Capítulo 48

3.8K 345 14
                                    

DAN

Estos días junto a Orrel han sido perfectos. Tenemos un humor muy parecido lo que provoca que junto a él no pare nunca de reír.

Hoy había quedado con él para cenar pero he recibido una llamada de la madre de Andrew invitándome, la cual no he podido rechazar.

Cuando llego, ella me recibe con un abrazo que yo le correspondo con gusto. He venido cenado de casa porque con una cena como la que me preparó el día en el que les conocí ya tuve bastante. Nos sentamos en un pequeño cuarto de estar al lado del comedor.

— Puede que haya sido muy precipitado llamarte con tan poca antelación pero mi marido está de viaje de negocios y todavía me cuesta quedarme sola en casa— me explica algo apurada y yo niego con la cabeza.

— Le entiendo perfectamente. Estos últimos días han sido los primeros en los que he estado solo en mi casa. El silencio era demasiado ruidoso, algo que antes no me parecía un problema en absoluto— le digo.

— ¿Qué tal te va todo?— me pregunta.— Tu padre me comentó que retomarías los estudios.

— Sí,— asiento emocionado,— tengo muchas ganas de empezar el último año.

— Si necesitas cualquier tipo de material, puedes venir cuando quieras. Aún tengo guardadas las cosas de Andrew de la Universidad— me explica sonriendo.

— Le tomo la palabra.

— ¿Quieres subir a su habitación? No sé si alguna vez llegaste a verla— me dice y me pilla por sorpresa.

No, no la vi nunca. Cuando dormía con él, siempre fuimos a su casa pero nunca a la de sus padres. Me lo pienso antes de contestar. Entrar a un lugar tan privado y personal después de que él ya no esté... No sé si sería capaz.

— Lo siento pero no creo que pudiese, aunque me encantaría— le digo con una sonrisa triste.

— Te entiendo. Ya me era duro entrar cuando se marchó de casa pero ahora... Cada vez que paso por delante de esa puerta, me quedo parada mirándola pero nunca soy lo suficientemente valiente como para entrar— me confiesa.— No soy capaz de entrar sola allí.

Baja la mirada a sus manos. Juega con sus dedos con nerviosismo y me doy cuenta de que lo mismo que ella me ayudó a continuar, yo debería de corresponderle.

— Subamos— digo poniéndome en pie y tendiéndole mi mano.

Ella me mira dudosa.

— ¿Estás seguro?

— Por supuesto— sonrío intentando infundirle valentía.

Acepta mi mano y ambos subimos al piso de arriba. Ella se para frente a una puerta y yo hago lo mismo.

— Es aquí— murmura con su mirada fija en el picaporte.

— ¿Estás bien?— le pregunto e inspira hondo.

— Lo estoy— asiente.

Abro la puerta y ambos entramos. La habitación está ordenada, pintada con tonos azules. La colcha de la cama tiene dibujos de anclas. Unos pocos libros infantiles en estanterías y algún póster de cantantes que eran ídolos de masas en nuestra juventud. La típica habitación de cualquier chico.

En una estantería, colgadas había medallas y un par de trofeos. En los cajones del escritorio, papeles y dibujos.

— No tenía ni idea de que Andrew dibujase tan bien— digo sujetando un folio con un dibujo a lápiz del rostro de una chica.

— Le encantaba,— sonríe con ternura.— Supongo que con todas las obligaciones de una persona adulta e independiente, te obligan a dejar de lado algunas de tus aficiones— teoriza.— Por cierto, en el armario se encuentran el resto de cosas que Andrew dejó en su piso y que no te llevé. Puedes echar una ojeada y si ves algo que te gustaría conservar, no lo pienses y llévatelo— yo asiento.

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora