DAN
— Dan, tienes que comer— dice Aeryn ofreciéndome una cuchara con sopa y yo doy un manotazo tirándola al suelo.
Ella cierra sus ojos con fuerza, respira hondo y la recoge del suelo para después limpiarla con una servilleta. Vuelve a repetir la misma acción y yo giro mi cabeza hacia otra dirección. Aeryn suspira ofuscada pero no dice nada y espera con paciencia.
— Dan...
— No tengo hambre— murmuro.
— No me importa que no tengas hambre. El médico dice que si no comes no te recuperarás— dice sin alterar el tono de su voz.— Así que, come— miro y sigue tendiéndome la cuchara.
La miro a los ojos.
— No voy a comer— digo tajante.
— Lo harás.
— ¡Te he dicho que no quiero comer! ¿¡Cómo cojones te lo tengo que decir!?— grito y ella me mira triste.
En ese momento Fredek entra a la habitación del hospital de forma brusca.
— ¡Se acabó!— dice sujetando por los hombros a Aeryn.— Sal de aquí— ordena.
Ella le mira suplicante y él susurra algo en su oído que no alcanzo a escuchar.
— ¿De qué vas?— espeta Fredek furioso.— Si estás amargado no es culpa ni de Aeryn ni de nadie.
— No tienes ni puta idea— digo desviando la mirada.
— ¡No tengo ni idea porque tú no me lo explicas!— dice y suspira.
— Olvidado.
— ¡No lo quiero olvidar!— grita desesperado.— No entiendo porqué te tienes que emborrachar y luego coger el coche. Eso es más típico de mí, no de ti, Dan; tú no eres así. Tú eres el responsable, lo has sido siempre. Tienes más cabeza que ninguna otra persona que haya conocido.
No digo nada. Me concentro en respirar ya que el nudo que hay en mi pecho me lo impide.
Mi padre entra junto a Aeryn y mi médico. Mi hermana tiene sus ojos rojos por haber llorado, cosa que sólo hace que me sienta peor conmigo mismo.
— ¿Cómo estás, Daniel?— pregunta el doctor.
Sigo sin hablar. Mi padre me mira preocupado.
— Vengo para avisarte de que el psicólogo del hospital vendrá a verte— frunzo el ceño.
— No necesito a ningún psicólogo.
— Yo no creo que eso sea así— me dice serio.
— ¿Por qué no me da el alta de una maldita vez?— le digo cabreado.— Eso es lo único que necesito.
— No puedo hacer eso aún— me dice y vuelve a marcharse.
— Hijo, habla con el psicólogo, por favor— me dice mi padre con un tono triste en su voz.
— Ya es demasiado tarde para ello. ¿Ahora os preocupáis por mí?— río sarcástico.
— ¿De qué hablas?— pregunta Fredek.
— De que estoy cansado...— murmuro sin ganas.
— ¿De qué?— dice Fredek.
— ¡De vivir!— grito y los tres se quedan en silencio.— No puedo más— mis ojos se llenan de lágrimas.— Quiero acabar con este dolor. No puedo soportarlo— comienzo a llorar.
— Dan,— se acerca a mí mi padre y pasa un brazo por detrás de mis hombros,— estamos aquí para ti. Háblanos. Siempre has sido un chico fuerte y tu mayor defecto es que no te dejas ayudar— yo lloro en su hombro como cuando era pequeño.
— Le echo de menos, papá, muchísimo— confieso por fin entre sollozos.
— Lo entiendo, cariño— me dice quebrándosele la voz.— Yo también echo de menos a tu madre, no te puedes hacer una idea.
FREDEK
Ver a mejor amigo de esta forma puede conmigo. Su mirada está vacía. Desde que Andrew murió y Dan tuvo ese gran bajón, a los ojos de todos parecía estar bien pero finalmente resultó que estaba roto por dentro. Me duele no haberme dado cuenta. He estado tan pendiente de Aeryn y del bebé que olvidé por completo todo lo que Dan sufrió; encima todo por mi culpa.
La psicóloga sale de su habitación y viene hacia donde estamos nosotros.
— ¿Qué tal?— pregunta Aeryn.
— Miren, seré directa: Daniel padece una depresión y su accidente no fue fortuito, sino provocado. Daniel quería suicidarse, él mismo me lo ha contado— explica y yo me siento peor de lo que ya me sentía.
¿Dan quería suicidarse? Sabía que estaba mal pero no que llegaría al extremo de quitarse la vida.
Saco mi teléfono y camino hacia el final del pasillo.
— ¿A dónde vas?— me pregunta Aeryn.
— A ayudar a mi amigo.
DAN
— ¿Se puede?— preguntan desde la puerta y veo que son los padres de Andrew.
— Sí, claro que sí.
— Tu padre nos ha avisado de que estabas aquí— me explica su madre.— ¿Cómo estás?
— Algo mejor— digo con un hilo de voz.
Ver a los padres de Andrew me trae recuerdos que en estos momentos me gustaría evitar.
— Te hemos traigo unas cosas para intentar subirte el ánimo— me dice su padre palmeándome el hombro y deja un gran caja sobre mí regazo.
— ¿Qué es todo esto?— pregunto con curiosidad.
— Son cosas que estaban en el piso de Andrew y que decidimos conservar— me dice su madre con una sonrisa triste.— Me hubiese gustado dártelas antes pero era demasiado duro para mí.
Asiento nervioso y abro la caja. Un nudo se forma en mi garganta al ver todo lo que hay en ella. Fotos, ropa, un reloj, ocho años resumidos en una simple caja de cartón marrón. Saco una bufanda e inspiro su olor, provocando que un sollozo salga de lo más profundo de mi ser al reconocer el aroma tan característico para mí de Andrew.
Su madre me abraza también llorando y yo la recibo agradecido.
— Lo siento— digo con mi cabeza enterrada en su cuello.
— ¿Por qué, cariño?
— Porque Andrew se fue por mi culpa. Debí haberme alejado de él como usted me dijo.
— No digas eso— se separa de mí y coge mi cara entre sus manos.— Los últimos años de mi hijo, fueron los mejores de su vida. Nunca me lo dijo pero se veía en el brillo de su mirada. Y ese brillo sólo apareció cuando te conoció. No te arrepientas porque vuestros caminos se cruzasen porque fue lo mejor que os pudo pasar a ambos.
— No puedo continuar, no me veo capaz de seguir sin Andrew.
— Eres un chico fantástico. Seguro que un día de estos, alguien llegará a tu vida y le querrás tanto como le quisiste a él— me dice con ternura.
— Eso es imposible. Nunca querré a nadie como quise a Andrew— digo convencido.
— No como le quisiste a él porque no hay dos amores iguales, pero sí lo suficiente como para volver a ser feliz.
— Lo veo tan imposible en estos momentos...
— Podrás, créeme— dice mirando de reojo a su marido y él sonríe.— Pero cuando llegue ese día, no te cierres en banda. Vuelve a confiar. Las buenas personas son las más vulnerables pero también atraerás el bien hacia ti— dice dándome un beso en la mejilla.— Espero que sigamos en contacto, Dan.
— Nada me gustaría más que eso— sonrío de forma sincera.
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Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]
Werewolf[COMPLETA] WOLF ❤️ VAMP Ésta es la historia de Dan Vólkov, un joven ruso al que le toca crecer en una sociedad llena de prejuicios y odio. A pesar de esto, Dan no pierde nunca la sonrisa y espera con ansias poder encontrar algún día a su mate. (A pa...