Capítulo 33

4K 375 2
                                    

DAN

A finales de septiembre, mi madre viene a buscar a Aeryn. No tiene buena cara pero ella lo achaca a que el vuelo ha sido largo y está cansada. No sé por qué pero no la creo.

Pasamos una semana juntos los cuatro. Noto que quiere contarnos algo pero es como si nunca encontrase el momento.

Finalmente, nos reúne a todos en el salón y nos da la peor noticia que me han dado en toda mi vida.

— Tengo cáncer— nos dice sin rodeos.

Ninguno de los tres se lo puede creer. Ella parece estar tranquila; irónicamente, yo me estoy muriendo por dentro.

El silencio se rompe con el sonido de los sollozos de Aeryn. Mamá se sienta junto a ella y la abraza.

— Pero... ¿cómo?— dice mi padre con un hilo de voz.— ¿Desde cuándo lo sabes?

— Desde poco antes de venir— dice tranquila.— Necesitaba asimilar lo que me estaba pasando y cuando lo he hecho, me he sentido preparada para contároslo. Pensé que os merecíais que os lo contase en persona.

— ¿Te duele mucho?— pregunta Aeryn entre sollozos.

— Qué va, cariño, el cáncer no duele, pero por lo que me ha contado el doctor, la quimioterapia es lo más duro. Me aconsejó que empezase el tratamiento cuanto antes pero tenía que venir hasta aquí. No sabía cuándo podría volver.

— ¿No te estarás despidiendo?— dice mi padre aguantando las lágrimas.

— Para nada— dice mi madre con una sonrisa cariñosa.— Lucharé con todas mis fuerzas por vosotros.

Y aquí es donde me doy cuenta de lo fuerte que es mi madre.

Me levanto sin decir nada y entro a la cocina. Estoy completamente bloqueado. No sé cómo reaccionar. Esto me ha venido de total improvisto. Apoyo las manos en la encimera agachando mi cabeza y respiro con dificultad. Noto que me ahogo. Esta situación me queda demasiado grande.

— Cariño,— murmura mi madre mientras acaricia mi espalda,— tranquilo— me susurra.

— Deja de hacerte la fuerte— digo sin mirar su cara.

— No quiero que me veáis mal— dice con tristeza.

— Somos nosotros los que tenemos que cuidar de ti, no tú de nosotros— digo girándome hacia ella.— Tienes miedo, ¿verdad?

— Estoy aterrada— dice y se le quiebra la voz.

Yo la estrecho entre mis brazos y ella llora. No recuerdo haberla oído llorar desde que discutía con mi padre a escondidas. En esa época, yo quería entrar en su habitación, abrazarla y decirla que todo iría bien pero en esa época, no sé muy bien el porqué pero no me atreví. Tantos años cuidando de nosotros; ahora es nuestro turno.

— Todo irá bien, mamá.

•••

Aeryn me ha sorprendido. Me he dado cuenta de que subestimo a las personas con mucha facilidad. Mi madre seguirá su tratamiento en Irlanda y mi pequeña hermanita nos ha prometido que estará junto a ella.

Aeryn aún no lo sabe pero acaba de madurar. Sospecho que dejará de darle tantos dolores de cabeza a mi madre en Dublín.

Los meses pasan y Andrew y yo con ellos. A veces me da el bajón pensando en mi madre pero ahí está él siempre para subirme el ánimo y apoyarme en todo.

Mi madre es una luchadora y nos lo demuestra con cada año que pasa. Un año más, una victoria para ella.

Mi padre al principio lo pasó muy mal. Su tristeza era latente. A pesar de que ellos dos no fueran mates, aún la ama con todo su corazón y perderla sería como perder un parte de él.

Cada día Aeryn llama para ponernos al día de todo. Estoy muy orgullosa de ella. Cursó el bachillerato y ha empezado a estudiar Arquitectura. Parece que le va bien y yo me alegro por ella.

Yo llego acabo mi penúltimo año de carrera. Estoy deseando terminar y poder pasar a la acción.

Cuando las cosas parecían mejorar, mi mundo se viene abajo de nuevo.

Papá sufre otro infarto. Éste ha sido más duro que el anterior. No le deja secuelas, a parte de las físicas. Dos hijos, cada uno en la Universidad. Mi madre con altos costes sanitarios y ahora mi padre. Decido tomar la decisión que marcará mi vida: debo dejar la carrera.

Todos tenemos que hacer sacrificios y yo por mi familia haría cualquier cosa. No quiero que Aeryn tenga que dejar de estudiar, cuando a los dieciséis años terminó con las fiestas alocadas y la insubordinación para centrarse y darse cuenta de que la vida no era tan fácil como la veía ella antes. Mi padre trabaja, trabaja y trabaja. Es lo único que hace. Ha salido con un par de mujeres pero nunca termina saliendo bien. Mi madre... no creo que haya que dar detalles. Tengo que ponerme a trabajar a jornada completa. Además, podré sacar un dinero extra haciendo trabajos para la gente de la ciudad. Quién sabe, quizás algún día pueda retomar los estudios.

No me haré yo también el duro porque las cosas no son así. Lo pasé muy mal cuando tuve que darme de baja en mi Facultad, a sólo un año de graduarme. Estuve a punto de caer en una depresión por todo lo ocurrido pero Andrew no me lo permitió. Él me dijo que podía ayudarme con el dinero pero yo me negué. Mi orgullo es demasiado grande para aceptar limosnas.

Me da igual no poder dedicarme a lo que me apasiona. Lo único que yo quiero es que mi karma cambie. Cuando se tiene una racha de mala suerte... dura bastante.


Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora