Capítulo 9

7.2K 560 36
                                    

DAN

Me despierto con la mejor de las imágenes. Andrew está durmiendo plácidamente sobre mí. Me encantaría despertarlo, muero por hacerlo pero no puedo. Ha venido muy tarde y debe estar muy cansado. Estar con él así es la mejor sensación que he experimentado nunca.

Necesito ir al baño con urgencia por lo que con mucho cuidado me levanto de la cama sin despertar a Andrew.

Cuando vuelvo a la habitación, veo como mi vampiro favorito se ha despatarrado por toda la cama. No puedo evitar que una pequeña risa escape de mi boca; es una escena enternecedora.

Voy a la cocina y preparo el desayuno. Cuando vuelvo al dormitorio, lo dejo en una de las mesillas de noche para que cuando despierte sea lo primero que vea. Miro el reloj y frunzo el ceño al ver la hora. Es demasiado tarde ya, debo ir al taller a echar una mano a papá.

Busco entre los cajones papel y bolígrafo. Cuando lo consigo, le escribo una nota y se la dejo junto al desayuno. Me acerco a él y le doy un suave beso, acaricio su cabeza y me marcho, aunque en realidad me hubiese gustado quedarme con él, juntos, tirados en la cama sin preocuparnos por otra cosa que no sea abrazarnos, pero esta vez no será posible. ¡La próxima vez nos tendrán que separar con fórceps!

•••

Estoy cambiando el aceite a un coche que trajeron esta mañana para hacerle una revisión completa cuando alguien entra al taller.

— ¡Así que es aquí donde te escondes!— grita Fredek con sus brazos abiertos.

— Ya ves...— río.

— Podrías haberme devuelto alguna llamada, digo yo— coloca sus brazos en forma de jarra y en su cara se puede ver reflejado enfado.

— Lo siento, tío, he estado muy ocupado— me excuso rascándome la nuca.

— ¿Tan ocupado como para no poder quedar para tomar algo con tu mejor amigo?— me dice dolido.

— Está bien, tienes razón— admito.

— Es igual,— da una palmada zanjando el tema.

Es fácil cabrear a Fredek, pero es más fácil aún que se le pase el enfado.

— ¿Salimos esta noche?— me dice animado.

Joder. Si me hubiese pillado en otro momento habría ido sin pensármelo pero ahora lo único que quiero es acabar de trabajar para ir a ver a Andrew y terminar lo que empezamos. Sólo de pensar en él, una sonrisa estúpida aparece en mi boca.

— ¿Por qué sonríes?— me pregunta Fredek inquisitivo.

— Por nada— digo saliendo de mi ensoñación.— El caso es que no puedo salir hoy.

— ¿Qué?— dice frunciendo el ceño.— ¿Por qué no ibas a poder?

Sabía que un "no" a Fredek no le iba a bastar. Piensa rápido, Dan.

— Porque he quedado ya con Mila— ¡perfecto!.

— Vale...— dice poniéndose de morros.— Desde que estás con ella eres un poco cortarollos— murmura y yo alzo una ceja.

— ¿Cómo?

— Perdón, pero lo siento así— dice encogiéndose de hombros.

— Estar con alguien no es un juego, Fredek, yo me tomo estas cosas en serio— ¿cómo narices puedo llegar a ser tan hipócrita?

— Lo sé, lo sé, pero una cosa no quita la otra. Siento que estoy perdiendo a mi amigo— murmura mirando al suelo.— Como si ya no me contases las cosas. Antes nos decíamos todo.

Tiene razón y me duele no poderle contar la verdad sobre lo que estoy viviendo. ¿Cómo le voy a decir que me gustan los hombres y que además mi mate es un vampiro?

— Lo entiendo, pero otra cosa es que lo apoye...

— ¿Qué quieres decir con eso?

— ¡Que no me gusta esa chica parea ti, Dan!— alza la voz dejándome perplejo.— Es guapa, de acuerdo, pero tú te mereces a alguien mucho mejor. Tienes a una fila de chicas esperando a coger número, como en un pescadería, y tú te conformas con la primera que pasa.

— Ese es mi problema, Fredek— le digo serio.

— ¡Y una mierda tu problema! Despierta, Dan. Respóndeme a una cosa: ¿eres feliz con ella?— me dice y yo miro al suelo.

— Claro que lo soy— murmuro.

— No te lo crees ni tú— me dice señalándome con el dedo.— Te conozco, Dan. Te conozco desde que tengo memoria y sé que una persona así nunca te podría llegar a hacer feliz. Me ocultas algo, lo sé. Si no me lo quieres decir, estás en todo tu derecho,— dice abriendo sus brazos en cruz,— pero no me puedes mentir.

Realmente no hay nadie que me conozca tan bien como Fredek. No sé qué contestarle porque tiene toda la razón.

— Dan,— dice apoyando una mano en mi hombro y yo levanto mi cabeza para mirarle a los ojos,— cuando estés listo para desahogarte, quiero que sepas que estoy y siempre estaré aquí— me dice y yo asiento.

Tengo ganas de decirle la verdad, muchísimas pero no puedo. Aunque sea mi mejor amigo, estoy seguro de que no me aceptaría y, además, no quiero poner en peligro a Andrew contando muestro secreto.

Fredek me estrecha entre sus brazos.

— Sólo prométeme una cosa,— dice separándose de mí,— prométeme que no te alejarás de mí por los líos que haya en tu cabeza.

Me siento una persona horrible. Mi amigo está preocupado por mí y piensa que me alejaré de él por mis quebraderos de cabeza.

No, Fredek, tú serás quien se separe de mí.

•••

Después del trabajo, voy directo a la casa de Andrew.

Cuando me abre la puerta, veo que tiene gesto cansado.

— Hola,— me saluda frotándose los ojos.

— Son las ocho y media de la noche, Andrew. No me digas que aún seguías en la cama— río y cierro la puerta tras de mí.

— No tengo un horario fijo para dormir— dice bostezando y se deja caer en el sofá.

— Espero que no estés cansado para lo que vengo a hacer— sonrío de lado y me siento junto a él posando una mano en su pierna y acariciándola.

De repente me sorprende apartando mi mano bruscamente. Yo frunzo el ceño. ¿Qué le pasa?

— ¿Crees que se me ha olvidado lo que pasó ayer por la noche en la bolera?— me dice serio y yo maldigo para mis adentros.

Puede que a él no, pero a mi se me había olvidado por completo.

— Me debes una explicación— dice sentándose en un sillón más alejado de donde estoy yo.

— Tienes razón— le digo.— La chica que viste era Mila— Andrew asiente para animarme a que continúe hablando.— Mila es...— no hay forma humana de que esto suene mejor de lo que es así que, ¡de perdidos al río!— Es mi novia.

— ¿Qué?— dice abriendo sus ojos por la sorpresa.— ¿Y me lo dices así, tan tranquilo?

— Tú me has preguntado y yo te he contestado— digo encogiéndome de hombros.

— No estoy para bromas, Dan.

— ¡Yo tampoco, joder! Pero, ¿qué se supone que debía hacer? Ella es mi tapadera— Andrew pone cara de no entender.— La utilizo para que la gente piense que me gustan las mujeres. Sé que está mal y no me enorgullezco de ello, pero a todo el mundo le resultaba raro que rechazase a toda mujer que se me insinuaba.

Andrew cierra los ojos. Sé que se está controlando pero si me pegase un puñetazo en la cara, no podría juzgarle. Hasta yo mismo tengo ganas de dármelo.

Finalmente inspira profundamente para intentar relajarse.

— De acuerdo, lo puedo entender. Ahora bien, ¿cuándo la dejarás?— me pregunta intentando ser lo más comprensible que puede.

— No lo haré— le digo tajante.

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora