capítulo 40: "Hola, hijo"

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La noche se hizo presente y todos los invitados de la boda estaban esperando a los novios en el salón del hotel.
El salón estaba dividido en dos, en el medio estaba la mesa en la que se sentarían los novios con sus padres y sus hermanos. Melanie sólo tenía a su hermano David que asistió a la boda con su novia, la cual desconocía el nombre.
Joe estaba sentado en la parte izquierda con una mujer de unos cincuenta años que tenía pelo rubio y vestía un vestido dorado largo precioso y en sus labios dejaba ver una gran sonrisa. También en esa parte estaba sentado Brian, porque siempre lo había querido como a su hermano y lamentablemente a su lado estaba un cartel que tenía mi nombre, él quería que me sentara en la mesa principal.
En la parte derecha estaban los padres de Melanie, David y su novia pelirroja que vestía un vestido rojo como su cabello, corto hasta por debajo de su trasero y unos tacones negros hermosos.
Jared y Thomas se habían sentado en la misma mesa que mis padres y mi abuela, que estaba de la parte izquierda. Invitados de Chris. Y la parte derecha eran los invitados de Melanie.
Tomé mi lugar en la mesa al lado de Brian, quedaría entre Chris y Brian cuando ellos llegaran.
Yo tenía puesto un vestido turquesa que me llegaba hasta por debajo de mi trasero con una cola transparente del mismo color que me llegaba hasta los pies.
Por suerte había conservado mi cuerpo todos estos años.
Noté que Brian no dejaba de mirar a Thomas, seguro él ya sabía que ese era su hijo ya que Jared y yo no hemos tenido otro que sea de los dos.
-¿Ese es mi hijo? –me preguntó Brian cuando me senté a su lado.
-Sí, después te lo presentaré.

...

La noche transcurrió alegre y sin problemas. Estaba todo tranquilo, todas las personas bailaban mientras preparaban el vídeo de la boda.
Me dirigí hacia Jared y creí que ya era momento de presentarle a Thomas a su padre. Estuvo ansioso toda la noche y no dejaba de preguntar por él.
-¿Este es mi hermoso sobrino? –preguntó Chris acercándose a nosotros y alborotando el cabello de Thomas.
-¿Quién es él? –preguntó Thomas.
-Es tu tío Chris.
-¿Tengo un tío? –preguntó alegre.
-Sí.
Él corrió hasta Chris y lo abrazó con todas sus fuerzas. Yo sabía que le alegraba tener un tío con quién jugar y pelear todo el tiempo, además de su padre, claro.
Estuvimos conversando un rato con Chris, él nos preguntaba sobre Thomas, le preguntó cómo había sido su vida en Dubái y si le había gustado la fiesta. Al parecer ellos dos se caían muy bien.
Genial.
-Jean,  ¿podemos hablar? –me preguntó Chris después de un rato.
-Claro.
Tomé el brazo de mi amigo y nos dirigimos a la barra del salón donde no había nadie. Me senté en una de las banquetas y él hizo lo mismo.
-Antes que nada quiero decirte que si te perdono y que estoy muy feliz de estar aquí de nuevo contigo. –le dije.
-Yo quiero agradecerte por haberme perdonado. Si no lo hacías te hubiese ido a buscar por todo Dubái.
-Aunque aún tengo la duda de por qué te enojaste.
Él suspiró y luego tomó mi mano.
-Me enojé porque yo aún seguía enamorado de ti en ese momento, me dolía la idea de que estuvieses esperando un hijo de Brian y no mío. Pero al pasar los años entendí todo con mayor claridad y vi cómo Brian sufría. Me dolía mucho verlo así. También te extrañaba y quería volver a verte.
-Yo también sufrí mucho cuando me fui. Fue un torbellino de problemas y pensamientos que querían hacerme recapacitar y convencerme de volver a California pero no lo hice.
-No te vuelvas a ir.
-No puedo prometerte eso.
-¿Por qué?
-Thomas es muy feliz allá y me pidió que siguiéramos viviendo en Dubái.
-¿Él sabe sobre Brian?
-Sí, sí sabe sobre él. Es por eso que me dijo que seguirá considerando a Jared como su único padre y que quería seguir viviendo allá.
-¿Voy a perderte de nuevo?
-Perdóname. –lo abracé. –Pero ahora tienes a tu esposa. –dije mirando a Melanie quien bailaba como loca con su hermano. –Y vas a tener una familia.
-Pero no por eso quiero que te vayas.
-Voy a volver, lo prometo.
Nos levantamos de la barra y volvimos a la mesa ya que comenzarían a mostrar el vídeo de los recién casados, toda su vida desde pequeños y todo lo que han vivido hasta ahora.
El vídeo era muy hermoso, habían fotos en las que salía yo junto con Chris cuando éramos pequeños, también fotos mías con Melanie. Luego comenzaron a pasar fotos de ellos en su noviazgo e hicieron una sesión de fotos antes de la boda para incorporarlas al vídeo.
Luego de que pasó todo eso, la orquesta que descansaba a un costado del salón sobre el escenario comenzó a tocar un vals para que la feliz pareja bailara. Se los veía tan felices.
Después de que todos los invitados bailaran el vals, hasta Thomas, la música divertida comenzó a sonar, entregaron el cotillón y todos estaban en la pista bailando. Mientras tanto los meseros iban con sus charolas sirviendo bebidas alcohólicas de diferentes colores a todos los invitados.
Noté a Brian en un costado negando tomar un vaso. Luego me miró a mí y se dirigió hasta donde yo estaba junto con Thomas.
Jared se había ido a bailar con nuestros ex compañeros de la universidad. Mis padres estaban en la mesa dulce y mi abuela se había cansado y se había ido a la habitación del hotel que habían pedido para su estadía en Las Vegas.
-¿Mamá, cuándo conoceré a mi papá? –me dijo Thomas mientras cortaba un trozo de bombón helado.
-Ya te lo presentaré.
Entonces Brian colocó su mano en mi espalda y me acarició con sus dedos mientras le regalaba una sonrisa a Thomas.
Thomas lo miró y le devolvió la sonrisa tímidamente.
-Hola. –lo saludó Brian.
-Hola. –le respondió Thomas.
-¿Cómo estas, campeón?
-Bien... -dijo algo inseguro.
Cuando ya no aguanté más las caricias incómodas de Brian en mi espalda me levanté de la silla y me coloqué al lado de mi hijo.
-Hijo, ven. –le dije a Thomas.
Él se levantó de la silla y se colocó a mi lado tomando mi mano.
-Thomas... él es Brian. Tu padre. –suspiré.
Thomas lo miró por unos segundos y luego le sonrió.
-Brian, él es tu hijo. –le dije a Brian.
Brian sonrió de oreja a oreja y una lágrima comenzó a caer por su mejilla.
-No puedo creerlo. –dijo emocionado. –Estás tan grande. –acotó.
-¿Puede abrazarlo, mamá? –me preguntó Thomas.
Eso me rompió el corazón. Había pasado todos estos años sin su verdadero padre, y Brian pasó alejado de él muchísimo tiempo, se perdió su infancia, su primer día en el kínder, su primer día en la escuela. Todo.
-Claro, mi amor.
Brian se arrodilló ante él para quedar a su altura y Thomas corrió a abrazarlo.
Brian lo abrazó y comenzó a acariciar su espalda lentamente y con cariño.
-Eres mi hijo... eres un Haner... -dijo con lágrimas Brian.
-¿Un qué? –preguntó extrañado Thomas mirándolo a los ojos. –No llores papi. –dijo limpiando sus lágrimas con sus pequeños dedos.
-Lloro de la emoción de tenerte entre mis brazos, hijo. –dijo tomando sus manos. –Y Haner es mi apellido, y por ende el tuyo también.
-Su apellido es Leto, Brian. –le corregí.
-Es mi hijo, no el de él. –me miró.
-Me parezco mucho a ti, papá. –dijo Thomas sonriendo.
Era tan hermoso escucharlo decirle papá a Brian. Con eso, Brian se emocionó muchísimo más y comenzó a llorar más.
-Sí, hijo, eres igual a mí.
-Allá en Dubái muchos compañeros míos me decían que yo era adoptado porque no me parecía a ninguno de mis padres. –le contó a Brian. –Pero ahora tengo a mi verdadero padre y me parezco mucho a él, ya no podrán hacerme burla.
Yo no sabía que a Thomas le hacían burla por eso, así que unas lágrimas fueron imposibles de contener.
-Hijo... -lo tomé del hombro. –Tú me dijiste que querías volver a Dubái y que querías estar con Jared. –le recordé.
-¿Tú quieres eso? –le preguntó Brian desilusionado.
-Mamá, ahora que conocí a mi papá cambié de opinión. Quiero quedarme con él.
-Pero toda tu vida está allá.
-Puedo traer mis cosas aquí y... hacer nuevos amigos. ¿Verdad papá?
-Sí, pero no debes abandonar a tu mamá.
-Mamá... ¿por qué no te vienes a vivir con Jared aquí?
Él nunca había llamado Jared a su padre y me sorprendía que lo hiciera ahora. Pero igual Jared no era nada suyo, no llevaba su sangre ni nada por el estilo.
-Amor, no es tan fácil.
-Pero quiero estar con mi papá.
-Luego hablaremos de eso.

...

Al otro día desperté con una resaca que me traía recuerdos maravillosos y a la vez horribles.
Me hizo acordar a la noche del cumpleaños número veintidós de Chris, cuando me emborraché tanto que terminé acostándome con Brian.
Estaba en el cuarto de hotel, me levanté de la cama y me dirigí al baño a lavarme la cara para ver si desaparecía un poco el dolor de cabeza que tenía.
Como veía que no se iba, me fijé en el reloj y eran las once de la mañana. Esto era madrugar después de una fiesta.
Jared y Thomas aún seguían durmiendo y seguramente tenían para rato aún. Así que me dirigí a mi armario que contenía muy poca ropa y me coloqué un pantalón de jean negro, mis zapatillas blancas, una remera de tirantes azul y mi camisa blanca abierta. Tenía mis años pero mi amor por la moda nunca se iba.
Tomé mi bolso y mi celular y salí del cuarto.
No tenía sinceramente muchas ganas de salir del hotel así que me dirigí a la cafetería del hotel para tomar un café y pensar.
La verdad es que tenía mucho qué pensar.
Thomas me había pedido quedarse con su padre. Temía que esto iba a pasarme. No sé cómo hace Brian para ganarse a cualquier persona, hasta a un niño que ni siquiera conoce.
Entré a la cafetería y me senté en una mesa alejada de todos, había mucho ruido a esta hora y la cabeza estaba a punto de explotarme.
El mesero se acercó a mí y me preguntó qué desearía para tomar.
-Un café bien cargado por favor. –le pedí.
El mesero asintió y se alejó de la mesa.
Miré hacia la puerta de la cafetería y me encontré con la mirada de Brian del otro lado. Ahí estaba él, parado tan sexy como siempre.
¿Cómo puede un hombre seguir tan bueno después de tantos años?
Con paso ligero se acercó hasta mi mesa y se sentó en frente de mí.
-¿Qué haces aquí? –le pregunté.
-Lo mismo pregunto. –contestó.
-Yo pregunté primero.
-Me levanté con dolor de cabeza.
-Pero si tú ya no tomas.
-Sí, pero igual el dolor de cabeza es inevitable. Así que vine por un café. ¿Y tú?
-Por lo mismo, a diferencia de que yo sí tomé mucho anoche y ahora tengo una resaca terrible.
El mesero volvió con mi taza de café y al rato volvió con otra para Brian. Busqué en mi bolso una pastilla para el dolor de cabeza. Por suerte tenía dos así que le di una a Brian y a la otra me la tomé yo.
-¿Podemos hablar de nuestro hijo? –me preguntó.
-¿Ahora? –dije algo cansada.
-Sí, ahora.
-De acuerdo. –dije fastidiada. -¿Qué quieres saber?
-Quería proponerte que me dejaras visitar a Thomas. Me iré con ustedes a Dubái pero viviré en otro lado, claro.
-Lo he estado pensando y quiero volver a California. Mis padres y Chris me lo han pedido. Thomas también.
-¿Entonces volverás aquí? ¿Podré ver a mi hijo sin necesidad de mudarme?
-Sí, volveré a California.
-Jean... –dijo tomando mi mano. -¿Por qué no volvemos a empezar? Como una familia feliz.
-Ya es muy tarde para volver a comenzar, Brian.
-¿Por qué?
-Tengo treinta y dos años y tú tienes cuarenta y cuatro, ya es tarde.
-¿Y desde cuando la edad importa? Si uno de verdad ama siempre hay tiempo de volver a empezar.
-¿Y Jared?
-Debes ser honesta contigo misma, nunca dejaste de amarme y yo a ti tampoco. Por favor, piénsalo.
-Brian... no lo sé.
-Hazlo por Thomas al menos.
-¿Y él que tiene que ver en todo esto?
-¿No te gustaría que él creciera en una familia en la que los padres están juntos?
-No lo hago por el qué dirán. Y no me interesa eso.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora