Capítulo 19

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ANDREW

- ¿Qué? ¡Si es un chico!-- dice la hermana pequeña de Dan desde la puerta.

Yo me quedo sin palabras. Veo como Dan tiene una sonrisa de oreja a oreja mientras la niña me mira con curiosidad.

- Esto... ¿Queréis pasar?- es lo único que atino a decir.

Ambos pasan y yo cierro la puerta tras de mí.

- Perdonad el desorden- digo mientras me muevo con torpeza recogiendo los envoltorios de toda la comida rápida que he podido comer durante estos días.

Desde que discutí con Dan, he llegado a pensar que quizás había caído en una depresión. He faltado al trabajo con la excusa de estar enfermo. Me resulta irónico no ir a un hospital por estar enfermo.

— Déjalo, Andrew. Está bien así— me dice Dan.— Siéntate, por favor— me anima a sentarme en el sofá pero yo me siento en un sillón más alejado de él.

— No lo entiendo— dice Aeryn pasando su mirada del uno al otro.

— Aeryn, hay veces en las que no sólo un chico ama a una chica, sino que también puede amar a un hombre— le explica Dan y yo me quedo atónito al ver la naturalidad con la que se expresa.— Yo quiero a Andrew con todo mi corazón, es mi mate.

— Pero los mates están unidos para toda la vida— dice la niña.

— ¿Y cuál es el problema?

— ¿Tú le quieres para toda la vida?— antes de contestar, Dan me mira con intensidad.

— Sí, para toda la vida— dice sin dejar de mirarme.

Cuando su hermano dice eso, Aeryn se levanta y se acerca hacia mí. Me mira la cara frunciendo el ceño, como si estuviese buscando algo concreto en mí.

— ¿Tú quieres a mi hermano?— esa pregunta me descoloca por completo.

No necesito ni pensármelo, le quiero, pero no le daré el gusto de escucharlo después de lo del otro día.

— Aeryn,— dice Dan al ver que yo no tengo la intención de contestar,— no seas indiscreta. Ni siquiera os habéis presentado.

— Soy Aeryn,— estira su mano hacia mí y una sonrisa tierna se escapa de mis labios al estrechar su pequeña manita.

— Encantado de conocerte, Aeryn. Yo me llamo Andrew.

— Eres muy guapo, Andrew— dice sonrojándose y mi sonrisa se ensancha.

— No más que tú, preciosa.

— ¿Por qué tú mano está tan fría?— me pregunta.

— Porque soy un vampiro— le digo mostrándole mis colmillos y ella se asusta retrocediendo unos pasos.— ¡Pero soy un vampiro bueno!

— ¿Le harás daño a mi hermano?— pregunta con preocupación.

¿Cómo una pregunta tan inocente y sincera como la de esta niña puede estar tan cargada de tanto significado para un adulto?

— Yo nunca se lo haría— digo mirando de reojo a Dan.

Él se aclara la voz.

— Entonces, ¿qué? ¿Te gusta Andrew?

— ¡Sí! Me gusta más que la novia que tenías. Era muy chillona— creo que esta niña y yo nos vamos a llevar muy bien.

— Sí, claro...— murmura Dan.— ¿Por qué no te pones a ver la televisión, Aeryn?

— ¡No echan nada divertido!— refunfuña.

— Tengo algo que a lo mejor te puede gustar—digo poniéndome en pie para ir hacia un armario del pasillo.

Vuelvo y le entrego un botiquín.

— ¿Qué es?— pregunta con curiosidad.

— Es un mini kit para enfermeros— le entrego un mono de peluche.— Yo soy médico pero como tengo muchos pacientes necesito un poco de ayuda. ¿Me ayudarás?— Aeryn asiente entusiasmada con la idea y se pone en el suelo a jugar con el peluche.

Mientras, Dan y yo aprovechamos para escabullirnos a mi habitación. Cierro la puerta para que Aeryn no nos escuche.

— ¿Qué haces aquí?— le pregunto serio cruzándome de brazos.

— Pedirte perdón— dice y su gesto se vuelve triste y aunque me ablande verle mal, está equivocado si cree que cederé con tanta facilidad.— Sé que he hecho las cosas mal y quiero cambiar. Voy a dejar a Mila.

— No me esperaba menos.

— Joder, Andrew, lo estoy intentando. Esto es duro para mí. Los vampiros y los lobos somos muy diferentes. El libertinaje siempre ha sido un signo de identidad en vuestro mundo, pero en el nuestro no. No hay nada que desee más en esta vida que poder pasear contigo de la mano, besarnos en público y dejar claro a todos que te quiero y que nadie más te puede tocar.

— Los límites de tu vida sólo los fijas tú, Dan.

— No es tan sencillo— dice resoplando.— De todas formas, te quiero pedir disculpas por no haber sabido valorar lo que tengo, porque no te quiero hacer sufrir. Nadie me importa más que tú y quiero que te quede claro. Te he hecho daño con mi actitud y por eso quiero cambiar— se sienta en el borde de mi cama y yo me limito a mirarle.— Aeryn puede que sólo tenga doce años pero siempre nos hemos contado todo. Es, junto a ti, la persona a la que más quiero y por ello quería que fuese la primera en conocerte. A pesar de su edad siempre ha sido muy madura— sonríe de lado mirando a la nada.— Sabía que le ibas a gustar.

— ¿Crees que las cosas entre nosotros se pueden arreglar así de fácil?— digo sin achantarme.

Puede que no esté siendo justo con él después de todo lo que me ha dicho pero se lo merece.

— No, claro que no— suspira y me mira,— por eso estoy aquí, para pedirte una nueva oportunidad.

Me quedo parado. No sé qué contestarle. Por supuesto que le daré otra oportunidad y todas las que hagan falta. Puedo decir que no me gusta verle tan abatido pero mentiría. La verdad es que estoy disfrutando mucho.

— ¿Sabes por qué besé a Roman?— digo acercándome a él.

— No sé si quiero saberlo— murmura.

— Para que reaccionases— le doy unos toques con mi dedo índice en la frente y él frunce el ceño.

— ¿Era necesario?

— Visto lo visto, sí, era necesario— le digo sonriendo.

— Entonces, ¿me darás una segunda oportunidad?— pregunta alzando una ceja.

— Ven aquí, idiota— le digo cogiendo su cara entre mis manos para acercarle a mí y darle un suave beso en los labios.

— ¡Qué asco!— ambos miramos hacia la puerta y ahí está Aeryn tapándose los ojos.

— ¿Quieres ir al parque?— dice poniéndose en pie y ella salta de alegría.

Disimuladamente Dan se frota los ojos.

— ¿Estás llorando?— le pregunto incrédulo.

— ¿Yo? ¡Qué va!— pregunta haciéndose el duro y se marcha de la habitación junto a Aeryn.

— Estaba llorando por mí— susurro y suelto una carcajada de satisfacción.

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora