veo solo a tres de ellas mientras camino al patio, Tamara no está, me produce cierto alivio pero igualmente no dejo que las otras chicas me vean. En el almuerzo pienso en huir de Bruno pero me encuentra de todas maneras, nos sentamos en el patio y aunque durante por lo menos 5 minutos estuve nerviosa e incómoda, no tardo en acostumbrarme y volver a sentirme cómoda. El no menciona lo que sucedió ayer, o mejor dicho lo que casi ha sucedido y eso empieza a irritarme. Me confunde y me molesta, un instante pareciera como si quisiera algo de mí, que si venimos al caso, yo no sabía que quería. Y al siguiente actúa como si fuéramos amigos y no sé por qué la idea de ser amiga de Bruno me incita a golpear algo.
- ¿Estás bien calabaza?- Intento, lo juro que intento no apuñalarlo con la mirada, pero estoy tan furiosa
- Ajá- digo
El chasquea la lengua.
- Cuando un chica dice eso nunca es buena señal.
Yo achico los ojos.
- ¿Has tenido muchas?- siseo
El frunce el ceño confundido.
- ¿Qué sucede Emily?
Yo niego con la cabeza y me levanto.
- Nada, solo... Nada
- Algo sucede, tal vez estás hormonal.
Me contengo de golpearlo.
- Tal vez solo estás siendo un idiota.
Me alejo de él y el hecho de que no me sigue me resulta frustrante. ¿En esto me he convertido? Dios, apesto.
Cuelgo mi mochila en un hombro y voy hasta el baño del último piso, por lo general lo prefiero porque siempre está vacío, solía esconderme aquí cuando las cosas se ponían demasiado rudas afuera. Apenas entrar escucho los ruidos, e instantáneamente pienso que la que se está provocando el vomito es Lanie. Me quedo esperando a que salga, no sé qué esperar de la situación, después de todo es como enfrentarse al enemigo, pero soy una tonta porque solo quiero verificar si está bien. Cuando la puerta cubículo se abre creo que el corazón me va a mil, Lanie se sorprende al verme y la debilidad en su mirada hace que me escueza el alma.
- ¿qué haces aquí?- murmura, apenas la oigo.
- Quería saber si estabas bien.
- Eres una tonta- dice acercándose al lavabo
- Lo sé- digo y cuando voy a salir Lanie se desvanece un poco y se sujeta del lavabo.
- Por dios ¿estás bien?- me acerco a ella y la tomo del brazo, es muy pequeña. Asiente con la cabeza y se aleja un poco.
- Estoy mareada- Yo asiento y le ayudo a mojarse un poco la cara.
- Debes dejar de hacer esto- le susurro
- No puedo- musita con voz quebrada. Levanta un poco la cara y puedo ver que está llorando.
Le limpio las lágrimas con los dedos y por un momento es como si estuviera viendo a Jasmine, esta chica es tan pequeña y la están dañando tanto.
- Eres demasiado buena- dice- o tal vez demasiado tonta
- ambas- digo y trato de sonreír un poco
- No es tu culpa
- ¿Disculpa?
- Es Tamara
- Lo sé, no sé por qué lo hace y mucho menos por qué  lo hacen ustedes. Entiendo a Jess sin embargo
- No me siento bien- dice- estoy mareada
Yo reviso mi mochila y saco una barrita de cereal
- Cómete esto- digo tendiéndoselo
- No debería...
- debes, y si no lo haces te va ir mal.
Me mira sorprendida.
- Todo este tiempo pensé que no tenías nada de personalidad. Me sorprendiste
Toma la barrita de cereal y come de a poco.
- Todavía queda una clase-
- No voy a irme hasta que hayas terminado de comerte eso.
Ella suspira y sigue masticando.
- Cuéntame- dice con la boca llena- ¿qué sucede entre tu y el chico nuevo?
- ¿Y te lo voy a contar a ti precisamente?- digo con sarcasmo.
- Touché. Debo decirte que es realmente lindo, y sexy- añade con una sonrisa
- Es mi amigo- no sé por qué cuando lo digo suena a pregunta
- Ajá- asiente- por eso estás como un tomate
- Basta- digo cubriéndome la cara- termina de comer eso
- Listo- dice limpiándose las manos y arrojando el envoltorio vacío a la papelera.
- Vamos- dice
Yo asiento y me dirijo a la salida, pero ella me toma del brazo.
- Gracias- dice tragando saliva- No voy a olvidar lo que hiciste
- por favor ya no lo hagas- le suplico
- Lo voy a intentar- dice hablando bajito
Nos alejamos por lados distintos. Ha sido como una experiencia extrasensorial. Lanie empezó en el instituto después de que Jess y yo peleáramos, nunca entendí qué fue lo que la motivaba a hacerme todo aquello pero ahora estoy empezando a entender el motor que guía ese grupo.

Cuando suena la última campana me dirijo al coche de Bruno y soy la primera en llegar. Espero hasta que siento una manos que me elevan en el aire desde atrás y grito. Bruno vuelve a ponerme en el suelo y me voltea.
- Hey calabaza- dice sonriendo
Yo hago un gesto con la cabeza
- Sigues enojada- afirma
Yo me encojo de hombros.
- ¿Puedo saber qué fue lo que hice mal?
Yo miro a otro lado.
- Calabaza- susurra. Me acerca hasta él y por la diferencia de altura solo puedo ver el logo de su camiseta. Me levanta la cara con las manos, trago saliva y enfoco mi mirada con la suya, y por supuesto pasa lo que espero. Nuestras miradas se entrelazan y reconozco el punto exacto en el que sus pupilas se agrandan dejando muy poco espacio al verde de sus ojos. Nos miramos, y no reconozco el sentimiento, se parece al anhelo aunque más fuerte. Baja la cabeza hasta la mía, su boca roza mi mejilla y se dirige hasta mi oído.
- No me des esperanza- suspira y su aliento me calienta el rostro, el cuerpo, el alma.- No me hagas creer que estás celosa.
Creo que siento el latido de mi corazón en todo mi cuerpo, ferozmente. Tan vivo y deseoso. Esperando, pidiendo algo que no entiendo. Desvío la mirada y veo a Lucas con Jasmine acercase. Yo empujo un poco a Bruno y le hago un gesto con la cabeza para señalar a Lucas y Jasmine. El asiente y parece como si quisiera decir algo más, pero se acerca hasta su coche y sube. Me pongo una mano en el pecho e intento calmar a mi corazón. Espero a mis hermanos para subir al coche y nos alejamos, ni Bruno ni yo volvemos a hablar en todo el trayecto.

Me pongo una camiseta unos shorts para dormir, me cepillo los dientes, me peino y pongo la alarma para la mañana siguiente.
Me acuesto en la cama y veo como las cortinas suben y bajan por el viento que entra de la ventana. Espero y en la espera me quedo dormida.
- Calabaza- escucho que me susurran. No termino de despertarme y siento sus brazos envolverme. Me acomodo y vuelvo a cerrar los ojos.
- puse la alarma- susurro. Su respuesta es besarme la cabeza y suspirar. Ambos nos quedamos dormidos.

La verdad sobre Emily  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora