Capítulo 9: ''Bueno y malo''

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Habíamos llegado finalmente a Argentina después de un larguísimo viaje, acá ya era de noche mientras que en California era de día, me costará acostumbrarme a la diferencia de horario.
Chris y yo bajamos del avión detrás del montón de pasajeros que había abordado junto a nosotros. Al llegar a tierra firme el viento invernal me atropelló y golpeó contra mis brazos desnudos y mi rostro, cosa que me hizo abrazarme a mí misma.
-¿Tienes frío? –me preguntó Chris.
-Sí.
-¿Tienes algo a mano?
-Sí.
Por suerte había traído un saco dentro de mi bolso de mano con el que entré al avión por si las dudas al bajar hacía mucho frío.
-Aquí en Buenos Aires siempre hace mucho frío. –comentó Chris.
-Ya veo. –dije castañeando mis dientes.
-Ven, vamos al hotel así te das un baño y te abrigas.
Chris había hecho reservaciones en el prestigioso hotel Puerto Madero, por las fotos que había visto era un lugar muy hermoso, los famosos venían acá y eran muy selectivos con las personas que dejaban entrar. Chris y yo somos personas de alta sociedad y no tenemos problema en entrar aquí, si podemos darnos los lujos ahora desde jóvenes, ¿por qué no hacerlo?
Salimos a fuera del aeropuerto y el auto que Chris había pedido para nosotros estaba estacionado justo en frente de nosotros.
-Nuestro auto llegó. –dijo Chris tomándome de la cintura y dirigiéndome al interior del auto.
-Bonito vehículo. –comenté mirando por dentro al Mercedes en el que estábamos subidos.
-¿Te gusta?
-Me encanta. –sonreí.
Me recargué en la ventanilla para admirar la ciudad de Buenos Aires ante mis ojos, nunca antes había visitado este lugar, la gente era diferente que la gente de California, vestían... extraños, algunos. Me acostumbraré, son sólo dos personas. Miraba el cielo gris advirtiendo una lluvia, esperaba con ansias eso, me encantaba la lluvia. Miraba los enormes edificios, las personas caminando de un lado a otro, hablando por teléfono, otros sentados en la plaza hasta que tuve que presenciar algo horrible. Vi a lo lejos una mujer sentada en una banca en la vereda al frente de un edificio, su cartera se encontraba al lado de ella mientras hablaba por teléfono hasta que un joven de no más de dieciocho pasó por su lado y le arrebató la cartera. Qué escena más horrorosa.
-Mira eso, Chris. –dije señalando a la señora que corría para alcanzar al chico.
-Qué mal nacido. –dijo entre dientes.
-Lo sé.
Finalmente llegamos al dichoso hotel, me quedé totalmente admirada ante semejante estructura que ocupaba una cuadra entera, era muy hermoso.
Me bajé del auto y me puse en frente de la puerta a admirar el lugar con la boca abierta, nunca había visto algo tan grande, ni la empresa de mis padres junto a mi casa igualaba esto.
-¿Qué dices?
-Es maravilloso. –dije en un susurro.
-Entremos, a dentro es mucho mejor.
-¡Vamos!
El conductor del Mercedes bajó todas nuestras cosas y unos botones salieron a recibirnos con un carro para nuestras maletas, todo aquí era muy lujoso.
-Buenas noches, mi nombre es Matías y seré su botones esta noche. –sonrió el chico dejando ver sus dientes y luego tomó nuestras maletas y las subió al carro. -¿En qué habitación están?
-En la habitación 193. –contestó Chris.
-Oh, en el segundo piso, bonito cuarto, es decir, suite. –sonrió el chico y nos condujo dentro del hotel.
Se notaba que la gente que paraba aquí tenía dinero, en su forma de vestir, en los platillos exóticos que cada uno pedía, podía notarlo ya que para llegar al ascensor tuvimos que pasar por el restaurante del hotel.
-¿Podemos bajar a comer algo después?
-Claro.
Subimos y llegamos a nuestra suite, el botones abrió la puerta y la suite quedó ampliamente abierta expuesta ante nuestros ojos. No pude evitar abrir los ojos de par en par y abrir la boca, era totalmente hermoso ese lugar.
-Es hermoso. –dije sorprendida.
-Sí, señorita... -me miró esperando a que dijera mi nombre.
-Jean. –sonreí.
-Estaré a su disposición por si necesitan algo, por allí se encuentra el teléfono del hotel. –dijo señalando el teléfono al lado del sofá. –Si necesitan algo llaman a recepción y vendré de inmediato.
-Muchas gracias, Matías. –dijo Chris y este se perdió en el pasillo.
Agarramos las maletas y nos introdujimos rápidamente a la suite, tenía un aroma tan peculiar y delicioso, era mejor que mi casa.
-Podría quedarme a vivir aquí. –le dije a Chris tirándome en el sofá color beige de la sala.
-Es hermoso, ¿no?
-¡Sí!
Con Chris terminamos de desempacar, él se fue a dar un baño ya que yo tardaría más. Busqué un pantalón de jean azul, una remera mangas largas y un buzo negro, mi favorito, saqué las zapatillas de la maleta, perfume y delineador, estaba lista para ir a darme un baño.
Entré al baño y al abrir el agua, esta salió helada y chocó contra mi cuerpo haciéndome pegar un pequeño gritito y salir fuera de la ducha.
-¿Estás bien? –me gritó Chris.
-Sí, sólo que abrí el agua fría antes que la caliente.
Escuché cómo él se reía desde el otro lado.
-Burlista. –me reí y me dispuse a templar el agua para finalmente bañarme.
Todo lo malo de mi vida se iba de mi cabeza en este momento, estaba muy feliz, estaba de vacaciones con mi mejor amigo como lo hacíamos cada año, cada año era un lugar diferente y exótico.
Terminé de bañarme y me envolví en una toalla blanca que estaba en el baño y salí de este. Me dirigí a la habitación y me cambié. Chris y yo siempre que viajábamos dormíamos juntos, total nadie nos veía.
Terminé de vestirme, cepillé mi cabello e hice una cola alta, me puse algo de delineador, brillo y perfume y estaba lista para ir a comer. Miré el reloj que se encontraba en la mesa de luz y eran las once de la noche, el horario perfecto para ir a comer y pasear por la ciudad llena de luces como lo era esta.
-¿Estás lista? –me preguntó Chris entrando a la habitación.
Lo miré de arriba abajo, este vestía un pantalón de jean negro, zapatillas, una camisa roja a cuadros y una campera de cuero, se veía muy guapo.
-Te ves muy guapo, Chris, ¿con quién saldrás a comer? –reí.
-Con una chica que está algo loca. –dije guiñándome el ojo. –Si algo me pasa llama a la policía. –rio.
-Malo. –dije golpeándole el hombro. –Estoy lista, vamos a comer. –dije abrazándolo del cuello y salimos de la suite.
Bajamos por el ascensor entre risas y charlas, pasaría los quince mejores días de mi vida aquí con Chris, él era tan lindo conmigo.
Llegamos al restaurante y por suerte había una mesa desocupada para dos, nos dirigimos hasta ella y nos sentamos. Tomamos las cartillas de los menús y comenzamos a leerlas.
-Yo comeré mariscos con salsa. –comenté. -¿Y tú?
-Pollo a la naranja. –contestó. –¿Qué quieres tomar?
-Champagne, para brindar por nuestras vacaciones. –dije cerrando la cartilla y poniéndola a un lado de la mesa.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora