Capítulo 45

3.7K 370 14
                                    

DAN

Ha pasado un mes desde que estuve ingresado en el hospital. En el fondo, llegó a gustarme estar entre esas cuatro paredes porque sentía a mi familia más cerca de mí y temí que si salía de allí, todos me volverían a abandonar pero eso no fue así. Tanto Fredek, como Aeryn y mi padre me visitan continuamente. Incluso la novia de mi padre me ha traído algunas de sus magníficas tartas caseras.

Nunca me ha gustado hacerme la víctima por lo que finjo ante ellos que todo está bien. A pesar de ello, Fredek dice que mi mirada sigue igual de vacía que cuando estaba en el hospital. Eso es lo que más valoro de él: me dice las cosas tal cual las piensa y a veces es algo de agradecer. Me ha demostrado que en los momentos malos siempre podré contar con él. Ha habido noches que nos hemos quedado solos en mi casa, viendo películas de superhéroes como hacíamos cuando éramos pequeños. Son mis momentos favoritos del día. Parece que el tiempo nunca hubiese pasado por nosotros y discutimos sobre qué superhéroe ganaría a quién.

Aeryn me sorprendió el otro día cuando me dijo que me había matriculado en la Facultad de Medicina. Es como si todos estuviesen retomando mi vida y yo me quedase sentado mirándola pasar. Y no quiero sonar desagradecido, todo lo contrario, valoro mucho todo lo que están haciendo por mí.

Esta noche he quedado de nuevo con Fredek. Me siento un poco culpable porque le estoy acaparando y ella, con su embarazo tan avanzado, también necesita de él. Quizás más que yo.

El timbre suena y me levanto rápidamente para abrir a Fredek.

— ¿Qué película toca hoy?— pregunto divertido mientras abro la puerta pero al otro lado no se encuentra Fredek.

— ¿Qué te parece una titulada: "Recordemos viejos tiempos"?— dice Orrel con una gran sonrisa.

— Orrel...— murmuro sorprendido.

— ¿Puedo pasar o voy a tener que quedarme aquí toda la noche?

— ¡Sí! Por supuesto, pasa, por favor— digo trabándome con las palabras.

Orrel entra a mi piso y mira hacia todas partes.

— Me he enterado de lo que te ocurrió— me dice distraído.— ¿Cómo estás ahora?

Río dándome cuenta de que últimamente no tengo una conversación con nadie sin que me pregunte eso.

— Jodido pero contento— digo sonriendo y el sonríe de lado.

— Me alegro de escuchar eso.

— ¿Por qué has venido, Orrel?— le pregunto queriéndome sacar esa duda de la cabeza cuanto antes.

— Me apetecía verte— se encoge de hombros.

— Ya...— murmuro poco convencido.

— Necesitas que te suban el ánimo y en eso, querido amigo, yo soy experto.

•••

— ¿Qué quieres tomar?— me pregunta Orrel.

— Una Coca-Cola— respondo y él pide al camarero nuestras bebidas.

— Ya es una tradición hablar contigo en la barra de un bar— me dice y yo río.

— La verdad es que sí.

Charlar con Orrel siempre me ha hecho sentir muy a gusto. Es fácil conversar con él. Además, su sonrisa es pura luz, algo necesario dentro de mi oscuridad.

Nos reímos cuando mujeres con sus maridos cantan en un pequeño karaoke improvisado que han puesto esta noche en el bar. Cuando preguntamos al camarero, nos dice que desde que decidieron que los viernes serían noche de karaoke, sus ingresos han aumentado considerablemente. Me estoy dando cuenta de que hacía mucho tiempo que no venía a este bar.

— ¡No me lo puedo creer!— escuchamos una voz femenina detrás de nosotros y cuando nos giramos, sonrío al ver a la embarazadísima de mi hermana junto a Fredek.— ¿Cómo has conseguido que salga de la cueva?— le pregunta a Orrel y después me da un gran abrazo.

— Tengo ese don— dice Orrel divertido.— ¿Os animáis a cantar una canción?— les dice y Fredek niega rotundo.

— Yo no canto en karaokes— dice.

— Permíteme que lo dude...— murmuro riendo y cojo mi vaso para dar un trago pero me detengo cuando el recuerdo de Andrew y él cantando viene a mi mente.

Miro de reojo a Fredek y veo que él también se ha dado cuenta.

— ¿Pedimos?— le pregunta Aeryn feliz a Fredek sin haberse percatado de nuestra incomodidad y él asiente.

— ¿Qué te ocurre?— me pregunta Orrel en voz baja.

— Nada...

— ¿A quién quieres engañar, Dan?— pregunta alzando una ceja y yo suspiro.

— Fredek y Andrew cantaron el día en el que se conocieron en un karaoke— me detengo cuando un nudo se forma en mi garganta.

No soy capaz de hablar sobre Andrew sin que me ocurra esto.

— Cuéntame esa historia— me pregunta interesado.

— Yo no... No puedo— niego con la cabeza.— Es demasiado duro para mí.

— ¿Por qué tiene que ser duro hablar de una persona a la que has querido?— me dice y yo frunzo el ceño.

— Porque su ausencia me mata.

— Hagamos una cosa: cuando hables  de Andrew, olvida que no está. No conviertas tus buenos recuerdos con él en una tortura. Alégrate pensando en todo lo que vivisteis juntos y lo bien que os lo pasabais— me dice apretando mi mano sobre la barra.

— No sé si seré capaz.

— Inténtalo. Háblame de él como si me estuvieses contando una película.

— Está bien— respiro hondo intentando calmarme.— Una noche, estábamos los tres juntos en un bar,— digo rememorando aquel momento tan divertido.— Por aquel entonces, Fredek no sabía que yo era gay y pensaba que Andrew era sólo un amigo más. Bebimos mucho entre risas y no soy capaz de recordar cómo terminamos en un karaoke. Fredek se empeñó en subir a cantar I will survive con Andrew y así lo hicieron— río recordando lo ridículo que fue.— Cuando terminaron, Fredek me comentó como si del mayor secreto del mundo se tratara que creía que Andrew era gay— Orrel pega una carcajada.— Cuando Andrew volvió a nuestra mesa, Fredek le hizo un comentario cariñoso y al marcharnos Andrew me pregunto si Fredek le estaba tirando los tejos— ambos reímos a carcajadas y Fredek y Aeryn se acercan a nosotros.

— ¿Qué es tan divertido?— pregunta Aeryn.

— Dan me ha contado la noche en la que tu novio y Andrew cantaron en un karaoke— explica Orrel de forma natural y Fredek y Aeryn se tensan al escuchar el nombre de Andrew pero cuando ven que me río, ellos sonríen a su vez.

— Creí que llevaríamos el secreto a la tumba— dice Fredek fingiendo seriedad para seguirnos el juego.

— Lo siento, amigo,— palmeo su hombro,— pero el mundo debía saber que intentaste ligar con mi novio— río y Aeryn abre sus ojos como platos.

— ¿Que hiciste qué?

— Nada, nada, luego te lo explico— dice Fredek y Orrel y yo volvemos a reír.

Por un tiempo había olvidado cómo reír y ahora que lo hago, joder, ¡qué bien sienta!

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora