Capítulo 27: ''¿Por qué me reprochas?''

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Aún no me creía nada de lo que estaba pasando. No podía creerlo, me había acostado con Brian, mi ex profesor de baile, mi ex novio y mi actual profesor de Arte. Quería morirme. Había perdido mi virginidad con él.
Bajé a la cocina de la casa, mientras tanto hice un recorrido con la mirada en mi casa para ver el desastre y para mi sorpresa todo estaba en muy buenas condiciones.
Este sábado sería el peor de mi vida.
Llegué a la cocina y vi a Tina pasando un repasador por la barra.
-Buenas tardes, señorita. –sonrió.
-¿Tarde? –pregunté.
-Sí, son las tres de la tarde. Igual la entiendo, la fiesta de anoche fue salvaje. –rio.
-Sí...
-¿Quiere comer algo?
-No, no, por ahora sólo dame un café bien cargado, un vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza, por favor.
-¿Se lo llevo a la habitación?
-Sí, por favor.
Salí de la cocina y volví a subir a mi habitación. Llamaría a Brian ahora mismo, no podía dejar pasar mucho tiempo porque me explotaría la cabeza.
Me senté en la silla de mi escritorio ya que no quería sentarme en la cama porque las sábanas estaban sucias.
Coloqué mis codos en el escritorio y las palmas de mis manos en mi frente. El dolor de cabeza se intensificaba cada vez más al tratar de recordar todo lo que había hecho y al ponerme furiosa cada segundo que pasaba.
Tomé mi teléfono y en ese momento alguien golpeó la puerta de mi habitación.
-Señorita, traigo su café. –dijo Tina desde el otro lado.
-Pasa. –dije incorporándome en la silla.
-Con permiso. –dijo entrando y dejando la puerta abierta.
-Oye, Tina, ¿podrías cambiar las sábanas de la cama? Anoche las ensucié con alcohol y con transpiración.
-Sí, señorita, ahora le traigo un juego nuevo de sábanas.
Dejó la bandeja del café sobre mi escritorio y luego se dirigió a mi cama para sacar las sábanas sucias. Las hizo un bollo en sus manos y se fue.
Tomé la cápsula para el dolor en una de mis manos y el vaso de agua en la otra. Suspiré y de un trago me tomé la cápsula, espero que sea de efecto rápido sino partiré el vaso contra la pared.
Dejé el vaso nuevamente sobre el escritorio y le di un sorbo a mi taza de café. El dolor se hacía menos fuerte cada vez y agradecía eso totalmente.
Tomé mi teléfono con la mano desocupada y tecleé el número de Brian.

*Inicio de llamada*

-¿Bueno?
-Brian, ¿estás con Jesica?
-Sí.
-Haz de cuenta que soy Chris. Soy Jean .
-Ah, hola Chris.
-Brian, necesito verte lo antes posible.
-¿Tarde de juegos en tu casa? Genial.
-Sí, si podrías venir a mi casa te lo agradecería.
-Sí, no hay problema. Iré a dejar a Jesica donde Alexa y luego iré a tu casa.
-De acuerdo, te esperaré.
-De acuerdo, adiós.
-Adiós.

*Fin de la llamada*

Al parecer a Brian no le preocupaba ni lo más mínimo lo que había pasado anoche y estaba de lo más tranquilo.
-Señorita, vengo a cambiar sus sábanas. –dijo Tina golpeando la puerta.
-Pasa, Tina. –le dije.
Ella entró y comenzó a acomodar mi cama. Mientras yo seguía sentada en la silla del escritorio pensando en todo lo que había hecho anoche, torturándome segundo a segundo del arrepentimiento que sentía. Le di otro sorbo a mi taza de café y así hasta que lo terminé.
De repente me había dado hambre.
-¿Qué cocinaste, Tina? –le pregunté.
-Su madre, después de la fiesta de anoche, me pidió que cocinara algo liviano y sin mucha elaboración así que decidí hacer macarrones con queso. –contestó.
-¡Genial! –contesté. -¿Me podrías traer un plato? Muero de hambre. –le pedí cuando terminó de colocar el edredón.
-Ahora se lo traigo.
-Gracias y discúlpame por hacerte subir y bajar las escaleras a cada rato. Hoy no es mi día.
-No se preocupe, es mi trabajo. –sonrió. –Con permiso. –salió de la habitación.
Volví a recargar mi cabeza sobre mis manos, el dolor se había ido por completo pero era como si estuviese ahí porque algo me molestaba. Me molestaba el hecho de no saber bien qué pasó anoche, me molestaba el hecho de haber arruinado la fiesta de esa manera y me preocupa el hecho de que alguien de la universidad o Jesica nos haya visto. Ahí sí que estaba muerta.
Me levanté de la silla y busqué en mi armario el perfume que usaba para la ropa. Lo rocié sobre mi cama y luego lo dejé en el escritorio. Me tiré sobre mi cama boca arriba y mirando hacia el techo ya que me dolía la cabeza.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora