capitulo ²³: "Lo prohibido siempre será prohibido"

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Mi Brian ya no estaba, el Brian seguro de sí mismo y decidido a hacer todo lo que esté a su alcance para lograr lo que quiere se había ido. Su mirada iluminada y alegre fue sustituida por una mirada apagada y sombría. La sonrisa ya no era algo frecuente en él, hacía mucho tiempo ya que no lo veía sonreír, que no lo veía mostrar todos sus hermosos dientes.
¿A dónde se fue aquél Brian?
¿Se habrá quedado en el pasado?
¿Dónde está esa mirada que guarda cada recuerdo?
Me causa dolor verlo así, quisiera hacer todo lo que tengo a mi alcance para volver a verlo sonreír pero no puedo, estoy decidida a olvidarme de él y a dejar que el tiempo pase. Quizás así sea más fácil para los dos.
-¿Sabes por qué callo la verdad? Porque el día que volví de viaje y me enteré que te habías ido sin ni siquiera despedirte de mí fue el día más triste de mi vida. Porque desde entonces has dejado un enorme vacío en mi pecho que hasta hoy no he podido llenar. ¿Sabes por qué callo la verdad? Porque maduré, me estoy dando cuenta de muchísimas cosas y estoy aceptando la realidad por más absurda que sea, cosa que tú no haces. ¿Sabes por qué callo la verdad? Porque tú vas a ser papá y eso nadie va a cambiarlo, porque tú jugaste con mis sentimientos y ahora vuelves como si nada. Porque eres mi profesor también. Porque lo prohibido siempre será prohibido.
Dicho esto, me solté de su agarre dejándolo totalmente estupefacto con lo que le había dicho. Creo que no se esperaba que yo fuese tan hiriente con las palabras que le dije. No pretendía herirlo como él lo hizo conmigo porque no le pagaría con la misma moneda, sólo quería que se dé cuenta de las cosas.
Por suerte ya era hora de irme a mi casa. No quería pasar ni un segundo más en el instituto, por hoy había sido suficiente.

...

Narra Brian:

Las palabras de Jean fue lo más hiriente que pudieron decirme alguna vez. Jamás esperé que de ella, de una persona como ella, salieran tales palabras.
Es verdad, ella me ha dicho que deje de buscarla. Es verdad, le he dejado un gran vacío en su pecho. Pero lo peor de todo es que los dos nos equivocamos pero somos demasiado orgullosos para aceptarlo. Yo, por mi lado, nunca debí haber dejado embarazada a Jesica al poco tiempo de volver. Y ella, por su parte, nunca debió haber sido tan dura conmigo. Pero creo que después de todo me lo merecía.
<<Lo prohibido siempre será prohibido>> esas palabras no dejaban de resonar en mi cabeza. Ella tenía razón, yo era su profesor pero si ella aceptaba volver conmigo era capaz de dejar el empleo sólo para estar con ella.
No puedo creer todo lo que he vivido en tan poco tiempo y todo por enamorarme, en un principio, de una alumna. Ella es la luz de mi vida, tengo que admitirlo. Nunca he amado tanto a nadie como la amo a ella, ni a Jesica. Yo me veo teniendo un nuevo futuro con ella a mi lado, no con Jesica. Con ella ya me fue mal una vez y no quiero arriesgarme a que me vuelva a pasar. Quise dar vuelta la página muchísimas veces pero he fracasado más de lo normal. Sólo le ruego a Dios que algún día Jean se dé cuenta de que la amo con todo el corazón y que sólo con ella quiero estar.
Salí de la universidad algo aturdido por las palabras de Jean, aún estaban en mi mente, no las podía sacar de allí.
¿Por qué la amo tanto?
¿Por qué es tan prohibida?
¿Por qué todo?
Tenía tantas preguntas que necesitaban ser respondidas, pero nadie iba a darme una respuesta concreta, nadie iba a darme lo que necesito.
Sinceramente no tenía ganas de volver a mi casa y ver a Jesica. Yo la quiero pero... es extraño. Sólo quiero salir por ahí y desaparecer del mundo, quizás morirme en un accidente o algo por estilo.
Me subí a mi Volkswagen y comencé a conducir hacia algún lugar desconocido. Quería irme bien lejos, sólo por hoy.
Las calles estaban algo transitadas y había un embotellamiento de los mil demonios. Odiaba eso, aunque no estaba apurado para llegar a ningún lado, igual.
Golpeé con mis manos el volante y bufé molesto.
¿Por qué todo esto me pasaba a mí?
¿Me la habré buscado?
Seguro.

...

Narras Jean.

Vi a Brian en el estacionamiento desde mi coche subiéndose al suyo. Se lo veía tan vulnerable, tan... él.
Unas ganas inmensas de correr a abrazarlo me invadieron pero no, yo tenía que ser firme, no podía echarme para atrás.
¿Por qué será que las personas somos tan orgullosas y dejamos ir lo que más amamos? Somos unos estúpidos.
Me recargué en mi asiento y unas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, no eran lágrimas de tristeza solamente, sino de bronca, ira, rabia y desilusión de mí misma.
¿Quién soy ahora?
Ya no me reconozco.
Mi yo de antes hubiese corrido a los brazos de Brian y le hubiese dicho que todo estaba bien, que podíamos estar juntos, ser felices a pesar de todo y de todos. Pero no, estoy aquí, sentada en mi coche, llorando.
He cambiado.
Con la manga de mi sweater me limpié las lágrimas y suspiré.
<<No, Jefferson, ya no vas a derramar ni una sola lágrima más por Brian>> me dijo mi consciencia.
¿Pero qué puedo hacer entonces? Si llorar es mi única forma de desahogo.
Absorbí con la nariz luego de limpiar mis lágrimas y me puse derecha. Tenía que dar vuelta la página y comenzar a escribir una historia diferente. El pasado, pasado fue y no volveré el tiempo atrás.
Me dispuse a conducir cuando antes de darle marcha a mi coche, mi celular comenzó a sonar. De reojo vi el identificador y era Chloe. Seguramente quería que la ayudara con los preparativos de la boda que sería dentro de un mes.
Cogí el celular y lo puse en altavoz mientras salía del estacionamiento de la universidad.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora