Capítulo 25

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ANDREW

Me he levantado con dolor de cabeza. He pasado la noche con Dan y cada día que me despierto junto a él, no puedo evitar sonreír como un idiota.

Últimamente no he pasado unos días buenos pero con lo agobiado que está siempre, he preferido no calentarle más la cabeza.

Cuando mi madre se enteró de que Dan no le había contado sobre nuestra relación a sus padres discutimos como nunca antes lo habíamos hecho. Ella me dijo que si no le hablaba de mí a sus padres era porque no me quería de verdad y se avergonzaba de mí. Si esto hubiese pasado hace unos meses, seguramente la hubiese creído y hubiese discutido también con Dan pero ahora las cosas entre nosotros van muy bien y no permitiré que nadie se interponga en nuestra relación, ni siquiera mi madre. Desde entonces no he hablado con mi madre. De vez en cuando mi padre me llama para ver cómo estoy pero yo no les he ido a visitar en todo este tiempo y antes cada dos por tres iba a verles. Siempre he estado muy unido a ellos pero si mi madre no acepta a Dan, yo tampoco la aceptaré a ella.

Conduzco hasta el hospital sabiendo que hoy será un día duro. Tenemos programado un trasplante múltiple lo que significa que estaré horas metido en el quirófano. Podría decir que me da fatiga pero no. Es una gran oportunidad para cualquier médico.

•••

No sé la de horas que me he pasado ahí metido pero estoy reventado. Todo ha salido perfecto pero ahora sólo quiero volver a casa y meterme a la cama junto a Dan. Sonrío sólo con pensar en él.

— ¡Doctor!— me llama una de las recepcionistas del hospital.

— ¿Ocurre algo, Simona?— pregunto.

— Un chico joven ha estado preguntando varias veces por usted. Al parecer han ingresado a su padre y estaba algo nervioso— me explica.

— ¿De quién se trata?

— No ha dicho su nombre pero está en la sala de espera— me informa.

— Gracias, Simona—  sonrío agradecido y voy hacia donde me ha dicho.

No sé de quién se puede tratar pero cuando llego a la sala de espera y veo a la madre de Dan junto a Fredek llorando y a mi novio sentado con su cabeza entre sus manos, el alma se me cae al suelo.

— ¡Dan!— digo y él alza su cabeza en el acto hacia mí.

No dice nada, sólo corre hacia mí y me abraza. Yo le envuelvo con mis brazos y le susurro que todo irá bien al notar como tiembla descontroladamente. Cuando noto que su respiración se ha calmado un poco, me separo de él sin dejar de acariciar sus brazos.

— ¿Qué ha ocurrido?— le pregunto preocupado.

— Mi padre,— responde con la voz rota,— le ha dado un infarto.

Y ahora lo entiendo todo. No necesito que me diga nada más, sé que se debe de estar sintiendo tremendamente culpable.

Me acerco a su madre y la doy un abrazo. Estrecho la mano de Fredek a modo de saludo.

— Vamos, necesitas un café— animo a Dan a salir.

— Prefiero quedarme aquí. Mi madre me necesita.

— No, cariño, ve con tu amigo— dice con una sonrisa triste.

Puede sonar muy egoísta pensar esto en estos momentos pero me ha dolido como un puñetazo en el estómago que mi suegra se refiriese a mí como un "amigo" de su hijo.

Lo del café sólo era una excusa para poder estar a solas con Dan. Le llevo a una sala de descanso de los médicos. Por suerte no hay nadie y nada más cerrar la puerta, abrazo a Dan como si no hubiese un mañana.

— Lo siento mucho, cariño— le digo mientras le acaricio la parte de atrás de su cabeza.

— Todo esto ha sido culpa mía— murmura.

— Shh... Eso no es verdad y lo sabes— suavizo mi voz intentando que se calme sin dejar de acariciarle.

— Tenía que haberle obligado a venir hace mucho tiempo. Te lo dije. Te dije que algo le pasaría— me dice y rompe a llorar sorprendiéndome.

Nunca antes había roto sus defensas ante mí de esta manera. Sé que necesita esto. Llora desconsoladamente y yo le susurro palabras de amor intentando calmarle. Él cada vez me abraza más fuerte buscando consuelo y a mí me duele el corazón por verle así. Siempre es él fuerte y no sólo conmigo sino con todo el mundo. Ver a alguien tan fuerte como Dan derrumbándose, es algo muy duro. Que lo haga delante de mí me demuestra la confianza que me tiene y, aunque suene mal por la situación, es algo que me llena de orgullo. Estoy seguro de que no se ha permitido derramar ni una sola lágrima frente a su madre sólo para que no se sintiese peor de lo que ya estaba.

Unos minutos después, consigo que se relaje y para de llorar. Se separa un poco de mí y agacha su cabeza limpiando sus lágrimas.

— Lo siento— dice sorbiendo su nariz avergonzado.

— No tienes que disculparte por ser humano, Dan— le digo sonriendo con ternura.— A veces todos necesitamos desahogarnos de una u otra forma. Lo necesitabas.

— Mi padre no se merece esto, Andrew— dice y aprieta los labios para no llorar.— ¿Y si no sale de ésta?

— No digas bobadas. Viktor es un hombre fuerte, casi tanto como su hijo— intenta sonreír pero sólo consigue esbozar una mueca.— ¿Qué os han dicho los doctores?— le pregunto y coge aire.

— Que está muy mal, Andrew— niega con la cabeza y mira al suelo.— No quiero que mi papá se muera— vuelve a sollozar y yo le vuelvo a abrazar.

— Y no lo hará, Dan.

Cuando vuelve a calmarse, le animo a que nos sentemos en un sofá. Intento animarle y suelto alguna estupidez que otra para que se ría. Me siento como un imbécil haciéndolo pero al parecer funciona porque Dan ríe débilmente.

Ya más relajado, salimos de la habitación y volvemos a la sala de espera. Yo les prometo que iré a ver a su padre y volveré en unos minutos para contarles como está, no sin antes prometerles que les seré lo más sincero que pueda.

Como supuse nada más levantarme, hoy sería un día duro.

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora