Tyler Levin
Bebí de un sorbo todo el contenido del vaso y me quedé mirando la barra con mi celular sobre esta, esperando que al menos sonara una vez en horas.
Era suficiente. La distancia me estaba matando y mi único consuelo a la mano para no pensar en ella era la bebida. Lydia no había contestado mis llamadas y mensajes desde ayer, todo un día completo sin saber de ella. Al principio pensé que se había quedado dormida y nuestra rutina se le había pasado, pero cuando Nick tampoco contestó mis mensajes me preocupé. Me dormí repitiendo mentalmente que todo estaba bien, pero a las cuatro de la mañana mi celular vibró en mi mesita de noche y me despertó de un salto.
—¿Lydia? —Había respondido adormilado.
Se escuchó ruidos de música estridente y risas. Fruncí el ceño con la mirada clavada en el celular. Había estado a punto de volver a hablar cuando la escuché.
—¡Los amigos no se besan en la boca! —Estaba cantando con voz distorsionada. Me tensé con la mano apretada en el aparato—. ¡Dame más!
—Lydia —repetí impaciente.
¿Dónde demonios estaba? ¿Por qué sonaba como si estuviera ebria?
—Sí, claro, claro. ¡Bien! Es... ¡Scott!
Eso fue todo antes de que se cortara. No contestó ni una maldita llamada después.
—Dame otro. —Le pedí a la chica tras la barra.
Los únicos pensamientos que estuvieron en mi cabeza las siguientes horas fueron las palabras de Morgan repitiéndose una y otra vez en mi cabeza. No entendí ni mierda lo que me quiso decir ese día que fue a mi casa, pero sentía que me estaba perdiendo de algo. Y era un idiota por darle espacio en mi mente para joderme.
Una chica tomó el puesto de la camarera y se inclinó en la barra con su blusa a medio abotonar y una sonrisa de suficiencia en el rostro.
—¿Te acuerdas de mí?
—No —respondí indiferente.
—¿En serio? Te ayudé a pasar Estadística, ¿no me recuerdas? —Se inclinó más cerca de mí.
—Si fuiste una follada, no me interesa recordarte —espeté.
—Eres tan difícil de complacer —bufó aburrida—. ¿Estás esperando la llamada de alguien?
—Qué te importa, no es asunto tuyo.
—Llámala una vez más, quizás ya se haya desocupado y te atienda.
Joder. ¿Tan desesperado me veía? Le hice caso con la esperanza de que fuera verdad. Ya era de mañana, tenía que estar despierta a esta hora. Carraspeé para que mi voz no sonara cansada, enojada y fastidiada como en realidad estaba. Quería mandar todo a la mierda, pero primero quería saber si estaba bien.
Ella respondió al cuarto tono.
—¿Lydia? ¿Hola? —pregunté apresurado.
—¿Hola? —respondió una voz masculina.
Se me heló el cuerpo.
Esa voz no era la de Nick ni la de su padre. Era una voz diferente que no reconocí. El rostro se me puso rojo de la rabia que me causó escuchar a un desconocido respondiendo su celular. Las orejas me comenzaron a quemar, pero intenté mantener el control. Tenía que haber una maldita explicación a que se desaparezca por un día, me llame borracha sin darse cuenta y que ahora su celular lo responda un chico. Joder, sí. Tenía que haber una maldita explicación.
¿Quién era? ¿Un primo? ¿Un tío? ¿Un vejete? No, no podía ser su abuelo. Esa voz era como de un chico de nuestra edad, sonaba confundido, y eso me alertó. ¿Por qué contestó el celular de mi chica?
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Inevitable Destrucción
Teen FictionLydia tiene prohibido causar más problemas, pero cuando el rompecorazones que reina en su nuevo instituto fija su objetivo en ella, todo se complica. Tyler Levin, el chico de ojos cafés y sonrisa encantadora, perfecto para muchas, tiene un error: Cr...