Capítulo 25 | Me estoy enamorando de ti

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—Y fue como si me hubiera rescatado, ¿sabes? —Gwen sacó los cuadernos que necesitaba de su casillero y se volvió hacia mí—. Fue tan hermoso que casi lloro.

—No me da buena espina que hayas soñado con mi hermano.

—Fue solo un sueño, Lydia.

—El que lo hayas soñado desnudo en una ducha no lo convierte en un sueño tan bonito.

—¡Solo piénsalo y ponte en mi lugar!

Hice una mueca de asco.

—Puaj, no. Es mi hermano, joder.

—Está bien, lo admito, no sé cómo se me apareció justo cuando me bañaba, pero son mis instintos de mujer. —Caminó a mi lado hacia nuestro salón. Su mano jalaba el tirante de su mochila cuando se expresaba en voz alta, lo cual me hizo recordar la manera en la que yo mordía mi labio inferior cuando estaba nerviosa—. Fue sin querer, yo...

—¿Quieres que le cuente a Nick de tu sueño erótico?

—¿Qué? ¿Estás loca? ¡Ni se te ocurra! ¿Acaso no piensas qué pensaría de mí si se entera que lo soñé desnudo en mi ducha? —Se sonrojó como una impura—. No quiero que me afecte eso.

Frené en seco, aturdida.

—¿Quieres decir que te gusta mi hermano?

—¿Qué? No, yo...

—Espera. Dime la verdad. No te atrevas a excusarte.

—Lo sé, pero...

—Quiero escuchar la verdad, Gwen.

—Si me dejaras hablar, te...

—Te estoy dejando hablar, demonios. —Moví los brazos, ofuscada, y continué caminando.

—No me interrumpas. Lo que quiero decir es...

—No te estoy interrumpiendo. —Fruncí el ceño, enojada por la acusación. Ella avanzó varios pasos delante y me encaró—. ¿Ya piensas hablar?

—¡Que te calles de una maldita vez!

La miré mal.

—Esa frase es únicamente mía.

—Ya sé, la has usado desde la secundaria, por lo que te conviertes en dueña de la frase y bla bla bla. Me lo has dicho tantas veces que ya me lo sé de memoria. —Rodó los ojos, irritada.

—Bueno, no cambies de tema —la reprendí con la mirada, sin dejar de caminar a paso firme—. ¿Qué te traes con mi hermano?

—¿Vas a escucharme? —Asentí—. Bien. Yo no...

—¡Lydia! —interrumpió otra voz.

Gwen se volteó con brusquedad y se jaló los pelos.

—¡¿Que no puedes esperar?!

—¡Eh! Yo no hice nada. —Tyler alzó las manos a los lados, pasando por su lado con cuidado de no tocarla, y la miró de arriba abajo cuando estuvo a salvo a mi lado—. ¿Y a ti qué te pasa?

—¿Puedo hacerte una pregunta? Quiero que me respondas con la verdad. —Tyler asintió, analizando cada palabra que salía de la boca de Gwen—. Bueno, en este caso. ¿Soñar con la hermana de tu mejor amigo es motivo suficiente para que crean que te gusta?

Se quedó atónito ante la pregunta, sus ojos escrutaron cada cosa que había en el pasillo mientras pensaba en una buena respuesta, hasta que enfocó su atención en Gwen.

—Depende de cómo sea el sueño que has tenido con Nick. —Le guiñó un ojo.

Ella se puso peor que un tomate, sin poder creerlo.

Inevitable DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora