Capítulo 28: ''Corazón delator''

6 1 0
                                    

Capítulo 28: ''Corazón delator''

-Estoy tan cansado. –dijo Chris.
-¿No dormiste anoche?
-No, no dormí nada pensando en ti y en Brian. No pegué un solo ojo en toda la noche.
Lo que me había dicho Chris me dio muchísima ternura. Se había preocupado por mí de tal forma que no había podido dormir en toda la noche.
-Oh qué tierno. –me levanté de la cama y lo abracé. -¿Quieres dormir en mi cama? –le pregunté.
-No quiero ser uno más en tu cama, zorra. –bromeó.
Reí ante su broma.
-Vamos, nadie se enterará. –le seguí el juego.
Él comenzó a reír y eso quería decir que ya estaba más tranquilo que hasta hace cinco minutos.
-¿Cambiaste las sábanas? –me preguntó.
-Apenas me levanté.
-Entonces sí.
-Si quieres quédate a dormir aquí. Yo iré a la sala.
-¿Esperas a alguien? –preguntó sacando el edredón de la cama.
-Sí, estoy esperando a Brian.
-Está bien, ve tranquila.
Cerré bien la ventana y las cortinas ya que el día de hoy estaba bastante soleado -raro para un día de invierno- y apagué la luz de la habitación.
-Qué duermas bien, chico zombi.
Escuché cómo reía ante eso y luego se tapó hasta las orejas con el edredón.
Sonreí y salí de la habitación dejando a mi amigo dormir tranquilo.
Chris podría ser un loco y un metiche pero era el mejor amigo del mundo. Era metiche porque se preocupaba por mí y eso me hacía sentir querida e importante para él. Creo que si Alex estuviese aquí ya me hubiese matado o me hubiese felicitado.
Bajé a la sala y miré el reloj de la pared, eran las cuatro de la tarde con cuarenta minutos.
¿A qué hora vendrá Brian?
Saqué el celular del bolsillo trasero de mi short y me decidí a mandarle un mensaje a Brian. Hoy tenía que hacer un par de cosas en la tarde y no podía esperarlo mucho tiempo.

Mensaje:
¿A qué hora vendrás?

Envié el mensaje y luego dejé el teléfono en la mesa de vidrio de la sala y me dirigí a la cocina por un vaso de jugo. Abrí la nevera y había un poco de pastel de chocolate con crema que había quedado de anoche así que lo saqué y corté un trozo, lo coloqué en un plato pequeño junto con una pequeña cucharita. Guardé el pastel y ahora saqué la jarra con jugo de manzana, vertí el líquido en un vaso de vidrio y luego lo guardé. Con ambas manos agarré todo y me dirigí de nuevo a la sala a esperar a Brian.
Dejé todo en la mesa de vidrio y me senté en el sofá. Tomé el teléfono y me fijé si Brian había contestado. Lo había hecho.

Mensaje:
Voy en camino a tu casa.

Bloqueé el celular y lo dejé de nuevo donde estaba. Tomé un sorbo de jugo y luego lo dejé de nuevo en la mesa. Tomé el pastel y de a poco comencé a comerlo. Estaba delicioso, anoche no lo había probado ya que me había ido antes de que lo cortaran.
Me pregunto si Chris está enojado porque me fui a mitad de la noche de su fiesta. No me ha dicho nada ni ha mencionado el tema, así que creo que no se ha enojado.
Quizás ni se acuerda que anoche me fui de la fiesta, no se debe acordar ni la mitad de lo que hizo. Chris cuando se emborracha en una persona totalmente diferente a lo que conozco.
Terminé el pastel y me levanté del sofá para llevar el vaso y el plato sucio a la cocina. Pero antes de que pudiera tomar el vaso entre mis manos, el timbre de mi casa sonó.
Seguramente era Brian.
En ese momento un montón de cosas pasaron por mi mente, no sabía bien qué cosas iba a preguntarle ni sabía qué iba a decirle. No me había puesto a pensar en la vergüenza que ahora puedo llegar a sentir cuando lo vea después de que nos acostamos.
Entonces me puse más nerviosa de lo que solía estar en situaciones de presión y no me podía mover. Hasta que el insistente toque del timbre me sacó de la parálisis que tenía y logré moverme. Con movimientos lentos e inseguros, me dirigí hacia la puerta.
-¿Quién es?
-Soy yo. –contestó del otro lado.
Suspiré e introduje la llave en la cerradura y finalmente le abrí.
Sinceramente esperaba ver a un Brian contento y con una sonrisa de oreja a oreja detrás de la puerta pero no, no fue así. Su cara era seria y no mostraba ni el más mínimo signo de felicidad.
Justo hoy tenía que vestir jodidamente sexy. Traía puesto unos pantalones de cuero negro, una camiseta lisa de color blanco y una chaqueta de cuero. Y de su perfume ni hablo.
-Hola. –me dijo para romper el silencio que se había creado entre nosotros.
-Hola. –contesté. –Pasa.
Del trayecto de la puerta hasta el sofá, me pasaron un montón de cosas por la cabeza. Creo que no era una buena idea que habláramos este tema en mi casa, alguien podría escucharnos y sería algo muy complicado de explicar.
-Eh... ¿Brian?
-¿Hmm? –se giró a mirarme.
-¿Te molestaría si vamos a otro lado a hablar sobre esto? No quiero que alguien nos escuche.
-Es mejor. –contestó y se dirigió nuevamente a la puerta.
Pasó por mi lado y su perfume me cautivó por completo. Estoy segura que ese truco usó anoche para llevarme a la cama. Su seducción.
-¿A dónde quieres ir? –me preguntó girándose a mirarme.
-¿A dónde sugieres?
-A mi departamento.
-¿No estás viviendo allí con tu esposa?
-No.
-Entonces sí. Iré por las llaves de mi coche.
-Vamos en el mío. –ordenó y salió de mi casa.
Abrí los ojos de par en par ante su actuar, me sorprendía lo mandón que se había vuelto.
¿Quién le daba el derecho a darme órdenes ahora?
No me rehúse a su orden y salí de mi departamento con mi celular en mi mano por si acaso.
Todo el trayecto hasta su departamento fue silencioso. Nadie decía nada. La tensión se podía sentir en el aire y era tan incómodo el ambiente que tenía ganas de abrir la puerta y tirarme por la misma.
Finalmente llegamos al edificio y él se bajó del coche.
Yo me quedé un momento dentro hasta que él apareció por mi ventanilla y la golpeó con el dedo índice. Me sobresalté y lo fulminé con la mirada por haberme asustado.
-Baja. –articuló con sus labios y yo le hice caso.
Me esperó en la puerta del edificio hasta que yo bajé del coche y me acomodé un poco la ropa.
Entramos al edificio y la recepcionista lo saludó contenta.
Él se quedó hablando un momento con ella, sin embargo yo comencé a subir las escaleras ya que al parecer esta conversación duraría un buen rato. No tomaría el ascensor porque tendría que esperar mucho tiempo en la puerta de su departamento.
Cuando llegué al piso de Brian, el ascensor de abrió de par en par dejando ver la silueta de Brian dentro del ascensor.
-¿Por qué no me esperaste? –preguntó llegando a mi lado.
-Supuse que su conversación duraría bastante tiempo.
-¿No te parece que tengo algo más importante que conversar?
Ladeé la cabeza y me encogí de hombros. Cada vez que recordaba de lo que teníamos que hablar la piel se me ponía como la de una gallina, los nervios me ponían los pelos de punta y mi mente quedaba totalmente en blanco.
Entramos a su departamento y una oleada de recuerdos me invadió por completo. Había vivido tantas cosas en este departamento. Tantas cosas buenas, tantas cosas malas, tantos malos entendidos. Aun no logro creer por qué estamos así Brian y yo después de todo por lo que pasamos.
-Toma asiento. –me dijo señalando los sillones.
Me senté en el sofá negro que siempre tuvo en este departamento y él se fue a la cocina. Me dio la espalda un momento y luego se dirigió hacia donde estaba yo y se sentó a mi lado.
-Te escucho. –me dijo cruzando los brazos en sus piernas.
Enarqué una ceja y lo miré algo confundida.
¿Acaso él no tenía nada para decir?
¿No tenía nada para preguntarme?
-No me mires así. –me dijo.
Miré para otro lado y luego lo miré de nuevo a los ojos.
-Eh... ¿tú no tienes nada para decir? –le pregunté
-Sabes de sobra que anoche fue la mejor noche de mi vida. No recuerdo mucho pero sea lo que sea que haya pasado no me importa porque lo disfruté, al igual que tú.
Me dejó congelada con aquellas palabras. No esperaba que me dijera eso después de ver su cara hace media hora. La verdad no esperaba que nada de esto pasara.
-Yo...
-No me digas que no lo disfrutaste.
-No iba a decir eso.
-¿Entonces?
-Pues no recuerdo muchas cosas sobre lo que pasó anoche. Quiero saber si... nos cuidamos... si era consciente de lo que hacía.
-No me preguntes si nos cuidamos porque yo estaba en el mismo estado de ebriedad que tú. Te vuelvo a repetir, no recuerdo mucho. Y creo que los dos éramos bastante conscientes de lo que hacíamos. No abusé de ti si es eso lo que estás pensando.
-Se me cruzó un momento por la cabeza pero luego descarté esa idea porque no te creo capaz de eso.
-Yo recuerdo que tú me invitaste a tu habitación. Nos paramos en el pasillo y comencé a besarte, fue ahí cuando todo comenzó.
-¿Te arrepientes de haberlo hecho? –le pregunté apenada.
-¿En serio me estás preguntando eso? –me preguntó mirándome a los ojos.-Yo no me arrepiento de haberme acostado con la persona que más amo en este mundo. ¿Tú estás arrepentida?
¿Estoy arrepentida?
Eso era algo de qué pensar.
En ningún momento se me pasó por la cabeza el arrepentimiento. Tenía muchas dudas y preguntas en mi mente pero el arrepentimiento fue algo que en ningún momento he sentido.
-¿Quieres que te diga la verdad?
-No querría otra cosa.
-No estoy arrepentida. –le dije.
Él sonrió y acarició mi mejilla.
-Pero eso no significa que vuelva a pasar.
Quitó su mano de mi mejilla y endureció su expresión.
-No esperaba que volviera a pasar. –dijo serio.
-Tú tienes a tu esposa y yo tengo a mi novio. No es correcto lo que hicimos.
-¿Sabes por qué lo hicimos? –me preguntó.
-¿Por qué?
-Porque nosotros nos amamos, necesitábamos reprimir nuestro amor en algo. Hemos peleado desde la última vez que nos volvimos a ver. Nunca más nos hemos besado, nunca más nos hemos abrazado, hecho caricias, mimos ni dicho cosas lindas. Por eso hicimos esto, porque lo necesitábamos.
-Pero tuvimos sexo, no creo que sea una forma de reprimir dicho sentimiento.
-Te equivocas. –me dijo inmediatamente.
Enarqué nuevamente una ceja y lo miré incrédula.
¿A qué se refería con eso?
-¿A qué te refieres?
-Nosotros no tuvimos sexo, nosotros hicimos el amor. Eso hacen las personas que se aman. Esta no fue una noche más. Fue una noche especial para los dos que quizás nunca se vuelva a repetir, quizás no la recordemos con detalles pero ambos sabemos que pasó y que no estamos arrepentido de dicho acto.
Lo que decía Brian era cierto, tan cierto como que el agua es transparente. Sabía que él me diría cosas como estas para convencerme de que lo que hicimos no estaba mal. Que si estaba bien y que ambos lo necesitábamos.
-Sólo tengo una inquietud. –dije después de un rato de silencio.
-¿Qué es lo que te inquieta?
-Que no nos hayamos cuidado.
-¿Qué tiene de malo? –preguntó confundido.
¿En serio Brian me estaba preguntando eso?
¿Qué tiene de malo?
¿Es en serio Haner?
¡Tiene mucho de malo!
Yo podría quedarme embarazada de él, mientras que él ya tiene a su esposa embarazada y están esperando un hijo. Tengo novio. ¿Qué pensará cuando le diga que estoy embarazada de mi ex novio? Me mataría.
-¿Es en serio? –le pregunté obvia.
-Sí, ¿qué tiene de malo?
-¡Puedo quedarme embarazada! –exclamé desesperada levantándome del sofá.
Él se quedó helado, no se movía, ni siquiera movía los ojos y no sabía si estaba respirando. Eso comenzaba a asustarme.
-Hey... -dije moviéndole el hombro.
Él reaccionó de repente largando un suspiro largo y haciéndome sobresaltar. Ya era la segunda vez.
-No me había puesto a pensar en eso. –me dijo caminando de un lado a otro.
-Igual es una opción entre diez mil. Quizás no suceda nada y nos estamos haciendo la cabeza temprano.
-¿Y si es así?
Me quedé pensando un momento. Tenía razón. ¿Qué haríamos si es así?
-Yo me encargaré de desaparecerlo. –le contesté fríamente.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora