Capítulo 4 '' Recuerdos''

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Ya pasaron un par de días y finalmente había salido de la clínica, había estado tres semanas allí, ya no soportaba más estar acostada, me dolía todo el cuerpo, quería pararme, caminar, estirarme, salir a correr, de todo, pero ya no quería acostarme más.
-¿Vamos a casa? –pregunté cuando subí al auto y mis padres iban a delante.
-Sí, vamos a casa. –dijo mi padre.
Notaba que ellos estaban bastante incómodos, sé que me regañarán cuando lleguemos a casa, ni modo, tendré que escucharlos.
Admiraba el paisaje de la ciudad, todas las parejas felices paseando por allí, familias, niños, ancianos, todos eran más libres que yo. Centré mi mirada en una pequeña familia feliz que iba caminando por los senderos de las calles, parecían jóvenes, la niña debe haber tenido unos cuatros años e iba con un helado en su mano izquierda, sonreí al ver esa escena, me hacía acordar bastante a mi niñez cuando mis padres a veces se tomaban algún tiempo para mí. Quisiera volver a esos momentos de la niñez donde nada me preocupaba, donde todo era color rosa, donde no había dolor, donde en vez de corazones rotos habían rodillas raspadas, donde mi único problema eran los monstruos bajo mi cama, donde me daba asco el amor o ver a parejas felices. Daría lo que fuese en mi vida para volver a ser una niña.
Llegamos finalmente a mi casa, automáticamente se abrió el enorme portón y mi padre aparcó en el garaje, extrañé tanto mi casa.
-Vamos, hija. –dijo mi madre bajándose del auto.
Me bajé inmediatamente del auto, quizás en un rato saldría a nadar, necesitaba mover mi cuerpo, mis músculos, mis articulaciones, estaba tan dura que ya no soportaba más el dolor del cuerpo.
Entré a casa y Tina estaba pasando el plumero por los cuadros, como siempre. Cuando se giró a verme, sonrió inmediatamente y se acercó a mí a abrazarme.
-¡Señorita Jean! –exclamó y me abrazó suavemente.
-Tina. –dije tiernamente. –Te extrañé tanto.
-Y yo a usted, ¿cómo se encuentra?
-Perfectamente. –sonreí.
-¿Quiere comer algo?
-Sí, por favor.
-Está bien, iré a cocinar algo de inmediato. –dijo con lágrimas en los ojos y se dirigió a la cocina.
Tina siempre fue como mi segunda madre, la extrañé mucho mientras estuve en la clínica, sólo espero no volver allí y que ella no me regañe. Sé que fue muy fuerte para ella verme en una situación así, seguramente nunca se lo esperó de mí, pero debían haber tenido un indicio ya que yo estaba depresiva y cosas así.
-Jean. –dijo serio mi padre.
Aquí vamos, aquí va el regaño. Sinceramente no tenía muchas ganas de escucharlos pero tarde o temprano tenía que hacerlo.
-¿Sí? –pregunté haciéndome la que no sabía, aunque sabía todo.
-Tu madre y yo queremos hablar contigo.
-Van a regañarme, ¿verdad?
-No, claro que no. –dijo mi madre acercándose a mí y acariciándome el brazo. –Sólo queremos hablar contigo, civilizadamente.
-De acuerdo. –dije y me senté en el sofá.
Ellos se sentaron delante de mí, se miraron mutuamente y luego me miraron a mí.
-Hija, sé que esto que has pasado ha sido un golpe fuerte en tu vida, y que, por decirlo de alguna forma, fue un golpe bajo. –dijo mi padre. –Sé que no somos los mejores padres del mundo, que tienes muchas cosas pero nunca nos hemos dado cuenta que lo que más necesitas es amor, nuestro amor y nosotros no te lo hemos brindado.
-Lo que tu padre quiere decir es que de ahora en más tú tendrás nuestro apoyo incondicional, pasaremos más tiempo contigo, saldremos, te preguntaremos sobre tus problemas y les buscaremos alguna solución para que tú estés bien. –continuó mi madre.
Yo no decía nada, sólo los miraba y escuchaba atentamente, sinceramente era muy conmovedor e interesante lo que ellos me estaban diciendo, jamás lo esperé.
¿Habrá Tina hablado con ellos?
-Sé que uno de tus mayores problemas es Brian, ¿no? –preguntó mi padre, yo sólo asentí con la cabeza. –Bueno yo solucioné eso. Después de tanto pensarlo y meditarlo, tu madre y yo hemos decidido aceptar a Brian en esta casa, como tu futuro esposo. –sonrió.
-Qué buena noticia. –dije algo sarcástica.
-¿No te pone feliz? –preguntó confundida mi madre.
-Me alegra que lo acepten, sólo que yo no creo que pueda perdonar a Brian. –dije negando con la cabeza.
-¿Y por qué? Él es un buen chico. –dijo mi padre.
-Lo es, pero es alguien inmaduro que abandona rápido una batalla, él ni siquiera fue capaz de pelear por mí cuando tú lo echaste de la casa, ni siquiera fue capaz de hablar contigo para que lo aceptes. Dijo que tenemos tantos obstáculos en nuestra relación y es por algo, que algo no quiere que nosotros estemos juntos y ese era nuestros destino.
-Pero él es alguien mayor y sabía que yo no iba a aflojar si hablaba conmigo en ese instante, estaba bastante cegado y enfadado.
-Dime la verdad, ¿tú hablaste con él después de lo que me pasó a mí?
-En realidad esa noche yo lo invité a cenar para que habláramos del tema, luego él recibió la llamada de Chris diciéndole lo ocurrido contigo, así que técnicamente no.
-Hija, las parejas van y vienen, pero el amor que Brian y tú se tienen es algo más fuerte que ustedes mismos, todos los que están a su alrededor se han dado cuenta que no pueden vivir el uno sin el otro. Brian no se ha despegado de ti en todo el tiempo que estuviste inconsciente, no volvió a salir de la clínica hasta que tú abriste los ojos y luego lo echaste.
-Yo no merecía que él me hiciera daño.
-Yo lo sé, hija, tú mereces lo mejor. –dijo tomando mi mano. –Pero todos saben que Brian y tú son felices juntos, ¿qué será de ti en un futuro?
-Conoceré a otras personas, soy joven, hermosa, no voy a vivir esperando a Brian.
-Tú tienes todos los atributos que una mujer desea, pero ¿puedes vivir sin Brian? Piénsalo.
Las palabras de mi madre me habían llegado al alma, nunca en mi vida la había escuchado hablarme así. Quizás ella tenía razón, quizás ella no tenía razón, quizás mi destino era estar con Brian, quizás mi destino era alejarme de él, quizás conoceré a alguien más, quizás no necesite a alguien más. Sólo sé que sigo amando a Brian pero el rencor que le tengo dentro de mí es más fuerte que ese amor.
-Prometo que voy a pensarlo pero ustedes prométanme que no van a interferir en esto, les agradezco mucho por tomarse un tiempo y hablar conmigo, escucharme y entenderme, pero créanme que lo que pase con Brian ustedes serán los primeros en enterarse, pero no interfieran.
-Está bien, hija, nosotros nos mantendremos al margen. –sonrió mi padre. -¿Quieres hacer algo hoy?
Era día domingo y era el día libre de mis padres, tendría que aprovecharlos ya que los tenía.
-Quería ir a nadar, ¿les parece ir a un día de camping? –sonreí.
-Claro. –dijo mi madre. –Le diré a Tina que prepare una canasta y salimos en veinte.
-De acuerdo, iré a cambiarme.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora