Capítulo 9 | Batalla de tercos

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N/A: ¿Cuál es su Spiderman favorito? Duda existencial.

—¡¿Podrías abrir la maldita puerta?!

Estaba irritada, furiosa por esperar una hora bajo la lluvia. Mi ropa estaba tan mojada que se ceñía a mi cuerpo. Varios chicos pasaban por la cera de al frente, mirándome de arriba abajo.

—Lo siento. —Suspiró Nick a través de la línea—. Le dije a Tyler que te dejara entrar. Ese idiota me va escuchar.

—¿Y qué esperas para abrir la puerta? ¡Estoy muriendo de frío! —Caminé rodeando la casa en busca de una reja o árbol por el que pueda trepar—. ¿Nick?

—No puedo. Digamos que estoy haciendo servicio comunitario.

Me detuve en seco.

—Te castigaron —asumí con un bufido.

Nick soltó un resoplido, molesto.

—Como sea, ya llamé a Tyler, pero no me contesta.

—Genial. Perfecto. Estupendo.

—Intenta usar una de tus habilidades para trepar árboles —se burló.

—Lo haré, pero si encuentras una ventana rota no fui yo.

Si Tyler no contestó el celular y tampoco escuchó mis aporreadas de puerta, significa que no está en casa, así que no tendré que lidiar con él mientras espero a Nick. Quería hablarle de la cena familiar que mamá me había dicho cuando me fui de casa. Hace un mes que él no visitaba a nuestros padres, y ya era hora de regresar a mi hermano a donde pertenecía, incluso si tenía que jalarlo de las patas.

Una de las ramas de un árbol daba hacia unas ventanas abiertas en el segundo piso. Joder, me estaban dando la bienvenida. Trepé entre maldiciones y me horroricé al escuchar la rama crujir bajo mi peso. Si me muero, culparé a Tyler de todo.

Me tiré como un saco de patatas hasta que mi cuerpo cayó bruscamente sobre un bulto suave en la cama.

—Maravillosa recepción —murmuré sonriente.

Hasta que el bulto empezó a emitir gruñidos de dolor y a patalear bajo las sábanas.

—¿Qué mierda? ¡Dolió! —se quejó bajando las sábanas, dando paso a un rostro somnoliento y un torso desnudo—. Espero que sea una buena excusa para despertarme de ese modo, Nick.

Palidecí. Tyler se quedó pasmado ante la poca distancia que separaba mi rostro del suyo y el inexistente espacio entre nuestros cuerpos. Estaba completamente tirada sobre él.

Mierda. Y yo que me hacía la difícil.

Intenté alejarme horrorizada, pero me atrapó de las caderas y me dio media vuelta en la cama. Mi respiración se cortó. Tyler me acorraló entre la cama y su cuerpo con el ceño fruncido.

—¿Estoy soñando? —murmuró.

—Lo-o siento —tartamudeé nerviosa.

Se aclaró la garganta, pasando una mano por su rostro para eliminar el sueño. Parpadeó un par de veces y cuando confirmó que sí era yo la chica atrapada en su cama, sonrió como idiota.

—¿Estabas acosándome?

Se levantó tranquilo, exhibiendo su cuerpo cubierto solo por un bóxer negro. La piel bronceada se le marcó con tanta ferocidad que me resultó imposible no fantasear con cada músculo de su abdomen y espalda ancha. Él emanaba una belleza masculina que dejaba sin habla. Desde aquí tenía una buena vista del bulto que se marcaba en su entrepierna por la fina tela del bóxer. Ay, que rabia que sea tan descaradamente atractivo.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora