Capítulo 32: ''Junta empresarial''

2 1 0
                                    



Al otro día me desperté a causa de la dificultad que tenía para respirar.
Me había resfriado.
Lo primero que vi al abrir mis ojos fue el rostro angelical de Brian durmiendo en frente de mí. Estaba abrazada a su cuerpo extremadamente cálido, podría quedarme así toda la vida.
Miré a través de las cortinas y aún estaba oscuro, aunque no era de noche porque ya se escuchaban los vehículos circular por la calle.
Volví mi mirada hacia la mesa de luz donde descansaba un reloj y eran las seis treinta de la mañana. Aun teníamos que desayunar y pasar por mi casa para buscar mis cosas.
Aún abrazada al cuerpo de Brian, lo miré y le hablé.
-Brian. –le dije suavemente. –Brian.
Él no despertaba. Así que me dispuse a levantarme para que él siguiera durmiendo un rato más mientras yo preparaba el desayuno.
Me di vuelta para levantarme de la cama y él me aferró más a sus brazos y largó un sonido ronco.
-¿Qué hora es? –preguntó con voz ronca.
-Las seis treinta de la mañana. –dije mirándolo.
Él aún no abría sus ojos pero como me gustaba verle las facciones de su rostro al despertar.
-Faltemos a la universidad. –dijo colocando su rostro en mi cuello.
Su respiración me daba cosquillas y no pude evitar soltar una risita tonta y estremecerme.
-No podemos faltar. –le dije acariciando su cabello. –Además sería extraño que justamente los dos faltemos el mismo día. También tu esposa te debe estar buscando.
-Hmm. –dijo algo molesto. –Prefiero quedarme aquí contigo a fingir estar con alguien que no amo.
-Brian. –le reproché. –Debemos levantarnos, aún debemos pasar por mi casa.
-Si me das un beso me levanto. –dijo aun respirando en mi cuello.
Sonreí y le di un beso en la frente aunque era obvio que no era ese beso el que él quería.
-No, ahí no. –dijo fingiendo molestia.
Entonces le di un beso en la mejilla y de inmediato corrió el rostro para estampar sus labios contra los míos.
Fue un beso suave, cálido y dulce. Hacía ya mucho tiempo que no probaba esos labios que me hacían enloquecer, esos únicos labios que sabían lo que me gustaba.
-Ahora sí. –sonrió separándose de mis labios. –Levántate. –ordenó.
Dio un último beso en mis labios y se levantó de la cama.
Simplemente este hombre me volvía loca. Cada vez que estaba con él me sentía la mujer más afortunada del mundo. Pero no debía acostumbrarme a esto, él y yo no éramos novios. Es entonces allí cuando caí en la cuenta de que yo no debería estar aquí, sino en mi casa, tampoco debería estar embarazada de él, simplemente no debería estar embarazada de nadie y mucho menos esta edad.
Estaba tan contenta por haber pasado una vez más la noche con Brian pero cuando esos pensamientos aturdieron mi mente me puse mal y con ganas de irme.
Brian se había ido a la cocina y desde allí escuchaba que hablaba con su esposa, a la cual le daba explicaciones y le mintió que su padre lo había llamado para una reunión importante hoy en la mañana y por eso había salido más temprano. Más parece que ella no le creía y pensaba que estaba conmigo. Pensaba bien.
Decidí irme.
Yo no quería que Brian tuviera problemas con su esposa por mi culpa. Aunque pronto los tendrá cuando se entere que está esperando un hijo mío.
Vi a un lado de la habitación mi ropa tendida en una silla, al parecer ya se había secado.
Me acerqué a esta y la toqué, estaba seca por suerte.
Me quité la ropa de Brian y la dejé sobre la cama. Comencé a ponerme mis prendas y acomodé un poco mi pelo con los dedos ya que no traía peine.
Comencé a toser y me dolía un poco la cabeza. Seguramente la lluvia y el frío de anoche no me ha hecho para nada bien.
Salí de la habitación de Brian y él acababa de colgar con su esposa.
Esto que nosotros estábamos haciendo estaba mal, muy mal.
-Brian. –le hablé mientras él preparaba café.
-¿Qué ocurre? –me preguntó sin darse vuelta.
-Quiero agradecerte por lo que hiciste anoche. Mira, esto que nosotros estamos haciendo no está bien y yo no quiero que tú tengas problemas con Jesica, yo tampoco quiero tenerlos con ella. Así que es mejor que mantengamos la distancia y sólo seamos alumna y profesor. Así que ahora me iré y haremos de cuenta que nada de esto pasó.
Para este entonces él ya estaba mirándome y su cara no era la mejor. Su rostro mostraba decepción y coraje al escuchar estas palabras.
-¿Acaso no entiendes que quiero estar contigo? –me dijo apretando los puños.
No sé qué haría pero de alguna forma debía acabar con todo esto. De una u otra manera debía decirle algo que le deje en claro que yo necesito distanciarme de él.
-Pero yo no. –dije con toda la tristeza del mundo. –Yo ya no te amo.
Unas lágrimas ya caían por mis mejillas y era inevitable esconderlas. Sentía mucho dolor en mi pecho. Todo esto que le decía era mentira, no era verdad. Pero yo debía respetar su relación con Jesica y el hijo que ambos esperaban.
-Perdóname por dejar que esto se alargara... yo...
-Sólo vete y no sigas. –dijo con la cabeza agachada.
Esta vez me había pasado de la raya, había sido muy dura con él y seguramente esto no tendría perdón de Dios.
Tomé mis cosas y salí del departamento. Ya no podía soportar todo el dolor que sentía.
Tomé las escaleras ya que si tomaba el ascensor seguramente me toparía con personas que me verían llorar y lo que menos quería era eso.
Salí del edificio y me tomé un taxi hasta mi casa.
Recordaba que no tenía el coche y el único que sabía dónde estaba era Brian.
¡Maldición!
En ese momento mi teléfono sonó con un mensaje. Miré el mensaje y era Brian.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora