Capítulo 27 | Te beso, me besas o nos besamos

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N/A: Escuchen Lost the Game de Two Feet porque vamos a presenciar como uno de los dos comienza a perder el juego.

Tranquilo, si me veías caminar por el instituto con unas ojeras de panda, no te asustes. Era simplemente yo con sueño.

—Esto es como un tira y afloja, y yo soy el puto nudo intermedio —dije al ver a Josh intentar abrir su casillero. Él me miró confundido, porque lo que le había dicho no tenía nada que ver con lo que estábamos hablando. Carraspeé—. Me refiero a las notas, ya sabes. Los cursos me llevan de un lado a otro —mentí.

—Tu ejemplo es tan raro como tú.

Unos brazos rodearon suavemente mi cintura.

—Hola. —Besó mi mejilla, sonriendo.

—Hola.

—Cursilería frente a mí hoy no, por favor. —Josh cerró su casillero con un manotazo—. No cuando ayer terminé con Susan.

—¿Qué?

—Sí. Fue complicado —dijo con lentitud, mirándome—. Lydia, llevo contándote esto todo el maldito día.

Ups.

—¿En serio? ¿Cómo reaccionó?

—Mira, pasa que cuando te dejé en tu casa me la encontré en la avenida y me hizo un escándalo. ¿Puedes creerlo? ¡En plena avenida! ¡Todos nos miraban como si fuéramos unos chiflados! Me cansé y corté con ella. ¿Ya te acordaste o tu mente de pollo no da para más?

Hice una mueca de espanto.

—¿Le cortaste frente a todos?

—Le dijo que solo la quiso por sexo —intervino Sean.

Me volví hacia Josh y le di un manotazo en la nuca.

—El cerebro de pollo lo tienes tú. ¿Cómo le vas a decir eso?

—Ella también me quería para lo mismo, solo que no me lo dijo a la cara. Dicen que la verdad es mejor que la mentira, duela lo que duela. —Miró a Sean un rato y dejó caer su mirada en mí—. Le dolió, pero tampoco es como si le importara.

—¿Qué hizo después de eso?

—Te llamó zorra y me dijo que la había cambiado por otra que se me abriera de piernas.

Enarqué una ceja.

—¿Acabas de decir que me llamó zorra?

—Tranquila, si tú eres zorra, yo soy una especie más zorra. —Josh frunció el ceño—. No sé lo que dije, pero creo que se entendió el punto.

Mientras caminábamos los miré con cara de «¿Entre hombres se apoyan sus pendejadas o qué?»

—Me sacan de quicio.

—¿Ya te dije que esa blusa que traes deja ver buena parte de tu piel? —Josh me miró divertido, caminando a mi lado mientras Sean estaba al otro, fulminándolo—. Pero no voy a mirar nada porque tengo unos ojos muy bonitos y no quiero tener uno morado mañana.

—Me leíste el pensamiento —soltó Sean.

Entrelazó sus dedos con los míos. Su tacto me tomó desprevenida, pero no aparté la mano. Josh hizo un sonido de vómito al vernos y desvió la mirada. Sean, para fastidiarlo más, besó el dorso de mi mano.

—Puaj. ¡Ni siquiera sabes dónde estuvo esa mano!

Me puse rojísima.

—¡Maldición, Josh! —Sean le dio una palmada en la nuca.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora