DAN
Esperamos fuera del quirófano en el que está Aeryn. Orrel me ha acompañado. Podría parecer que es una situación incómoda pero en estos momentos los únicos que ocupan mis pensamientos son mi hermana y mi sobrino.
Fredek sale con un rictus en su cara. Me pongo en pie al instante.
— ¿Qué ha ocurrido?— pregunto preocupado.
— Ha habido complicaciones en el parto y...— Fredek se tira del pelo agobiado.— Aeryn está mal, muy mal...— tiene los ojos rojos y yo le doy un abrazo.
— Tranquilo, todo saldrá bien— le digo para infundirle ánimos pero ni yo mismo me lo creo.
Cuarenta y cinco minutos después, la matrona sale y nos dice que el bebé está bien, pero que han tenido que inducirle el coma a Aeryn. Miro a Fredek y sólo le he visto tan mal cuando ocurrió lo de sus padres. Yo más que nadie sé lo que se siente cuando la vida te roba a tu mate.
— ¿Quiere ver al bebé?— le pregunta la matrona y Fredek niega con la cabeza.
— No, no puedo— llora.
— Vamos, yo te acompaño— le digo poniendo una mano en su hombro.
— No quiero, Dan. Él tiene la culpa...— no le dejo terminar.
Le agarro del jersey y le zarandeo.
— Retira ahora mismo eso que has dicho. Te arrepentirás toda tu vida si culpas a un inocente de tu mal— me dice y su barbilla tiembla.
— No puedo perder a Aeryn, Dan, no lo podré soportar.
— No lo harás. Ahora sé un buen padre y entra a ver a tu hijo— le digo y el asiente.
Ambos entramos al quirófano y un enfermero pone al pequeño en sus brazos. Fredek le sujeta y se le escapa una pequeña sonrisa.
— Hola, pequeño— susurra con un hilo de voz y yo sonrío.— Soy papá. Prometo que nunca permitiré que nada malo te ocurra.
Me siento orgulloso de mi amigo. Sé que será un buen padre pero también sé que necesitará de Aeryn para conseguirlo.
•••
No pasan muchas horas hasta que Aeryn despierta. Tanto ella como el bebé están perfectos.
Entro a su habitación y ahí está con ella Fredek, quien no se ha despegado de su lado desde que despertó. Puedo entender perfectamente el porqué. Si Andrew hubiese aparecido ante mí, yo no querría haberme separado de su lado ni un solo minuto.
— ¿Cómo están los papis?— pregunto con una gran sonrisa.
— Dan, intenta convencer a Fredek de que se vaya a casa— me suplica mi hermana.
— No me voy a separar de ti, Aeryn— ella suspira agobiada y con mi ayuda, conseguimos que convencerle para que se vaya un rato.
Me acerco a la pequeña cuna en la que está metido el bebé y le miro dormir.
— ¿Ya tiene nombre?— pregunto mientras paso mi dedo índice por sus pequeños deditos, a penas rozándole.
— Yo había pensado en Dominic pero no quiero que Fredek odie a su hijo antes de que pueda ponerse en pie— niego con la cabeza sonriendo y Aeryn sonríe con la mirada perdida.
— Daniel es un nombre precioso— sugiero.
— No, gracias,— dice poniendo cara de horror,— con un Dan en mi vida, ya tengo suficiente.
— ¿Entonces?— pregunto con curiosidad y ella suspira.
— Fredek sugirió... bueno, el pensó en que el nombre de Andrew le gustaba— me dice y se me encoge el corazón al escucharlo.
— Es todo un detalle...— murmuro.
— Pero no— me dice sonriendo y yo sonrío asintiendo.
— Sería muy extraño— digo.
— Eso mismo pensé yo. En todo caso, la idea de llamarle así de segundo nombre no me disgusta— me dice y yo beso su frente.— También pensé en Viktor, como papá. Finalmente creo que tu sobrino se llamará: Lev— frunzo el ceño y después abro mis ojos con sorpresa.
— Así se llamaba el padre de Fredek— le digo cuando caigo en ello y ella asiente.
— Aún no se lo he propuesto.
— Estoy seguro que le encantará la idea.
La puerta de la habitación se abre dejando pasar a un abuelo emocionado.
— ¿Dónde está mi nieto?— dice después de abrazar a Aeryn y ella señala la cuna.
Minutos después, Lev empieza a llorar a pleno pulmón y mi padre coge a su nieto para dárselo a Aeryn, quien le pone en su pecho intentando tranquilizarle pero no lo consigue.
— ¿Por qué no lo intentas tú?— me dice mi padre divertido.
— ¿Yo?
— Sí, siempre has tenido un don especial para los niños— dice y sujeta al bebé para colocarlo sobre mis brazos.
El bebé no tarda en parar de llorar y yo le sonrío con ternura. Toco su grueso labio inferior y el coge mi dedo con su pequeña mano. Esta es la tercera vez que me enamoro en mi vida.
Beso su frente y le acurruco más a mí. Alzo mi cabeza al escuchar unos sollozos y veo que provienen de Aeryn.
— Cariño,— mi padre pasa un brazo por detrás de ella,— ¿te encuentras bien?
— Es que... Son tan tiernos— dice llorando mientras nos mira.— Mirales, por favor— yo frunzo el ceño y mi padre la consuela.
— Hija, estás cansada y tus hormonas están muy alteradas. Necesitas descansar— le explica con paciencia mi padre y yo reprimo una sonrisa.
•••
Voy hacia la máquina de café y allí me encuentro a Orrel.
— ¿Aún sigues aquí?— le pregunto algo nervioso y el me mira.— Pensé que ya te habrías ido.
— Aquí aún tengo asuntos pendientes que necesito resolver cuanto antes— me dice sin ninguna expresión en su cara.
— No hay mucho de lo que hablar, Orrel. Yo no estoy preparado para comenzar una relación con nadie y no quiero que tú esperes por mí; no sería justo— digo muy a mi pesar y Orrel camina de un lado a otro perdiendo la paciencia.
— ¿Por qué no te dejas llevar? Por una vez en tu vida, podrías dejar de pensar en qué es lo mejor para los demás y sólo preocuparte de ti mismo— comienza a alzar la voz pero al darse cuenta de donde estamos, reduce su volumen.— Si necesitas ir poco a poco porque para ti el recuerdo de Andrew está muy presente, no me importa, iré al ritmo que tú quieras y necesites, como ya te he dicho en anteriores ocasiones. Lo único que te pido es que lo intentemos.
Le miro dudando. En estos momento, miles de pensamientos cruzan mi mente y no sé con cuál quedarme. Orrel me gusta. Somos muy compatibles. Aunque no funcionemos como imanes que al acercarse necesitan pegarse el uno al otro como ocurre con los mates, dentro de mí está apareciendo un sentimiento de necesidad que estoy comenzando a descubrir.
Supongo que esto es lo que siente la gente normal cuando comienza a enamorarse.
— Tienes razón— murmuro.
— ¿Cómo?
— Que tienes razón. No perdemos nada por intentarlo— digo cada vez más decidido.— Quiero dar una oportunidad a esto,— digo y río por lo bajo,— sea lo que sea que tengamos.
Orrel sonríe y me abraza con fuerza.
Es hora de hacerle caso a la madre de Andrew. No le estoy dando una segunda oportunidad a lo mío con Orrel, sino una segunda oportunidad a la vida.
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Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]
Werwolf[COMPLETA] WOLF ❤️ VAMP Ésta es la historia de Dan Vólkov, un joven ruso al que le toca crecer en una sociedad llena de prejuicios y odio. A pesar de esto, Dan no pierde nunca la sonrisa y espera con ansias poder encontrar algún día a su mate. (A pa...