Capítulo 23

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Todos estamos en el coche. Sé que probablemente Bruno esté acelerando como nunca antes pero aún así no siente como si fuéramos lo suficientemente rápido. No puedo ver nada, y me arden los ojos. No he dejado de temblar desde que atendí el teléfono y tampoco he dejado de llorar.
Dios mío. Jasmine, mi princesa.
Bruno frena con fuerza en la entrada de mi casa y Lucas y yo bajamos corriendo del coche.
Mi mamá está en la puerta, como nunca la vi antes. Tiene los ojos hinchados y los brazos caídos, como si hubieran perdido toda la fuerza.
- Mamá- digo, casi corriendo hacia ella.
Ella nos envuelve a ambos en brazos y se larga a llorar. También yo, e incluso Lucas.
-¿Cómo?- pregunto
- Ella ni siquiera entró a clases. Su profesora me ha llamado preguntando porqué. Y entré en pánico, se lo dije a tu papá y luego a Mario. Supo al instante que ese hombre fue quien se la llevó.
- Emily, tenemos que hablar- dice Mario detrás de mi mamá.
Yo asiento  y todos entramos a la casa. Mi papá está sentado en el sofá con la cabeza entre las manos. Al instante en que nos ve entrar se levanta y nos abraza.
-¿Llamaron a la policía?- pregunta Lucas
- Mario no cree que sea una buena idea- dice papá
- Pero algo tenemos que hacer- dice mi hermano desesperado.
- Sé donde está Acevedo- dice Mario hablando para todos.- Sé que puedo llegar hasta él y acabar con todo. Pero necesito que no estés aquí Emily, será una carnicería ahí y si algo no sale bien no quiero ni siquiera pensarlo, pero sé que vendrá por ti.
- No quiero separarme de mi familia- murmuro.
- Lo sé. Pero es necesario niña
- ¡NO QUIERO!- grito- No voy a irme, quiero ayudar. Puedo ir hasta Acevedo y hacer que me devuelva a mi hermana.
- No niña no puedes, escucha...
- No voy a irme- empiezo a caminar por la sala en desesperación- No mientras no sepa donde está mi hermana.
- La niña tiene razón- murmura Gabriella. Me sorprende porque no la escuché entrar.
- Ten, toma esto- dice dándome un taza.- te ayudará a calmarte. Vamos a pensar en algo niña- dice hablándome suavemente.
Yo asiento y tomo todo el contenido de la taza de un trago. Después de gritar tenía la garganta seca.
Gabriella me acaricia el pelo suavemente y me siento relajada. Veo a Mario acercarse y negar un poco la cabeza.
-¿Gaby que fue lo que...?
Ella levanta la otra mano y lo calla.
- Shh, la niña necesitaba calmarse y mis métodos son mejores que los tuyos- apenas escucho lo que dicen. Siento como si me fuera a caer pero Gabriella me agarra firmemente.
- ¿Qué hiciste?- pregunta mi mamá acercándose a mí- ¿ACASO DROGASTE A MI HIJA?- grita
Pero ya no escucho la respuesta.

Creo que mi cuerpo pesa una tonelada. Intento levantar la cabeza pero no tengo fuerzas. Tengo la boca y garganta secas, los párpados me pesan pero igualmente consigo abrir los ojos. Blanco.
Todo lo que veo es blanco y parpadeo varias veces para enfocar la vista. Estoy tumbada sobre una cama en una habitación que no reconozco.
Jasmine.
Siento las lágrimas brotar rápidamente y el nudo en la garganta me impide tragar.
Jasmine. Digo su nombre en voz alta esta vez.
Me siento en la cama y tomo conciencia del lugar por primera vez, es una habitación normal con dos camas iguales, la otra está perfectamente arreglada. Hay un televisor frente a la cama y busco el control con la mirada. Está cerca del televisor y tengo que levantarme para agarrarlo, enciendo  la televisión y busco los canales de televisión abierta, tal vez hay algo sobre mi hermana. Hay comerciales así que dejo la televisión encendida y mientras recorro la habitación. La única ventana del cuarto da a la calle pero no reconozco el lugar, hay mucha gente recorriendo y supongo que este debe ser algún lugar turístico. Hay muchas tiendas abajo, tal vez debería bajar y encontrar alguna forma de volver a mi casa. Pero cuando voy hasta la puerta está cerrada. Dios, de a poco siento el pánico. No sé cómo llegué hasta aquí, y empiezo asustarme cada vez más. La televisión está a casi todo lo que da pero no hay noticias de mi hermana y no sé si eso debería preocuparme o alterarme más. Entro al baño y me mojo la cara y tomo agua del grifo con las manos, tengo mucha sed aunque la pesadez que siento en el cuerpo va disminuyendo. Me mojo el pelo con las manos y lo sacudo un poco, me miro al espejo durante un segundo y es en ese momento cuando escucho el nombre de Acevedo en la televisión. Corro hasta pararme frente a ella y las gotas de mi pelo húmedo caen en el suelo.
Esta mañana el cuerpo si vida del conocido narcotraficante y asesino Nikolai Roma también conocido como Acevedo fue encontrado por efectivos de la policía tras un tiroteo ocurrido ayer en la noche. Según informes el mismo se produjo entre dos bandas enemigas dejando un saldo de al menos 25 muertos. La policía se ha mostrado reacia a compartir más información pero expresaron su alivio por el fin del cartel.
La noticia termina después de otros datos pero no escucho más. Lo único que sé es que Acevedo está muerto. Y hago lo más estúpido que puedo hacer en ese momento.
Me pongo a llorar. Como si fuera un niña pequeña e incluso aunque sé que ahora todo terminó y que debería sentirme segura aún no lo estoy. Entro en pequeño estado de desesperación y empiezo a golpear la puerta con fuerza.
Necesito salir, necesito saber si mi hermana está bien.
Pero la puerta se abre de pronto y el impacto hace que caiga al suelo.
- Dios mio Emily ¿estás bien?
Yo asiento y me levanto rápidamente. Es Gabriella.
- ¿qué demonios hago aquí?- Grito- ¿qué mierda me diste?
- Cálmate niña
- Ni se te ocurra pedirme eso, me drogaste. ¡Quiero volver a casa, ahora!
- Escúchame muy bien Emily. Estabas en peligro, todos lo estábamos. Mario necesitaba sacar a tu hermana de ahí y acabar con Acevedo de una vez.
- Me drogaste
- Era necesario pequeña, y no lo lamento. No voy a pedirte perdón por intentar ponerte a salvo, de hecho creo que deberías agradecerme. Pasaste los dos últimos días durmiendo como un bebé- lo dice como si no fuera gran cosa, como si estuviera hablando sobre el clima.
- ¿Estuve durmiendo durante dos días?
- Por favor, no suenes ofendida. Es el sueño de una adolescente. Vamos, Maggie está abajo con José, yo solo vine por todo el escándalo que hacías.
-¿mi hermana está bien?
-Perfectamente.
- ¿también Mario?
- También el.
- Quiero volver a casa.
- Yo también. Tus padres ya enviaron un coche por nosotras pero todavía tardará unas horas. Así que ahora vayamos abajo, porque estoy segura que estas hambrienta.
- No estaría hambrienta si no hubiese estado durmiendo durante dos días- murmuro saliendo por la puerta.

Encontramos a Maggie en un restaurante abajo y cuando me ve empieza a sonreír y saltar en ambos pies.
- Ya despertaste- dice. Me toma de la mano y me lleva a la mesa donde estaba sentada con un hombre. Lo he visto en mi casa pero en realidad nunca he hablado con el.
- Es José- dice Gaby acercándose- lo conocemos desde que era casi un niño.
- Hola- le saludo y el asiente
- No habla casi nada de español- dice Gaby
Yo asiento
- ¿qué quieres comer?
- Todo. Pero una hamburguesa y muchas papas están bien por ahora.

En realidad termino comiendo dos, y creo que todavía tenía espacio para una más. Volvemos a la habitación, juntamos nuestras cosas y luego solo esperamos a que lleguen por nosotros.

Llegamos a casa en la madrugada. Maggie esta dormida en los brazos de su mamá el tipo José está sentado en el medio de nosotras dos y creo que también está dormido. Soy la única en el coche excepto por el conductor que no está durmiendo.
Mi casa está en absoluto silencio cuando llegamos, solo mi papá y mi mamá están despiertos y nos reciben al llegar. No nos decimos nada, es una nube donde solo nos abrazamos, nos consolamos y agradecemos que una vez más nuestra familia está a salvo. No puedo imaginarme como debe ser para ellos, me perdieron a mí una vez y estuvieron a punto de perder a Jasmine. No estoy segura como no están con el corazón hecho trizas por soportar tanto dolor.
Subo las escaleras de dos en dos y corro hasta la habitación de Jasmine. Abro la puerta suavemente procurando no despertarla. Está acostada de lado, con ambas manos bajo su cabeza, me recuesto en el borde de la cama y la rodeo con mi brazo. Mi niña es tan dulce, tan pequeña, tan vivaz y alegre y me siento tan aliviada de verla bien, de que esté a salvo durmiendo en su cama donde pertenece. Siempre nos han dicho que nos parecemos mucho, de hecho somos casi idénticas y fue lo primero que noté cuando llegué a casa por primera vez. La pequeña niña tan parecida a mí cuando tenía esa edad, pero tan distinta en su personalidad. Jasmine siempre ha sido más alegre, mas entusiasta y más cariñosa. Recuerdo haberla amado casi al instante, cuando se metía en mi habitación en las noches, cuando me tocaba la cara para ver si yo era real, si ella de verdad tenía una hermana. Yo hago lo mismo ahora, paso mi pulgar por su mejilla y por el borde de su frente. Está durmiendo plácidamente y me complace verla, me levanto de la cama le doy un beso y me voy a mi habitación. Necesito hacer algo y la mejor forma de salir de la casa sin que mis padres se den cuenta es saliendo por habitación. Cuando llego al balcón y desciendo por el árbol casi de memoria estoy sonriendo. Corro hasta los establos y preparo a Gaby.
- Hola pequeña- digo al verla, le acaricio un poco la cara y ella se acerca más a mí buscando la conexión. Cuando Gaby está ensillada empiezo a montar en la absoluta oscuridad. Es solo cuando estoy bastante lejos de mi casa que empiezo a tomar velocidad, no tengo la menor idea de qué hora es pero lo más probable es que ya esté dormido desde hace horas.
Cuando llego a casa de Bruno todas las luces de adentro de la casa están apagadas, ato a Gaby cerca de un árbol y ella hace un ruido no tan silencioso, por un momento me preocupa que Jon pueda despertar pero todas las luces siguen apagadas.
- No me falles en esta bonita- le susurro a Gaby- no queremos que Jon nos descubra.
Estoy pensando en la forma de subir a la ventana de Bruno cuando escucho la puerta principal abrirse con un gruñido.
Bruno sale corriendo y cuando me abraza todo el aire de mis pulmones sale expulsado.
- Emily- suspira en mi pelo. Yo levanto los brazos y los enredo en su cuello.
- Bruno- el se separa un poco de mi cuerpo y toma mis manos de su cuello y las lleva a su boca.
- Dios, estaba tan preocupado- dice hablando contra mis manos y besándome los dedos- No te vuelvas a ir así por favor.
- Técnicamente no me fui, Gaby me llevó a un hotel. Pero te lo voy contar después.
Tiene ganas de replicar, lo sé. Pero no le dejo, acerco mi boca hasta la suya y le beso suavemente.
- Te extrañé- digo suspirando.
El acerca mi mano hasta su corazón y me besa de vuelta.
- Casi me volví loco de tanto extrañarte.- murmura- ni siquiera podía poner un pie en tu propiedad. De hecho un tipo casi me dispara cuando lo hago. Estaba muerto de miedo Calabaza.
- Estoy bien- digo
El asiente contra mis labios. Me mira durante un segundo a los ojos y veo como sus pupilas se dilatan hasta que los cierra. Besa primero mi labio inferior para luego trasladarse hasta la comisura de mis labios de nuevo, es suave y gentil y quiero más. Abro los ojos y veo que los suyos están cerrados y yo los vuelvo a cerrar suspiro y vuelvo a besarlo, lo persuado hasta que siento sus labios moverse de nuevo, me pide que le deje entrar y en un segundo lo siento por todas partes. Sus manos están en el borde de mi blusa y las mías en su pelo atrayéndolo hacia mí, más profundo. Siento como si el corazón fuera a salírseme pero quiero tanto esto, bajo una de mis manos hasta su camisa y la meto dentro hasta sentir la piel caliente de su abdomen. Y como si no esperase el gesto lo siento suspirar en mi boca, para luego volver a besarme, fuerte, tierno. Ni siquiera puedo definir la diferencia, solo sé que es todo lo que siempre esperé sentir. Siento su mano colarse en mi blusa y el contacto hace que me estremezca, estoy sintiendo tanto y no sé como manejarlo. Ni siquiera sé si puedo parar.

La verdad sobre Emily  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora