Capítulo 22 | Estoy celoso

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—No lo sé. ¡Pasará los tres días encerrada aquí en la casa!

Mi mamá caminó hacia la cocina, frustrada.

—Sinceramente no sé qué tontería se te cruzó por la cabeza, Lydia. Si vas a besuquearte, ¡que no te filmen! ¡A tu cuarto! Y no hay salidas para nada.

—No, no, no. Ella no se va a ningún lado hasta que se explique. —Mi papá señaló el sillón frente a él. Le obedecí con la cabeza baja—. Empieza.

Mi mamá se cruzó de brazos en el umbral de la cocina, atenta para desmentir cualquier palabra falsa que saliera de mi boca.

—¡Díselo todo!

—Lo siento. —Hice crujir mis nudillos, nerviosa. Tenía que andar con cuidado. Ya había roto la regla de no causar problemas muchas veces—. No sabía que me estaban grabando. Lo tomé como un simple juego de adolescentes, nada más. Fue sin ninguna intención mala. Solo quise cumplir un reto.

—¿Quién te puso ese reto?

—Una chica que estaba con nosotros —respondí con simpleza.

—¿Y cuál es su nombre?

—No sé. —Ambos me lanzaron una mirada desaprobatoria—. O sea, no recuerdo su nombre. Vamos, no me aprendo los nombres tan rápido.

—La última vez nos enviaron un sobre con fotos tuyas con tu ex. ¿Y ahora tenemos que soportar un video?

Aparté la mirada. No quería que lo mencionaran.

—Espero que no vuelva a pasar —sentenció.

—No pasará. —Fui hacia las escaleras en silencio y mascullé—. Aunque no prometo nada.

Reí entre dientes y fui directo a mi cuarto. Aún era mi espacio. La cama me recibió con un familiar chirrido cuando me tiré sobre ella. Genial. Mi primer día de suspensión y ya estaba tan aburrida que me quería morir. No habían mencionado nada de Liverpool, pero sabía que mi mamá estaba planeando tomar medidas al respecto. Para ella, su palabra era ley.

Me quedé pensando en esa llama al rojo vivo que se prendió en los ojos de Tyler al verme de pie entre los dos chicos que no le caían.

—Que mierda de vida —murmuré.

La pantalla de mi celular se iluminó con el nombre de Nick en el centro.

«Hablando de mierdas...».

—Nick. —Sonreí al pensar que no estaba tan enojado como creí.

—Lydia —dijo una voz diferente con un suspiro frustrado.

Me senté de un salto en mi cama.

—¿Tyler?

—¿Puedes abrirme la puerta de tu casa? Tengo que decirte algo. —Su voz era un tanto cansada. Me puse en alerta y corrí hacia la ventana abierta, pero no pude ver su silueta—. Descuida. Voy a esperar a que me veas —añadió sarcástico.

Me puse las zapatillas saltando en un pie y casi me tropiezo con la cama.

—¿Es una broma?

—¿Ves mi mano? —Volví a asomar la cabeza y solté una carcajada al ver una mano moviéndose detrás de un árbol. La mitad de su rostro se asomó—. Oye, no te voy a esperar toda una vida aquí.

—Vale, estoy bajando.

—Qué raro, yo te sigo viendo al lado de tu ventana. —Sonrió de lado y me saludó con su mano.

Le devolví el saludo como una idiota.

—Bien, bien. Pero ya deja de esconder tu perfección. —Me tapé la boca con rapidez y bajé corriendo—. Fue sarcasmo —me excusé al escuchar su suave risa del otro lado.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora