Capítulo 38: ''Cambio de aire''

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¿Había escuchado bien o esto era producto de mi imaginación?
¿Jesica me había mentido?
¿Ella no estaba embarazada?
Quizás en otras circunstancias esto me habría alegrado y me habría aliviado pero ahora esto me dolía demasiado y me enojaba como no te das una idea.
Había perdido todo lo que me quedaba en la vida. Todo. Por caprichos de mi esposa.
-No dejes que divulgue a todo el mundo a dónde se van a ir. –le dijo. –Suerte, Leto.
Sí definitivamente ella estaba hablando con Jared.
Colgó el teléfono y yo finalmente entré a la habitación para enfrentarla y para obligarla a que me dijera toda la verdad y por qué me había mentido de esa forma.
Fue muy astuta.
Y perspicaz.
Abrí la puerta y entré a la habitación sin decir nada. Dejé el plato con la tarta de manzana en la mesa de noche y luego la miré.
-¡Amor, volviste! No sabes cuánto te extrañamos tu hijo y yo. –dijo dirigiéndose hacia mí y abrazándome.
-¿Ah sí? ¿Qué hijo? ¿El que no existe? –dije irónica.
Ella me miró atónita y luego frunció el ceño haciendo de cuenta que no sabía de qué hablaba.
-¿Qué dices, Brian?
-Lo que escuchas. ¿Cuánto más piensas mentirme?
-No comprendo... yo...
-Basta de fingir, te escuché hablando con Jared.
-¿Qué escuchaste? –dijo alejándose de mí.
-Todo escuché y no te preocupes que no voy a golpearte. No voy a caer tan bajo.
-Pero...
-Lo lograste, Jesica, ganaste.
-¿Qué gané?
-Obtuviste lo que querías, alejarme de Jean. Ahora ella me odia y no dejara que me acerque a nuestro hijo jamás.
-Eso no lo logré yo, tú debiste haber hecho algo extremadamente idiota para que ella reaccionara de esa forma.
-Pero la cadena comenzó contigo.
-Tú volviste por mí.
-Pensé que era la mejor decisión.
-¿Acaso es un delito mentir para estar con la persona que amas?
-Una mentira muy grave fue la tuya.
-Si lo hice fue porque te amo, no fue para hacerte daño.
-¿Ah no? –dije sarcástico.
-No, supuestamente tú ya no estabas enamorado de ella, ella ya era tu pasado.
-¿Qué te costaba quedarte embarazada de verdad?
-De tanto que me drogaron en el internado ahora soy infértil, imbécil.
-No me llames así porque yo no sé qué es lo que estuvo pasando en tu vida estos últimos años.
-La verdad no tengo ganas de escucharte, si quieres irte con tu alumna vete, aunque dudo que la alcances.
-¿A qué te refieres?
-Se va a ir. No te quiere cerca de ella ni de su mugroso hijo.
-No lo llames así, ese hijo también es mío.
-Con más razón. Y pobre niño si sale al padre. Se dará golpes en la cabeza constantemente.
-¿A dónde se la lleva Jared?
-¿Piensa que te voy a decir? Sí, claro.
-Dímelo.
-Averígualo tú mismo. ¿No eres inteligente acaso?
-Tú siempre complicándome la existencia.

...

Narras tú.

Llegamos a California finalmente y antes de bajar del avión Jared tomó mi mano y me miró.
-Jean...
-¿Sí?
-Quiero hacerte una propuesta.
-¿De qué se trata?
-Bueno, como ahora vas a tener un hijo quería proponerte que nos fuésemos lejos de aquí, a otra parte a vivir solos, tranquilos y que nuestro hijo crezca en otro ambiente. ¿Qué dices?
-¿Y a dónde nos iríamos en ese caso?
-Mi padre cuando cerró el trato en Japón, compró una casa en Dubái que la había estado viendo hace tiempo.
-¿Tan lejos?
-Es un lindo lugar y la casa es hermosa. Cerca de allí hay un parque de diversiones en el que podría jugar nuestro futuro hijo. Es una ciudad tranquila y nadie nos molestará.
-¿Pero y mis padres?
-Ellos pueden ir a visitarnos cuando quieran, cuenta con los recursos.
-¿Y mis amigos?
-Ellos también cuentan con los recursos. Además por lo que sé tú aún sigues peleada con Chris.
-Sí, es cierto.
-¿Entonces qué opinas?
-Creo que es una buena idea cambiar de aire.
-¿Entonces eso es un sí?
-Sí, es un sí.
-¡Genial! Llamaré a mi padre que está allá ahora para que deje todo en condiciones.
-¿Cuándo nos iríamos?
-Ahora mismo si quieres.
-Déjame hablar con mis padres y preparar mis maletas.
-Si vas a decirles lo del bebé por favor dile que es mío y no de Brian.
-De acuerdo.
Las horas pasaban lentamente como una suave tortura.
Mi mente se hacía la misma pregunta cada dos segundos.
¿Es una buena idea?
No lo sabía con exactitud pero sé que arriesgar a veces es bueno.
Jared es un buen chico y no me va a pasar nada malo a su lado. Se hará cargo de un hijo que no es suyo y eso ya es suficiente para mí.
Aún no les dije a mis padres sobre mi bebé, se lo diría cuando estuviese allá.
Mis maletas estaban listas y ya las estaban colocando en el avión que nos llevaría a Dubái.
Miré la hora en mi reloj y eran exactamente las diez de la noche.
Me dirigí a la cocina y tomé un vaso de agua frío y una pastilla para el dolor de cabeza.
El viaje sería largo y todo lo que conlleva ello también.
-Hija... -dijo mi madre entrando en la cocina.
Yo abrí mis ojos y la miré. Su semblante estaba triste y sus ojos llorosos.
-¿Sí, mamá?
-¿Estás segura que quieres irte? Es muy lejos.
-Es una buena decisión. Alejarnos de todo lo malo que nos pasa aquí, volver a empezar.
-Yo aún no estoy lista para dejarte ir.
-Algún día tendrás que soltarme.
-No quiero que ese día sea hoy.
-Mamá. –dije acercándome a ella y tomándole las manos. –Debes hacerte la idea de que yo ya estoy grande. Nada me detiene aquí más que ustedes.
-Y por nosotros quédate.
-Tú siempre me dijiste que debía ser feliz, tomar riesgos y aceptar los retos. Eso es lo que estoy haciendo ahora.
-Tengo miedo de perderte.
-No vas a perderme porque yo voy a volver. No me voy a quedar allá toda mi vida.
-¿Me prometes que volverás?
-Te lo prometo.
Terminé de despedirme de mis padres y de mis amigos y finalmente subimos al avión. Nuestro vuelo duraría casi dieciséis horas. Perfecto para dormir.

...

Narra Brian.

Salí de mi casa prácticamente corriendo. Arranqué el coche y conduje lo más rápido que pude a casa de Jean
Cuando llegué, su padre estaba justo cerrando el portón del garaje de su casa.
-Qué suerte que lo encuentro. –dije algo agitado.
No había estado corriendo ni nada de eso pero la adrenalina que llevaba dentro de mí me hacía poner de esa forma.
-Brian, hijo, tanto tiempo. –dijo abriendo nuevamente el portón y dándome la mano.
-Sí, tanto tiempo. Necesito hablar con Jean.
-¿Con Jean? ¿No lo sabías?
-No me diga que llegué tarde.
-Lamentablemente sí.
-Se fue con Jared, ¿verdad?
-Exacto. ¿Querías despedirte de ella?
-Usted no lo entiende.
-¿Qué no entiendo?
-Ella se fue con algo que es mío.
-¿Algo que es tuyo? –preguntó extrañado.
-Ella se fue con mi hijo a no sé qué parte del mundo.
-¿Tu hijo? ¿De qué me estás hablando, Brian?
-jean está esperando un hijo mío, señor Jefferson.
Steven se me quedó mirando un momento y pensé que en ese momento le iba a dar un infarto.
-¿Por qué no nos dijo nada?
-Porque seguramente quiere hacer que parezca que es hijo de Jared y no lo es.
-Si ella se fue con él es por algo. Creo que debes dejarlos en paz.
-¿Qué? ¿Se va a poner de su parte?
-Es mi hija.
-Pero está embarazada de mí.
-Por favor, déjalos en paz.
-¿Al menos me puede decir en dónde está?
-No, tú vas a ir a buscarla y vas a arruinar la felicidad que ella logró con Jared.
-Ella no está feliz con él. Es todo una camada para que ustedes piensen que está bien.
-Basta Brian, por favor.
-Sólo dígame dónde está.
-No voy a decírtelo. Es tarde y mañana debo trabajar. Es hora de que te vayas.
-Gracias por nada. –le dije poniendo mala cara y di la media vuelta.
En vez de subir a mi coche me senté en la vereda que estaba al frente de la casa de Jean.
Por idiota lo había perdido todo. Por grosero. Por gruñón.
Ahora alguien más la tiene, y la tiene bien merecida porque siempre jugó limpio.
Steven tenía razón, yo arruinaría su felicidad.
Quizás ella si era feliz con Jared y yo sólo alteraría todo eso, la estorbaría.
Creo que debo dejar que ellos sean felices, que estén bien y que Dios bendiga a mi hijo. Sé que está en buenas manos porque ella es una gran mujer y Jared un gran chico.
Me levanté de la vereda y me subí a mi coche.
Hoy me emborracharía.
Le llamé a mi amigo Zacky, mi compañero de copas. Nunca más había sabido nada de él desde esa última noche en el bar que hablamos.
Estaba disponible, por suerte.

...

Narras Jean:

Finalmente llegamos a Dubái.
Jared tenía razón, era una ciudad muy hermosa, muy limpia y muy tranquila. Será hermoso vivir aquí.
-¿Te gusta? –me preguntó Jared tomándome de la cintura.
-Es muy bonita.
-Si te gusta esto espera a ver la casa. Mi padre está allí esperándonos.
Nos dirigimos al estacionamiento del aeropuerto y un coche negro con un chofer nos estaba esperando. Seguro el padre de Jared, Mike, lo había contratado para nosotros ya que no sabíamos nada de las direcciones de esta ciudad.
Subimos al coche y Jared comenzó a hablar en turco con una fluidez que me sorprendía. Ni yo hablaba inglés de esa forma.
-¿Cómo sabes tanto de turco? –pregunté divertida.
-A mi padre siempre le gustó esta ciudad al igual que Alemania, por lo tanto me hizo estudiar los dos idiomas cuando era pequeño por si algún día íbamos a vivir a alguno de los lugares.
-Maravilloso.
Llegamos a la dichosa casa que Jared tanto me quería mostrar y ahora entendía por qué.
Era definitivamente hermosa.
Era de color blanca y de vidrio, era cristalizada. Se podía ver algunas cosas que había dentro de la casa como muebles y también noté al padre de Jared hablando por teléfono.
En Dubái ya casi estaba anocheciendo por lo que se podía apreciar la luz de la fuente de la entrada y las luces que adornaban todo el frente de la casa.
Entramos al patio principal, el cual estaba bien cuidado, llenos de árboles y arbustos con flores y frutos exóticos.
Le dimos la vuelta a la casa y atrás estaba la piscina llena con agua cristalina. A dentro tenía lámparas que la hacían lucir espectacular. Unas reposeras de color negro, toallones a un costado, árboles, un río lleno de piedras y hasta una cascada.
La verdad es que esta casa debe haber salido una fortuna.
-Está espectacular. –dije mirando con admiración la cascada.
Sin duda alguna esta casa era digna de admiración.
Caminé un poco por la orilla de la piscina. Aquí hacía calor y por lo tanto el clima estaba perfecto para bañarse en la piscina.
Me acerqué a la cascada y toqué el agua de la misma. Sin embargo esta no estaba en condición de ser agua para bañarse ya que estaba súper helada.
Volví hacia donde se encontraba Jared y le di un beso en los labios en forma de agradecimiento.
-Sabía que te gustaría. Es tu estilo.
-Gracias por convencerme de venir aquí. Va a ser bueno otro aire.
-¿Vamos a dentro? Mi papá nos espera para darnos unas indicaciones.
Le di un último vistazo a la piscina con deseo de bañarme y luego tomé la mano de mi novio.
-¿Nos podemos bañar?
-Claro, cuando quieras.
-Ahora.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora