Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada

capitulo 10: "Decisiones"

Capítulo 10: ''Decisiones''

-Mira tú, Chris me dijo que viajaría a Brasil y Jean a España con Amelia. –comenté encendiendo un cigarrillo.
-Nos mintieron, pero qué más da.
-¿Por qué?
-No lo sé, supongo que era por ti y por Melanie. –dijo mirándome levantando las cejas.
-¿Yo? ¿Melanie? –pregunté extrañado.
-Sí... bueno, cómo Melanie no quiere a Jean y Jean no quería que tú sufras, prefirieron mentir para no dañarlos y viajar tranquilos.
-O sea que pensaron sólo en su bienestar, ¿no?
-Supongo.
-¿Y por qué a ti no te dijeron nada?
¿Por qué seguía haciendo preguntas? No tenía que preocuparme más por lo que ellos hacían y mucho menos por lo que ella hacía, que haga de su vida lo que quiera, yo ya no iba a meterme.
-Creo que pensaron que les diría a ustedes, no sé. –dijo mirando a un lugar lejano.
-¿No confiaron en ti?
-Exacto. –dijo señalándome con el dedo. –¿Tienes otro? –preguntó refiriéndose al cigarro.
-Sí, toma. –dije dándole uno y este lo encendió.
Nos quedamos un rato en silencio, va silencio si es que se le puede llamar así al bullicio de alrededor y a nuestro silencio, Matt pidió otra cerveza y yo hice lo mismo, me quedé pensando en todo lo que Matt me había dicho, había logrado confundirme como nunca, era obvio que amaba demasiado a Jean y me costaba demasiado trabajo olvidarme de ella, me preocupaba siempre y hacía preguntas que no debía hacer todo para saber sobre ella. Creo que lo mejor que puedo hacer es irme lejos, volver con Jesica y rehacer mi vida, quizás ella es mi destino y no Jean, lo único que ha hecho es hacerme sufrir, no la entiendo.
-Pero después de todo. –dijo Matt interrumpiendo mis pensamientos y suspirando. -Jean te ama, lo sabes tú. –dijo señalándome con el dedo. –Lo sé yo. –dijo señalándose a sí mismo. –Lo sabe Chris, lo sabe Melanie, lo saben todos.
-Menos ella. –dije de repente.
Matt me miró confundido y frunció el ceño, él no entendía de lo que yo estaba hablando y era cierto, todos lo sabían menos ella, es por eso que se resistía a estar conmigo.
-¿Cómo que menos ella? –me preguntó metiéndose el cigarrillo a la boca.
-Como te lo digo, Matt, ella se resiste a estar conmigo, a darme una oportunidad.
-No vas a bajar los brazos ahora, ¿o sí? –me preguntó sacando el humo de boca.
-Voy a bajarlos.
-¿Pero por qué?
-Alguien me espera, alguien que si me ama y que siente el mismo dolor que yo.
-No entiendo.
-Voy a volver con Jesica.
-¿Con Jesica? –preguntó enarcando una ceja.
-Sí, con ella, sé que me ama y al parecer mi destino es ella, no Jean.
-No sabes lo que dices, viejo. –dijo apagando el cigarro en un cenicero.
-¿A qué te refieres?
-Jesica no está bien, no creo que puedan reanudar su relación.
-Matt, ya han pasado tres años.
-¿Y qué tiene? Eso no significa que ella se haya recuperado. Brian debes ser consciente, cuando un hijo muere la más perjudicada es la madre, y no fue uno solo, fueron los dos. Puede que ella nunca se recupere.
-No me ayudas en nada, hermano. –dije tomando un trago de mi cerveza.
-Vamos, sabes que tengo razón.
-¿Y qué esperas que haga? –pregunté exaltado. -¿Qué me quede esperando con un tonto hasta que Jean se decida a estar conmigo?
-Brian, tranquilízate, todo va a estar bien.
-No voy a cambiar mi decisión. –dije seguro y crucé mis brazos sobre la barra para pedirle a Adam otra cerveza.

Narra Jean :

Habíamos pasado tres días en Buenos Aires y ahora pasaremos tres días en Bariloche, los días estaban bien repartidos como para conocer gran parte de Argentina, Chris es un buen instructor.
Llegamos a la cabaña que Chris había alquilado y la señora que era dueña del lugar nos estaba esperando con la llave en su mano.
-Buenas tardes, jóvenes. –sonrió dejando ver un par de arrugas en su sonrisa.
-Buenas tardes, Marta. –dijo Chris y estrechó su mano. Yo hice lo mismo.
-Espero que disfruten su estadía en Bariloche, es un lugar muy bonito, que se diviertan. –dijo y se fue de allí.
Entramos a la cabaña y dejamos nuestras maletas sobre la cama, era muy bonita por dentro, acogedora y calentita, perfecto para nosotros. Por dentro era de un color marrón oscuro, tenía una mesa del mismo color con cuatro sillas a su alrededor, una cama de dos plazas y dos más de una plaza, una heladera, un televisor con cable, cocina, un pequeño baño y un armario, simplemente perfecta.
-¿Qué quieres hacer? –me preguntó Chris.
-Me gustaría conocer el centro, va a anochecer y no podemos ir a las montañas ahora.
-Tienes razón, me daré un baño y salimos, ¿de acuerdo?
-De acuerdo, iré a comprar algo para beber, no me tardo. –dije y salí de la cabaña.
Era extraño lo que sentía, sentía tristeza y felicidad a la vez, sé que estaba mintiéndole a mis amigos, le mentí a Matt y cuando le dije dónde estaba él no estaba muy contento de que se lo haya ocultado, lo sé, yo tampoco lo estaría si la situación fuese al revés. Sé que cuando vuelva tendré que dar explicaciones y espera que me entiendan. De Brian ni hablar, él no va a entenderme, no va a dejar que le explique y está en todo su derecho, sólo espero poder arreglar las cosas con él cuando vuelva, en serio lo amo y no lo quiero lejos de mí.
Saqué mi celular del bolsillo y miré la hora, seguramente todos están durmiendo allá, quería hablar con mis padres pero no los molestaría, quería hablar con Matt para ver si todo estaba bien y con Alex, que seguramente me estaba extrañando. Quité esa idea de mi cabeza por ahora y guardé el celular en mi bolsillo, metí las manos en este ya que hacía mucho frío y me dirigí al kiosco que estaba en la esquina de la cabaña.
Entré al mismo y el aire caliente del lugar me acarició la cara, podría quedarme a vivir aquí.
El chico detrás del mostrador de regaló una sonrisa y esperó a que dijera qué quería tomar.
-Buenas tardes, ¿en qué puedo servirte? –dijo amable.
Definitivamente el acento argentino me encantaba y más viniendo de un chico tan guapo con él.
-Sí, ¿me puedes dar un coca cola por favor? –dije tomando el dinero de mi cartera.
-Claro.
El chico me dio la espalda y sacó una coca cola del refrigerador que estaba a sus espaldas, me hacía acordar bastante a Matt, cuando sonreía tenía hoyuelos y era un chico de un tamaño considerable.
-Vos no sos de acá, ¿cierto? –me preguntó dejando la bebida en el mostrador.
Estaba tan centrada en no sé qué que no escuché su pregunta.
-¿Disculpa?
-No sos de acá.
-No, soy de aquí.
-Lo noté. –sonrió. –Eres estadounidense o canadiense?
-Estadounidense. –sonreí.
-¿Y qué haces acá?
-Estoy de vacaciones con mi mejor amigo.
-Es un lugar bonito para vacacionar, ¿es la primera vez que venís?
-De hecho sí.
-Si quieren vos y tu amigo podría enseñarles la ciudad.
-Estaremos tres días aquí, se lo comentaré. –sonreí y tomé la coca cola en mis manos.
-Genial, vas a verme acá todos los días, si me necesitas ya sabes dónde encontrarme. –sonrió.
-Muchas gracias, adiós.
-Chau.
Hasta ahora me había topado con gente amable aquí en Argentina, espero que así sea con todas las personas que lo haga.

...
-No, Chris, tengo miedo. –dije agarrándome de un poste.
Estaba en la cima de la montaña nevada, Chris y yo habíamos ido a esquiar, veía como la gente se largaba y algunos directamente rodaban por no tener equilibrio, la verdad es que nunca había hecho esto en mi vida y tenía miedo de hacerlo ahora.
-Vamos, no tengas miedo. –me dijo tomándome de un brazo.
-¿Y si algo me pasa?
-No va a pasarte nada, tranquila, ya estamos aquí.
Respiré profundo y me armé de valor para poder largarme de aquella enorme montaña, la verdad es que tenía hasta las uñas congeladas y el miedo me carcomía la cabeza.
-¿A la cuenta de tres?
-No estoy lista.
-Vamos, Jean, no seas miedosa, estaremos sólo tres días aquí y hay que disfrutar.
-Está bien, a la cuenta de tres. –dije rodando los ojos.
-Uno... dos... tres. –dijo y se largó.
Un horror inexplicable me invadió al ver a mi mejor amigo largarse por esa enorme montaña y tenía miedo de que algo le pasara, entonces pensé ''si algo le pasa, que nos pase a los dos'' y me largué decidida por aquella montaña. La adrenalina corría por mis venas y en ese momento mi miedo se fue por completo de mí, tomé el mando de mis manos y los esquís para mantener mi equilibrio, para ser la primera vez lo hacía muy bien y mi amigo ya había llegado abajo, y estaba bien. Luego de dos minutos yo estaba a su lado abrazándolo feliz de haberlo logrado.
-¡Otra! –grité y volvimos a subir a la aerosilla.

...

Narra Brian:

-¿Hola, John? –dije con el teléfono en mi mano. –Soy Brian... sí, quería saber sobre Jesica... ¿en serio?... sí, es que quiero verla... en dos días... muchas gracias, adiós.
Acababa de hablar con el padre de Jesica, por suerte ella ya había salido del internado hacía ya dos meses y se encontraba en un buen estado, eso era bueno, tendríamos tiempo para hablar y arreglar las cosas, haríamos a un lado el divorcio obligatorio y volveríamos a casarnos y a ser una pareja feliz como lo éramos antes de que nuestra vida se arruinara.
Me fui a mi habitación y me cambié de ropa para ir a ver a mi hermano, tenía que hablar con él sobre el departamento ya que él era el dueño de todo el edificio, no quería que lo alquilara ni nada por el estilo ya que mayoría de mis cosas quedaría acá hasta que decida qué hacer con Jesica. Me coloqué un pantalón de chándal negro y una camiseta gris de cuello v, me coloqué las zapatillas, busqué las llaves de mi auto y salí del edificio.
Le había pedido a Jasón que nos encontráramos en su oficina para hablar, sólo espero que me apoye en esta decisión.
Llegué a su oficina y su secretaría Marie me hizo pasar a donde estaba mi hermano.
-Brian, tanto tiempo. –dijo rodeando el escritorio.
-¿Cómo estás, Jasón? –dije abrazándolo.
Él no sabía nada de lo que yo había decidido pero yo ya era mayor de edad y nadie puede controlar mi vida más que yo, él está felizmente casado y tiene una hija preciosa, yo también merezco ser feliz.
-Muy bien, ¿y tú?
-Bien, gracias.
-¿Cuál es el asunto que te urgía hablar conmigo?
-Voy a irme.
-¿Irte? ¿A dónde?
-A Europa, España para ser más preciso.
-¿Vacaciones? –preguntó guardando unos papeles en el cajón.
-No, voy a ver a Jesica.
-¡Mi cuñada! –dijo feliz. –Bueno, ex cuñada. ¿Has sabido algo de ella?
-Hablé con John y me dijo que hace unos meses salió del internado. Voy a volver con ella.
-Bien, Brian, bien. –dijo dándome la mano. –Eso es lo más maduro que has hecho últimamente, decidir estar con alguien de tu edad y que sabes que te ama.
-Nunca entendí por qué Jean no te agradó del todo.
-Es que ella es una adolescente aún, no ha vivido lo suficiente como para comprometerse con algo, ni siquiera ha terminado la universidad.
-Lo sé, pero sobre gustos no hay nada escrito.
-Lo sé, pero ella te ha hecho sufrir mucho y tu lugar está al lado de alguien que quiera hacerte feliz y que te ama, que está a la altura de la circunstancias como lo es Jesica.
-¿Dices que hago bien en volver con ella?
-Claro que sí, sé que ella te esperará con los brazos abiertos. –sonrió.
Lo que mi hermano me decía me tranquilizaba mucho, me apoyaba en mi decisión, sabía que lo haría ya que Jean nunca fue de su agrado.
-Gracias por apoyarme.
-No es nada, ¿y qué quieres que haga por ti? ¿Pasajes? ¿Estadía?
-No exactamente, venía a hablarte sobre mi departamento.
-¿No quieres que lo alquile?
-Exacto, mayoría de mis cosas quedará allí hasta que decida qué hacer con Jesica, he pensado vivir un tiempo en Inglaterra con ella, nos hará bien alejarnos de todo.
-Eso suena genial, entonces tu departamento quedará intacto.
-Gracias, te pasaré la mensualidad a tu cuenta.
-No, no es necesario.
-Eres un gran hermano, gracias por todo. –dije abrazándolo.
-No es nada.
La decisión estaba tomada, yo iría a España a ver a mi ex esposa y a rehacer nuestra relación, sé que seremos felices juntos.
-Debo irme a buscar algunas cosas, ¿cenas conmigo? –le pregunté.
-Ven a mi casa esta noche, Alexa hará lasaña, le alegrará saber que volverás con Jesica.
-Está bien, a las ocho estaré allí.
-De acuerdo, hasta luego. –dijo abrazándome y me despedí de él.
Bajé del edificio y me subí a mi moto, iría hasta el aeropuerto a buscar mi pasaje, luego buscaría estadía en internet y comenzaría a empacar para irme, todo tiene que salir bien.