Capítulo 18 | Hermosa, pero distante

106K 7.9K 1.6K
                                    

Tyler Levin

—Me estoy empezando a molestar —dije hastiado.

Las miradas no paraban. Era normal tener la atención de chicas, ser el centro de atención en las reuniones, rozar casualmente con ellas al pasar; lo que no era normal era que me miraran como si fuera un chiste o como si me estuviera perdiendo de algo. Joder, me ponían de los nervios.

—¿En serio no notas algo extraño?

—¿No? —Nick vaciló mirando a todos lados. Cuando se dio cuenta que sí nos miraban como si fuéramos la comidita del chisme, añadió—. Bien, sí es raro. ¿Qué está pasando?

—Como si lo supiera —bufé.

Traté de mantener mi expresión seria, pero la curiosidad me mataba. ¿A qué venía tanto susurro? Cuando le pregunté a un chico del equipo de fútbol qué ocurría, dijo que no sabía de qué hablaba, pero su mirada de imbécil decía lo contrario. Tuve la imperiosa necesidad de estropearle la casaca del equipo, tirarlo al suelo y hacer que hablara, pero meterme en líos no era una opción, no por ahora.

—¿Ayer no pasó nada? —Lo pensé un momento y sonreí, petulante—. O tal vez hoy me veo más atractivo que de costumbre.

Nick puso los ojos en blanco. La sonrisa se me borró; me hizo recordar a Lydia.

—Oye, si nos miran es por esta belleza que tienes a tu lado —dijo señalándose con una sonrisita.

—No cuesta nada soñar. —Al ver que me miró enojado, añadí—. Nick, mírate, ni siquiera te has peinado.

Yo estaba más despeinado que él.

—¿Has visto a Lydia? —preguntó sin prestarme atención. Elevó su cabeza por encima de la multitud intentando encontrarla.

—No —respondí.

Fui un idiota. Ese día la busqué por todos lados, pero no la encontré. Tal vez me estaba evitando, no la culpo. Ayer quise ir a su departamento, pero me arrepentí como un cobarde. No quería su rechazo. Me contuve solo porque una botella de licor se cruzó en mi camino, y cuando Nick fue a verme y me contó lo que habían hablado me sentí peor. Como una completa mierda.

—¡Ya basta! ¿Tenemos algo en la cara? —espetó Nick, mirando enojado a un grupo de cotillas.

Desviaron la mirada con rapidez, sonrojadas ante la reprimenda, y se apresuraron en alejarse de nosotros como si fuéramos la peste. Los que estaban cerca se sorprendieron al escuchar la repentina reacción de Nick. Él siempre era el calmado y yo la puta bomba; hoy hasta los roles estaban invertidos, joder.

Era mi turno. Me acerqué a una pelirroja que estaba recargada en los casilleros y formé la mejor de mis sonrisas a pesar de que solo quería sacudirla para que me lo dijera.

—¿Puedes decirme qué sucede? —pregunté en un susurro coqueto.

Nick se cruzó de brazos, impaciente. Él ya conocía mis técnicas, pero al menos así podía sacar la información que quería. La pelirroja le sonrió a su amiga con complicidad y se volvió hacia mí, luciendo una sonrisita inocente. Gruñí exasperado. Lo había dejado muy claro: No soltará nada sin algo a cambio.

—Te ayudo con tu tarea si quieres —le propuse.

La chica a su lado soltó una risa incrédula. Me sentí estúpido.

—¿Crees que me interesa estudiar?

Juro que intenté con todas mis fuerzas no mandarla a la mierda.

—Solo queremos saber qué sucede —intervino Nick.

—En la fraternidad a las ocho, ¿vale?

La pelirroja chilló de felicidad mientras daba pequeños saltitos de emoción.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora