Capítulo 20 | El video del reto

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Mierda.

El rostro de Sean palideció. Josh pareció que se iba a desmayar del susto y yo sentí que todo me daba vueltas. Todos nos miraron, sus ojos acusadores y curiosos cayeron en nosotros.

—Ay, no.

Menos de cinco meses aquí y ya estaba metida en líos cuando se suponía que tenía que esperar a que sea medio año para hacerlo. Ya está, estaba jodida. Mis restos serían tirados al río más sucio del país, si es que teníamos uno, con una banderita roja ondeando al vento para advertir que nadie se acercara por alto peligro. Y si era el director el que se enteraba, peor. No saldría viva de esta, lo presiento.

Sean entrecerró los ojos, mirándolos venir como si fueran leones rabiosos fuera de control. Él estaba nervioso, lo podía sentir, pero lo ocultaba tan bien con una expresión serena. Josh cerró los ojos, maldijo entre dientes y se dio la vuelta con tanta rapidez que se tambaleó un poco, pero se recuperó al instante, como si no hubiese pasado nada.

Me puse entre Sean y Josh, no detrás ni adelante, tan solo entre ellos dos, dispuesta a dar batalla. Vi venir a mi hermano totalmente furioso, con los puños apretados y pasos imprecisos y descontrolados. Me daba miedo verlo así, en posición de ataque. Él no era de molestarse, pero cuando el diablo tocaba su puerta, era irreconocible. A su lado, Tyler también parecía enojado, pero sus pasos eran controlados y bruscos. Estaba disimulando su furia con un caminar errático al sentir la mirada furtiva de las chicas.

—Dime ahorita mismo qué es esta foto, Lydia Sullivan —ordenó Nick.

Tenía los labios apretados, pálidos. Vi sus ojos avellana con la intención de hablar a través de los míos y que los suyos me entendieran; traté de decirle que nada malo pasó esa noche, que sea quien sea que haya subido eso era porque quería causar problemas y, para ser sincera, lo había logrado. Pero sus ojos, al igual que su mente, se mantuvieron cerrados e indispuestos ante el mensaje en los míos.

—Yo no...

—¿Tú no qué? ¿Este era tu estúpido contratiempo?

—Sullivan, esto es un mal entendido —intervino Sean.

Lo fulminó con la mirada.

—Puedo ver con claridad esta foto, Vant, no estoy ciego.

—Ya lo sé. Esa noche no pasó nada malo, ¿por qué tanto rollo?

—¿Entonces qué sucedió?

—Estuvimos aquí en el instituto, cerraron las puertas y nos quedamos atrapados. Eso es todo. Teníamos frío y por eso nos acostamos...

—¿Se acostaron? —espetó Tyler con rudeza.

Tuvo el impulso de lanzarse sobre Sean, pero Nick lo retuvo y le hizo una seña a Sean para que continuara.

—¡Dormimos! Lo siento, no usé el término correcto. —Se secó el sudor de la frente, irritado—. Ni siquiera sé quién nos tomó esa foto, pero ese día no hicimos nada malo.

—Adivina qué. —Le sonrió falsamente—. ¡No te creo ni una puta palabra!

—¡A mí me vas a creer, quieras o no! —Josh avanzó un paso en dirección a ellos y lo señaló con el dedo índice—. ¡Te estamos diciendo que fue un mal entendido, maldita sea!

Nick se le quedó mirando, furioso. Estuvo a punto de ir contra Josh, si no fuera porque esta vez Tyler lo retuvo para que se calmara. Él tampoco se veía contento. Había demasiado público. Armar un escándalo así era como ir a detención por un mes. Limpiar aulas, hacer tareas, ayudar en la decoración de futuros eventos, pintar paredes y avanzar clases. ¡Oh! Y que no se me olvide ver la aburrida cara de sufrimiento del profesor que le toque cuidarnos.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora