Pasó una semana... ya nada es igual.
Todo cambió en esta semana. Ya no tenía a mi mejor amigo conmigo. Me había estado comportando distante con Jared porque realmente me he dado cuenta de que no siento nada por él. Sigo amando a Brian como nunca he amado a nadie. Pero me da pena terminar mi relación con Jared.
Chris... cuantas lágrimas me ha sacado. Me ha estado evitando, no me deja hablarle, me corre y he perdido mi dignidad por él.
Brian no ha dejado de seguirme preguntándome si estaba embarazada y yo repetidas veces le dije que no y que si lo estaba aún no lo sabía. No quería que le mienta.
Los demás chicos no se han comportado distantes pero cada almuerzo en la cafetería de la universidad era otro momento de soledad ya que estaban con Chris en ese momento. Ya casi no tenía ganas de asistir a clases y me sentía fatal.
Cuanto necesitaba el abrazo de un amigo, de alguien que comprenda mi dolor y no me deje sola. Alguien que me diga ''estaré aquí siempre que lo necesites'' pero esa persona se alejó de mí y ya no era lo mismo.
Cada día, cada hora y cada minuto del maldito día que pasaba lentamente, me la pasaba preguntándome la razón por la cual Chris se enojó conmigo. No sé qué le había molestado. Habían tantas opciones que no optaba por ninguna conociendo como es él.
¿No quiere tener una amiga embarazada?
¿Está enfadado por qué me acosté con su primo?
¿Cree que soy una degenerada por acostarme con él mientras espera un hijo?
¿Le molesta que haya perdido la virginidad con Brian?
¿Le molesta que haya engañado a Jared de esa forma?
¿O simplemente no ha dejado de sentir algo por mí y le molesta el hecho de que pueda estar embarazada?
Esta última pregunta me la he planteado repetidas veces pero la descartaba siempre que lo hacía. Él no podía seguir enamorado de mí, me dijo que ya no sentía nada por mí, que se le había pasado. Además si siguiera sintiendo algo no me dejaría sola como lo acaba de hacer.
Todas esas preguntas carcomen mi cabeza y no sé la respuesta exacta. Me mata su frialdad y distanciamiento conmigo, él no sabe el daño que causa, sin embargo creo que está en todo su derecho. Yo no puedo cambiar su forma de pensar.
Me encontraba sentada en mi cama, llorando, como lo había estado haciendo últimamente.
Alex no ha vuelto de su viaje y creo que eso no amortigua nada el dolor que siento. Creo que cuando él vuelva todo será diferente porque voy a tener con quién hablar sobre esto.
Me había estado sintiendo mal toda la semana. Tuve nauseas, mareos y desmayos. No sé si es porque no me he estado alimentando bien pero había sacado turno para ir al médico.
Era lunes nuevamente, las horas pasaban lentamente y eran como un puñal para mi alma devastada.
Miré el reloj de mi teléfono y eran las siete de la tarde, acababa de terminar un café con leche que Tina me había preparado y había entrado a bañarme. Tenía turno con el doctor Miller a las ocho.
Así que me levanté de mi cama y me dirigí hasta mi armario. Hacía mucho frío y todo ya estaba oscureciendo, al parecer iba a llover ya que las nubes se prestaban para eso.
Tomé un pantalón de jean de mezclilla del armario, una camiseta rosada de mangas largas y un sweater grande con un hombro caído de color crema con rayas negras. Me agaché y tomé el par de botas negras que me había regalado mi mamá el año pasado.
Me coloqué todas las prendas y luego corrí hacia el baño porque las náuseas volvieron.
No he dejado de pensar que estos síntomas podrían ser producto de un embarazo. Eran los síntomas normales que toda mujer tiene cuando está embarazada. Pero la cobardía me ganaba y tenía mucho miedo de hacerme un test, por eso había sacado un turno con un médico, él me hará los análisis necesarios y va a decirme qué es lo que tengo específicamente.
Me dirigí al lavamanos y me lavé la boca con dentífrico. Me lavé la cara nuevamente ya que parecía que recién me levantaba de dormir. Realmente mi cara no ha sido la mejor últimamente, no he puesto ni una gota de maquillaje en mi rostro.
Salí del baño y me dirigí al espejo grande que estaba en mi habitación. Miré mi cara y estaba igual que la de Chloe cuando estaba embarazada y la depresión la fundió en eso.
Tomé mi bolsa de maquillaje y me coloqué un poco de crema para tapar las ojeras y algo de brillo labial para que mis labios no estén tan secos y pálidos.
Terminé con eso y luego peiné mi cabello, lo dejé suelto y me coloqué un pañuelo en forma de vincha. Me coloqué algo de perfume y estaba lista.
Miré la hora en mi teléfono y eran las ocho con treinta y cinco minutos. Debía salir ya, ya que la clínica no quedaba muy cerca y tenía que estar con diez minutos de anticipación.
Tomé un bolso de color negro y coloqué dinero, las llaves de mi coche, de mi casa y mi celular. Bajé las escaleras y mis padres venían entrando a mi casa conversando sobre un nuevo proyecto que quieren hacer, del cual yo seré partícipe.
-Jean, ¿a dónde vas? –me preguntó mi madre.
-Eh... saldré con Jared. –le mentí.
-Ya es hora de que salgas, estuviste toda la semana pasada encerrada y llorando. –dijo mi padre.
Formé una fina línea con mis labios y no dije nada.
-¿Vendrás a cenar? –me preguntó mi madre.
-No lo sé, yo les aviso.
Di un beso en la mejilla de ambos y con la mano me despedí de ellos.
Salí de mi casa, me subí a mi coche y me dirigí hasta la clínica.
Ya estaba todo oscuro y las luces de la ciudad estaban en su mayor resplandor. Para ser día lunes había mucha gente en la calle, algunos trabajando, otros haciendo compras y así.
Puse un poco de música para distraerme y con mis dedos golpeaba en el volante al ritmo de la música, eso me hacía bien.
Finalmente llegué a la clínica y estacioné el coche en frente. Busqué mi documento y mi carnet de obra social en la gaveta del coche. Guardé todo en mi bolso y me bajé.
Entré a la clínica y había bastante gente esperando en la sala de espera, sólo espero que me atiendan lo más pronto posible.
Me dirigí a la recepcionista, le entregué los papeles y me dijo que tomara asiento, que en unos minutos sería atendida.
Los minutos pasaron y finalmente el doctor Miller salió a la sala de espera y me nombro.
- Jean Jefferson. –dijo mirando su libreta.
-Aquí. –me levanté de la silla.
Me dirigí hasta él y él me condujo hasta su consultorio. Entramos y al decir verdad, a comparación de la sala de espera, era bastante bonito y acogedor. Sus paredes eran azules, una camilla celeste, como de costumbre, y unos cuadros y títulos pegados por toda la sala.
-Tome asiento. –dijo el doctor sentándose detrás del escritorio.
Tomé asiento y dejé mi bolso sobre el escritorio. Quería comenzar a hablar pero las palabras no lograban salir de mi boca, sentía tanto miedo.
-¿Y qué le ha estado pasando, señorita Jefferson? –me preguntó colocando sus manos en frente de él.
-Yo... me he estado sintiendo descompuesta... ya sabe, mareos, náuseas.
Él se levantó de la silla y me indicó que me sentara en la camilla celeste. Hice lo que me pidió y él buscó una paleta y una pequeña linterna para revisar mis ojos, mi boca y mis oídos.
-¿Has estado comiendo bien? –me pregunto cuando revisó mi boca.
-Ajá. –contesté con la boca abierta y la paleta en mi boca.
Él entrecerró los ojos y me miró serio, al parecer no me creía. Al decir verdad ni yo me la creía porque no era cierto.
-¿Estás segura? –me preguntó dejando las cosas a un lado.
Bajé la mirada y luego lo volví a mirar.
-No, no he estado comiendo bien.
-Esa puede ser la razón de los desmayos y que sientas mal. ¿Te dolió la cabeza?
-Bastante.
-Aunque el hecho de que no comas no te da nauseas. ¿Has tenido relaciones sexuales últimamente?
Sabía que iba a ir por ese camino cuando le dijera que no estaba comiendo bien y que tenía náuseas. Era profesional, se daría cuenta al instante.
-Sí, fue algo que pasó en un estado de ebriedad hace una semana.
-¿Estás usando algún método anticonceptivo o se cuidaron?
-No y no lo sé. Como le dije estábamos ebrios.
-Bien, te diré que existe la posibilidad de que estés embarazada. ¿Te has hecho un test? –preguntó volviendo a su escritorio.
-No. –contesté siguiéndolo.
-Bien, te haremos unos análisis de sangre para averiguar qué es lo que tienes, ¿sí? –dijo anotando unas cosas en su libreta.
-Bien. ¿Para cuándo estarán más o menos? –pregunté.
-En una hora, si quieres esperar.
-Esperaré.
El doctor hizo un par de llamadas y diez minutos después me llevaron a una sala especial donde me sacaron sangre.
-Tus análisis estarán listos en una hora, bonita. –me dijo la enfermera de ya varios años.
-Gracias.
Salí de allí y me dirigí de nuevo a la sala de espera para esperar a que mis análisis estuviesen listos.
Tener tiempo para pensar no era lo adecuado para mí últimamente porque me hundía muchísimo más en la depresión y quería salir corriendo, tirarme de un puente y morirme.
Saqué mi teléfono de mi bolso y tenía un mensaje de Matt. No lo había visto hoy ni el viernes en la universidad. No habíamos hablado desde entonces y él sabía que yo estaba mal.Mensaje:
Hey... ¿cómo estás? ¿Estás en tu casa?Me sentía bien al saber que alguien se acordaba de mí.
Mensaje:
Matt... estoy igual... no estoy en casa, ¿por qué?Él y Chloe han sido indispensables este tiempo conmigo, no me han dejado sola y han estado preguntando por mí todo el tiempo. Miré de nuevo la pantalla de mi celular y Matt había respondido.
Mensaje:
Hermosa... no me gusta verte así. Tienes que estar bien y dejar de llorar. Chris es un idiota, ya se le pasará. Quería ir a tu casa a despedirme de ti, Chloe y yo iremos a Canadá unos días, mi padre me pidió que administre una de sus empresas.¿Matt se iría? Ahora sí estaba acabada y sola.
Mensaje:
Perdóname, Matt, estoy en la clínica y tengo para una hora más. Te deseo toda la suerte del mundo a ti y a Chloe, avísame cuando lleguen. Los amo.Envié el mensaje con toda la tristeza del mundo, estar sola no era un sentimiento muy bueno y no quería estarlo. Definitivamente ahora estaré sola. Leí el último mensaje de Matt que decía ''Te amamos, cuídate'' y guardé el teléfono.
Pasó una hora y el doctor, con mis análisis en sus manos, me llamó de nuevo a su consultorio. Tomé asiento en frente de él mientras él revisaba mis análisis.
-¿Y doctor? –pregunté.
Él me miró serio, al parecer no tenía buenas noticias para mí.
-Normalmente este tipo de noticias son buenas pero, considerando en el entorno que ocurrió el encuentro, no sé si sea buena.
-¿A qué se refiere?
Me mareaba que usara tantas palabras para decir algo. La ansiedad me estaba matando y él estaba dando muchísimas vueltas.
-Jean, estás embarazada. –dijo y colocó los análisis en frente de mí.
Las lágrimas comenzaron a salir sin ni siquiera pedirme permiso. Esto no podía estarme pasando... no podía estar embarazada de Brian, no de él.
-¿Te sientes bien? –me preguntó el doctor.
-Sí... gracias por su atención.
Guardé los análisis en el sobre de madera en los que venían, lo guardé en el bolso y salí de la clínica.
No sabía exactamente qué sentía ya que mis sentimientos estaban encontrados después de esta devastadora noticia para mí. No sabía si estaba triste o si estaba furiosa por esto. Si le contaba a alguien sobre que estoy embarazada del hombre que amo y es lo peor que me pasó en la vida me dirían que estoy totalmente loca.
Me subí a mi coche y comencé a conducir sin rumbo alguno. No quería volver a mi casa, no quería ir a ningún lado.
Me dirigí a una carretera que estaba deshabitada, nadie pasaba por allí.
La lluvia comenzó a caer torrencialmente y el parabrisas de mi coche estaba inundado de gotas, al igual que mi rostro de lágrimas.
Llegué a un punto de la carretera en la que me decidí a parar en la banquina, quería estar sola con mi dolor y con mi furia, quería estar sola. El ruido de la lluvia golpear mi coche era el ruido más hermoso que podría acompañarme en un momento así.
Coloqué mis rodillas sobre el asiento apoyándolas en mi pecho y me abracé en ellas escondiendo mi rostro.
¿Qué más podía pasarme, Dios? ¿Qué he hecho yo?
Mi mejor amigo no me habla, mi otro mejor amigo está de viaje, no amo a mi novio, estaba embarazada del hombre que amo. Qué loco suena, ¿no? Pensar que había retomado mi vida perfectamente y que todo iba de maravilla para que una noche, estando ebria, la cague toda.
De un momento a otro, en el silencio y el acompañamiento de la lluvia, se sintió un estruendoso ruido proveniente de mi coche. Levanté mi cabeza rápidamente y por inercia miré la parte delantera del coche y estaba saliendo humo de ella.
Rápidamente me bajé del coche y me puse en frente de él. Abrí el capot del coche como si entendiera algo y el humo comenzó a salir más fuerte ahora. ¿Pero qué había pasado? No lograba ver nada gracias al humo, la oscuridad y la lluvia así que cerré nuevamente el capot para que la lluvia no hiciera más grande el daño y me paré al lado de mi coche bajo la lluvia con mis lágrimas aun saliendo.
Creo que me había equivocado. Si podía pasarme más cosas.
¿Cómo volvería a casa?
No podía llamar a una grúa ya que dejan de trabajar a las nueve y ya casi son las diez de la noche.
Chris simplemente estaba descartado de la lista.
Matt y Chloe seguramente ya tomaron su avión.
Melanie y Amelia no se ubican para nada en una carretera como esta.
No quería ver a Jared ahora.
No me quedaban más opciones... por más que me lo replanteara no habían más.
Tenía que llamar a Brian.Capítulo de día miércoles
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Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada
FanficLa segunda temporada de ''Entre mi Profesor y yo'' Lean la primera que esta en mi perfil ✨