Capítulo 50

5K 461 125
                                    

DAN

- Mierda...- murmuro mientras enciendo la lámpara de mi mesilla.

Cuando por fin había conseguido conciliar el sueño, mi teléfono suena desvelándome.

- ¿Diga?- contesto aún adormilado.

- Buenas noches, le llamamos del Hospital del distrito- me incorporo al instante.- ¿Es familiar de Orrel Baranov?- el corazón se me pone en la garganta.- Hemos revisado el registro de llamadas de su teléfono móvil y usted fue la última persona con la que habló- me dice pero todo lo escucho lejano.- ¿Señor? ¿Sigue ahí, señor?

- ¡Sí, sí, estoy aquí! ¿Qué ha ocurrido?- le pregunto con un hilo de voz.

- Ha habido un accidente automovilístico- no, no, no, por favor, él también no.

•••

Entro como un loco al hospital. La desesperación que siento sólo la había sentido una vez en mi vida; con Andrew.

- Hola, busco a Orrel Baranov- le digo agitado a la señora de la recepción.

Antes de que conteste, un voz interrumpe a la mujer.

- Dan- me giro y Orrel está de pie tras de mí, con un collarín en su cuello y unos puntos de aproximación en su ceja izquierda.

Corro hacia el y le abrazo con ansiedad. No quiero soltarle.

- Tranquilo,- susurra en mi oído mientras acaricia mi espalda,- estoy bien, tranquilo- y es ahora cuando me doy cuenta de que estoy temblando.

- ¿Estás bien?- le pregunto sujetando su cara con ambas manos.- ¿Qué ha ocurrido?

- Choqué con un coche al girar una esquina. No me ha pasado absolutamente nada, Dan, sólo algunos rasguños- suspira.- Necesitaba que alguien me viniese a buscar pero estaba algo aturdido por lo que pedí ayuda a la mujer de recepción. ¡Ya podría haberte dicho que estaba perfectamente para que no te preocupases!- dice indignado y yo vuelvo a abrazarle sin importarme nada más que saber que estaba bien.

•••

Conduzco de vuelta a casa junto a Orrel. Éste se ha dormido en el asiento del copiloto y no le culpo. Debe de estar muy cansando. Yo voy hundido en mis pensamientos. Intento comprender por qué he reaccionado de esa manera. Por mi cabeza pasaron decenas de pensamientos al recibir esa llamada, a cada cual peor. Sentir por un momento que le perdía fue algo que no le deseo ni a mi peor enemigo. Le miro de reojo y un nudo se forma en mi estómago.

No te quiero perder, Orrel.

No sé qué haría sin él. Cuando más perdido he estado, él fue el único que consiguió que yo mismo me encontrase con su ayuda. Me jode tener que sentir que pierdo a alguien para aprender a valorarlo pero es así. Me he dado cuenta de lo que sentía y sigo sintiendo por Orrel cuando creí que no le volvería a ver más. Puede sonar dramático porque al fin y al cabo no le ha ocurrido nada grave, pero en esos momentos por mi cabeza pasó lo peor.

Aparco cerca de su casa. Le miro con mi cabeza apoyada en el respaldo del asiento del conductor y estiro mi brazo para rozar suavemente su mejilla. En este momento es cuando realmente me doy cuenta de la suerte que he tenido en la vida. Quizás algunos piensen que el hecho de que el amor de tu vida fuese asesinado, no es precisamente "suerte", lo mismo pensaba yo antes, pero ahora veo la vida de forma diferente, todo gracias a Orrel. Suerte para mí es que los dos hombres más maravillosos del mundo se hayan fijado en mí; suerte es haberme enamorado de los dos.

- Hola...- murmura adormilado Orrel y me regala una pequeña sonrisa, la cual desearía besar.

- Hola- le contesto mirando fijamente a sus ojos.

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora