Capítulo 24 | Buena jugadora

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Después de terminar mis días de suspensión, ponerme al día en las clases, estar malhumorada y pasarme comiendo en la cama viendo películas románticas, era hora de volver al instituto. Me subí al auto de Jack, que era del mismo color de sus ojos. Lo había llamado para que pasara por mí. Me sentí como esas chicas malas de las películas vistiendo unos shorts cortos y un top blanco que me dejaba los hombros desnudos.

Él me miró a través de sus gafas oscuras y sonrió de lado.

—El calor se ha vuelto insoportable. —Bajó todas las ventanas del auto y arrancó.

—Ya lo creo, me dan unas ganas de ir a estudiar desnuda.

Jack casi se atora con el rostro enrojecido.

—Vale. Antes de venir aquí traje unas empanadas que preparó mi vecina. —Me ofreció una que estaba envuelta en una bolsa transparente—. Es de confianza. No tiene nada de malo su comida. Ella cocina para toda la cuadra cuando festejan cualquier chorrada. Es como una especie de «Tía veneno».

Fruncí el ceño. Él me dio un vistazo de reojo y se apresuró a añadir preocupado.

—Pero no envenena, no es que te vayas a morir ni nada.

—No dejaré que te comas la mía. —Recibí la empanada para darle una mordida, riendo por su comentario—. Esta buenísima.

—Nadie se resiste a su comida. Cuando era pequeño, fue una maravilla comer lo que cocinaba. Hasta ahora no me acostumbro bien a la comida de mi propia madre.

—¿Era una especie de niñera?

—Exacto. La niñera más tolerable que pude tener, ¿sabes? Normalmente las que contrataban se retiraban a la semana diciendo que era insoportable. —Negó con el ceño fruncido, mirando la carretera—. ¿Puedes creerlo? ¿Yo insoportable? ¡Estaban locas!

—Recontra. ¿Cómo pueden decir que una criatura tan tierna e inocente es insoportable? —dije sarcástica.

—Hasta acá apesta tu sarcasmo.

—¿Crees que ya se hayan olvidado lo de los videos? —Cambié de tema, dudosa.

Jack dejó de ver la carretera para voltear a verme, pero por un minuto sus ojos se perdieron en mis muslos desnudos. Esbozó una tímida media sonrisa, apartando la mirada.

—Siendo sincero, no lo creo, pero tranquila. Hay... —Se removió en su asiento, nervioso—. Hay algo que debo mostrarte.

—¿De qué se trata?

—Ahora no, te lo mostraré cuando lleguemos.

—Al menos dime de qué se trata —refunfuñé.

—¿Has tenido una mala relación con alguien? —soltó de pronto.

Eso me tomó por sorpresa.

—Sí, con varias personas. No soy de caerle bien a todo el mundo.

—¿Un chico que te deteste?

—¿Qué? —¿Un chico que me deteste? Jamás me había detestado uno, o no uno que recuerde a menos que...—. No entiendo.

—Ven, vamos. —Bajó del auto con rapidez.

Fui tras él con la duda carcomiendo mi interior. Un chico que me deteste. Solo hubo uno en toda mi vida, pero no estaba aquí. Era imposible. En medio de mis pensamientos, la mirada de Tyler se cruzó con la mía. Él estaba rodeado de los del equipo de fútbol, que le conversaban animosos, pero no dejó de mirarme incluso cuando pasé por su lado sin hacerle caso.

Nos detuvimos en un pasillo. Jack se volvió hacia mí, apresurado.

—Debes ver esto. —Tecleó unas cosas en su celular y me lo tendió para que le diera clic al video.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora