Capítulo 31

2.7K 176 6
                                    

Estoy tan cansada, pienso mientras junto los últimos papeles sobre mi escritorio. Se suponía que solo me encargaría de la publicidad del viñedo, pero estoy haciendo mucho más que eso. Hay un montón de trabajo y papeleo del cual encargarse y me pregunto cómo mis padres eran capaces de pasar tiempo con nosotros con todo el trabajo que hay que hacer por aquí. De alguna manera lo consiguieron aunque yo no creo ser capaz de hacer eso. En las dos semanas que llevo aquí he pasado casi dieciséis horas en este lugar por día. Decir que estoy agotada es un eufemismo. Estoy prácticamente deshecha que cuando llego a mi casa solo quiero darme un baño y dormir.
Pero no he pensando.
Dios, desearía no haber escuchado, no haber preguntado.
Pero sus palabras están quemadas a fuego en mi mente.
La ama
Por mucho que me he repetido que no debería importarme, que solo vivimos un romance adolescente hace unos años, que somos personas completamente distintas ahora, no puedo evitar que me duela.
Y lo peor es que las personas a mi alrededor no dejan de notarlo.
Lanie y Marissa intentan hacerme sentir mejor y yo solo finjo que no me importa en absoluto.
Vuelvo sentarme en el sillón de mi oficina. La temperatura empieza a bajar algunos grados en la noche y la ventana que da a la casa está ligeramente abierta, haciendo que el clima fresco se cuele en la habitación.
No tengo ganas de volver a mi casa, son las ocho de la noche y lo que menos quiero es estar ahí. Sigo pensando que debo conseguir un lugar propio pronto pero no he encontrado nada conveniente que esté cerca de casa. Lucas está trabajando en eso por mí, ya ha conseguido un buen lugar para Lanie que sospechosamente está bastante cerca de su propio lugar. Pero los que ha visto para mí son lugares muy grandes y yo no necesito tanto espacio. Me levanto para cerrar la ventana, el frío es bastante intenso ahora, pero me quedo de piedra cuando veo a una persona mirando hacia mí desde el suelo.
No puede ser, pienso. Busco mis lentes en mi escritorio pero cuando vuelvo a ver ya se ha ido.
Maldigo a mi miopía, pero estoy casi segura que Bruno estaba fuera.
O tal vez simplemente me estoy volviendo loca.
Estoy dispuesta a salir cuando el teléfono en mi escritorio empieza a sonar.
- ¿Hola?- digo
- Niña.- el grueso acento de Mario me saluda- Sabía que todavía estarías en esa oficina. Trabajar tantas horas no es bueno para ti.
- ¿Solo llamas para regañarme?- pregunto con un suspiro.
- Entre otras cosas- dice el- Gabby está preparando la cena. Quiero que vengas.
- No lo sé Mario... no estoy de ánimos.
- No te pregunté si lo estabas. O vienes tu o voy a buscarte. ¿No quieres que me moleste en buscarte o si?
- Esto es extorsión- digo indignada.
- Tienes 20 minutos- dice. Y la línea se corta.
Querido dios.
Resignada pero con una pequeña sonrisa tomo mi bolso y mi teléfono y salgo de la oficina.
Decido darme una ducha rápida en casa pero sorprendentemente nadie está ahí. Estoy tan desconectada que ni siquiera sé dónde está mi familia.
Loki está acostado sobre mi cama y levanta la cabeza suavemente cuando me ve entrar. Le acaricio suavemente detrás de la oreja y el lanza un suspiro entregado.
Me lanzo al baño y me pongo unos vaqueros, zapatos bajos y una camisa rosa.
Con el pelo todavía húmedo subo a mi coche y voy hasta la casa de Mario.
La pequeña casa de color azul con cercas de madera está con todas las luces encendidas cuando estaciono frente a ella.
Antes de siquiera detener el coche Mario sale por la puerta con Maggie detrás de él.
Me bajo del coche con una sonrisa pegada en la cara.
- Sabía que vendrías, niña- dice dándome un beso en la cabeza.
- Eres muy persuasivo- digo.
Maggie me recibe con un abrazo que acepto encantada.
- Estás hermosa, nena- digo. Ella me sonríe agradecida y juntas caminos dentro.
El olor a comida casera me invade y enseguida estoy hambrienta.
- Huele bien- digo acercándome a Gabby.
Ella sujeta una cuchara con un poco de salsa en alto y suspiro encantada cuando el sabor toca mis papilas.
- Sabe aún mejor- digo lamiendo mis labios.
- Estoy feliz de verte, cariño- dice Gabby con voz triste.- Pasas demasiado tiempo trabajando. No es saludable.
- Siento estar ausente. Es solo que hay mucho trabajo por hacer.
- Y tu no deberías estar haciéndolo todo sola- dice ella soltando la cuchara- Ayuda a Maggie a poner la mesa. La comida está lista.
- Sí, señora.- digo

La verdad sobre Emily  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora