ANDREW
Resaca histórica. Me levanto como puedo de la cama para ir al baño. Miro mi reflejo en el espejo y me doy a mí mismo vergüenza ajena.
— Buenos días, fiestero— dice a mis espaldas Dan y yo le veo de reojo a través del espejo.
— Entenderé si ahora mismo me quieres dejar— digo mirando mis ojeras.— ¿Cómo puedo dar tanto asco?
— No seas tan dramático— me dice abrazándome por la espalda.— Además, no das asco, hagas lo que hagas es imposible que te veas feo.
— Tú que me ves con buenos ojos— resoplo y me giro para estar cara a cara con él.
— Será eso— dice sonriendo y besa mis labios.
Cuando se aparta, aprieta los suyos haciendo una mueca y cierra sus ojos.
— ¿Qué pasa?— pregunto preocupado.
— Tu cara es perfecta, pero tu aliento...— murmura y yo me horrorizo.
— ¡Oh Dios mío!— digo girándome de nuevo hacia el lavabo y cojo rápidamente mi cepillo de dientes.
Dan suelta una carcajada apretando su estómago.
— No le veo la gracia— digo con mi boca llena de pasta de dientes.
— Pues yo sí— dice rodeando mi cintura con sus brazos y dejando un pequeño beso en mi mejilla.— Te he preparado un café, lo tienes en la cocina— dice separándose de mí para entrar de nuevo a la habitación.
— Por estas cosas te quiero— le digo y él ríe negando con la cabeza.
Cuando termino de cepillarme los dientes, voy hacia la cocina a por el café; lo pruebo y está delicioso. Entro al salón, veo a Dan sentado leyendo el periódico y me siento junto a él mirando los adorables gestos que hace cuando lee. Es una persona muy expresiva. No creo que algún día sea capaz de mentirme por el simple hecho de que le cazaría a la mínima.
— ¿Puedes dejar de mirarme? Me pone nervioso— murmura sin apartar la vista de su lectura y yo doy otro sorbo a mi café.
— No puedo, lo siento, te ves demasiado tierno— el me mira alzando una ceja y yo escondo mi cara en el respaldo del sofá.
Me tumbo apoyando mi cabeza sobre su regado y bostezo cansado.
— Tenías que haberte quedado en la cama— me regaña Dan.
— Da igual, total, hoy no tengo que trabajar así que no hay problema.
— Yo me iré en una hora a trabajar— me dice y yo suelto un suspiro de frustración.
— ¿No puedes escaquearte por un día?— hago un puchero.
— Si no voy, no me van a despedir, Andrew.
— Entonces, ¿dónde está el problema?
— En que lo hago por mi padre— me dice y yo asiento.
— De acuerdo pero, ¿podrías salir un poco antes hoy?— le suplico.
— ¿Qué tienes pensado?— sonríe de medio lado y coge mi café para darle un trago.
— Quiero que vengas a cenar a casa de mis padres— le digo y él se atraganta con el café y empieza a toser obligándome a levantarme y darle palmaditas en la espalda.— ¿Estás bien?
— ¿Cómo voy a estar bien?— dice con sus ojos llorosos por el ataque de tos.— ¡Tú estás loco! ¿Lo de llevar nuestra relación de la forma más discreta posible dónde ha quedado?
— Mi familia es discreta. Ellos saben que me gustan los hombres— le digo y veo en su rostro que no se esperaba que le dijese eso.
— ¿Y los lobos?— me pregunta temeroso.
— Hombre, no les apasionan pero los respetan, que ya es mucho en los tiempos que corren— digo encogiéndome de hombros y el asiente dándome la razón.
— No sé si será buena idea...— murmura.
— ¿Qué tienes que perder por intentarlo?
•••
Sobre las ocho, paso a buscar a Dan a su casa. Sale del portal vistiendo unos pantalones color caqui, una camisa blanca y una americana azúl oscura, con su pelo recogido en un moño descuidado. Está realmente guapo.
— Hola— me dice con su hermosa sonrisa algo nervioso.
— Hola— le digo dándole un pequeño beso en los labios.— ¿Estás nervioso?— le pregunto sonriendo.
— ¿Nervioso? ¿Yo? Mira— me muestra su mano temblorosa.— Estoy ahora mismo como para ir a robar panderetas.
Río y arranco el coche para dirigirme a casa de mis padres.
No llega a la hora cuando entramos a la pequeña aldea donde crecí. Cuando miro las calles que me rodean, miles de recuerdos vienen a mi mente.
— Encima había olvidado que la cena sería en un nido de vampiros— refunfuña.
— No seas tan dramático.
— Perdón por estar nervioso cuando voy a conocer a mis suegros que, ¡oh, por cierto!, son vampiros— dice irónico.
— Les vas a enamorar desde el minuto uno, como lo hiciste conmigo— le miro de reojo y veo como una sonrisa tímida escapa de sus labios.
Llegamos y aparco enfrente de la casa. Dan da un silbido de aceptación al verla.
Bajamos del coche y llamamos al timbre. Puedo notar el nerviosismo de Dan, por lo que le aprieto la mano para inducirle fuerzas.
— ¡Cariño!— abre mi madre la puerta y me recibe con un gran abrazo.— Tú debes de ser Dan,— dice alegre y también le da un abrazo que le pilla por sorpresa.— Pasad, por favor.
— Andrew— me saluda mi padre con un apretón de manos.
— Papá, éste es Dan, mi novio— le tiende su mano.
Novio. Es la primera vez que me refiero a él de esa manera y adoro como suena en voz alta.
— Encantado, señor.
— Por favor, llámame Charles— le dice palmeando su espalda.
— ¿No es usted de aquí, verdad?— pregunta Dan.
— ¿No te gusta mi acento ruso?— bromea mi padre forzando su acento y todos reímos.— Soy de York, una ciudad de Gran Bretaña. Ya veo lo mucho que Andrew te ha hablado de mí— dice mirándome con reproche y yo me encojo de hombros.
— Chicos, pasemos al comedor. Está todo listo— dice mi madre y así lo hacemos.
Esto será divertido.
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Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]
Kurt Adam[COMPLETA] WOLF ❤️ VAMP Ésta es la historia de Dan Vólkov, un joven ruso al que le toca crecer en una sociedad llena de prejuicios y odio. A pesar de esto, Dan no pierde nunca la sonrisa y espera con ansias poder encontrar algún día a su mate. (A pa...