Capítulo 16: ''No lo veo de ese modo''

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-¿Irás a la universidad? –me preguntó después de un rato de silencio.
-Sí, sólo quería venir aquí y despejarme.
-Claro.
-¿Tú irás?
-No, sólo salí a dar una vuelta ya que no puedo dormir.
-¿Por qué no iras?
-No tengo muchas ganas... digamos que tuve una noche de insomnio y no me siento para nada bien.
-Te entiendo...
-Que tengas un bonito día, hermosa. –dio un beso en mi mejilla.
-¿Ya te vas?
-No quiero que nadie de la universidad me vea.
-Está bien, espero verte mañana entonces.
-Lo harás. –me guiñó un ojo.
-Que tengas un buen día. –sonreí.
-Igualmente.
Entonces se levantó de la banca y se dirigió a su auto, este hombre era demasiado sexy, me sacó la primera y quizás única sonrisa del día.
Miré la hora y faltaban cinco minutos para entrar a la universidad, así que me levanté de la banca arrastrando mis pies hasta mi auto.
Conduje hasta la universidad y vi a Chris apoyado en su auto en el estacionamiento, estaba hablando por teléfono.
Me baje de mi auto y entré a la universidad ignorando olímpicamente a Chris, si él seguía con esas llamadas misteriosas y seguía escondiéndome cosas, nuestra relación de amigos iba a tener un final, y no bueno.
-Hey. –dijo Chris tomándome del brazo y evitándome el paso.
-Deja de tirarme del brazo. –dije girándome hacia él y zafándome de su agarre.
-¿Qué te ocurre?
-¿Qué me ocurre? –le pregunté incrédula.
-Sí, ¿por qué te estás escapando de mí?
-¿Y tú por qué me estás escondiendo cosas?
-¿Qué te estoy escondiendo?
-Te pregunto sobre esas llamadas misteriosas que tienes y siempre me mientes, tú sabes que yo sé que es Brian.
Él bajó la mirada y no dijo nada, yo tenía razón, él sabía que estaba equivocado.
-Déjalo así. –dije acomodando mi bolso en mi brazo. –No necesito más explicaciones, haz lo que quieras. –dije y comencé a caminar hasta el salón.
-¡Jean! –gritó desde el otro lado y no le hice caso.
Entré al salón y estaba casi repleto, en ese momento el timbre sonó y terminaron de llenarse los lugares vacíos que faltaban.
Me senté en mi lugar y el de al lado quedó vacío ya que Chris se sentó en el mismo lugar que el primer día, genial, otro día sola.
-Buenos días, clases. –dijo el profesor de arte entrando al salón.
-Buen día. –dijeron todos al unísono.
-Les tengo una noticia. –dijo dejando su maletín sobre la mesa. –Es una buena y una mala. Lamentablemente tendré que ausentarme un tiempo, pero la semana próxima tendrán un nuevo profesor.
Perfecto, otro profesor al que soportar.
Yo no era una mala alumna, tenía buenas notas y buen comportamiento, sólo que a veces estaba en mis días y me comportaba muy mal, hasta dormía en clases.
-¿Y quién es el nuevo profesor? –preguntó una de las alumnas.
-Aún no lo sé, pero en cuanto sepa su nombre les aviso.

...

Entré a la cafetería con mi bandeja de almuerzo, constaba de puré de papa con carne, una manzana y una botella de agua. Sinceramente no me gustaba mucho esta comida pero no había de otra.
-¿Te acompaño, preciosa? –me dijeron un par de chicos mientras me acercaba a mi mesa.
Me senté en una mesa donde había un par de chicas ya que las otras estaban llenas y no tenía ánimo de seguir recorriendo la cafetería.
-Pero mira quién vino a sentarse con nosotras. –dijo una de las chicas en la mesa sarcásticamente.
Yo levanté mi cabeza y la miré con mala cara, ¿acaso la mesa era de ella? Que yo sepa, no.
-¿Qué haces aquí, Jefferson? ¿Qué pasó con tu grupo de amigos populares?
-Jane, no me jodas. –le dije de mala ganas.
En ese momento entró a la cafetería Chris junto con Amelia, había olvidado que ella también venía a esta universidad, ¿qué me está pasando?
-Miren, allá vienen los amiguitos de Jefferson, ¿qué ya se cansaron de ti? –volvió a decir Jane.
Todos en la cafetería se giraron a mirarme, sin embargo a ninguno le causaba gracia lo que Jane decía.
-¿Puedes dejarme en paz? –le espeté parándome.
-Oh vamos, sólo jugamos contigo.
-¡Déjame en paz, zorra! –le grité y todos comenzaron a reírse.
-¿Zorra yo? –preguntó haciéndose la inocente.
-Vamos, has pasado por la cama de toda la universidad, menos la de mi amigo Christopher, fácil. –le dije y eso la enfureció.
-Es cierto. –dijo un desconocido desde algún lugar de la cafetería.
-Ven, Jean, vamos. –dijo Chris tomándome del brazo y sacándome de allí.
La fulminé con la mirada una última vez, yo nunca perdía las peleas.
Chris me tomó de la cintura y nos dirigimos a la que siempre fue nuestra mesa donde se encontraba Matt con Chloe.
-¡Ve con tus amigos, chica dinero! –gritó Jane.
¿Acaso esta chica no tenía vida?
¿Por qué se empeñaba en molestarme?
-Esta vez sí me va a escuchar. –dije girándome para encararla.
-Hey, hey. –me dijo Matt tomándome de la cintura. -¿Vas a rebajarte a eso?
-¿A quién le dices ''eso'' muro de Berlín? –se burló de Matt.
Matt cerró los ojos y contó hasta diez para no ir y molerla a golpes ya que después de todo era una mujer.
-Déjame golpearla, por favor.
-No, Jean, no dejaré que te metas en problemas. –me dijo Matt tranquilizándose.
Jane y sus amigas comenzaron a hacer ruidos como de gallina refiriéndose a nosotros, me estaba cansando en verdad. Nuestra mesa se encontraba en el medio de la cafetería y todos podían vernos, sin embargo todos señalaban a la mesa de Jane riéndose de ellas y sus ridiculeces.
-Hey, descerebradas, ¿qué ganan con molestar a esos chicos? Si saben que son mejores que ustedes. –dijo un chico desconocido levantándose de la mesa ya cansado de eso. –Nosotros venimos a comer en paz, si tienen algún problema con ellos arréglenselas a fuera, no aquí.
-¿Y tú quién eres? –le preguntó Jane.
-A ti que te importa, sólo déjanos comer en paz.
-¿Y desde cuando estás de lado de ellos? Seguramente ni te conocen.
-Toda la universidad está de su lado, porque todos sabemos que ustedes son ridículas.
Jane bufó molesta y le ordenó a sus amigas que salieran de la cafetería, alguien le dio una cucharada de su propia medicina.
-Hey, tú. –le llamó Matt al chico desconocido.
El chico se giró hacia nosotros y miró a Matt.
-Gracias. –sonrió Matt.
Al chico se le formó una enorme sonrisa en el rostro.
-Sí, gracias por evitar que nos metiéramos en problemas, te debemos una. –le sonreí.
El chico sonrió aún más y creo que hasta tenía ganas de ir a abrazarnos. Se contuvo y luego habló.
-No fue nada, chicos. –nos guiñó un ojo y luego volvió a su lugar.
Volví mi mirada hacia Chloe y Matt, quienes comían algo nerviosos.
-Bueno... Jean ya nos ha metido en la bronca del día. –dijo Matt.
Yo lo miré y pensé un momento mi respuesta, yo no lo había metido en ninguna bronca, nadie le dijo que me detuviera.
-Nadie te dijo que me detuvieras, Matt. –le dije fría.
Todos nos miraron a Matt y a mí ya que él estaba sentado en frente de mí.
-Hey, tranquila, sólo bromeaba.
-Como sea. –dije sin mucha importancia y le di una mordida a mi manzana. -¿Cómo vas con tu embarazo Chloe?
Matt y Chloe se miraron entre sí, confundidos y luego asombrados, más que asombrados, asustados.
-No pensaban decírmelo, ¿verdad? –les dije algo ¿divertida?
-¿Cómo te enteraste? –me preguntó Matt.
-Matt, yo soy amiga de ambos, era obvio que tarde o temprano me iba a enterar, pero ¿sabes qué? Me duele que me lo hayan ocultado, creí que confiaban en mí.
-Confiamos en ti, Jean. –me aseguró Chloe. –Sólo que no queríamos que todos se enteraran hasta no estar cien por ciento seguros, ayer me hice unos análisis médicos para comprobarlo.
-Sabes que yo podría haberte acompañado.
-Ya pasó, Jean, ¿ok? –me dijo cortante Matt.
Yo sólo lo miré y suspiré, no valía la pena luchar contra la corriente así que me levanté de mi silla para salir de la cafetería.
-Hey, no te dije que te vayas. –me dijo Matt.
-¿Y quién eres tú para prohibirme cosas?
Matt se levantó de su silla y se puso en frente de mí un momento.
-¿Podrías dejar de estar a la defensiva un momento?
-¿Para qué estar en una mesa donde nadie me quiere?
-Todos te queremos aquí, sólo entiende que no es buen día para nosotros.
-Para mí tampoco, y no por eso vas a tratarme como se te pega la gana.
Seguí caminando hasta llegar a la puerta de la cafetería, dejé la bandeja en una de esas mesas de donde la había sacado y salí de allí, con los tacones de mis botas escuchándose por todos lados.
Quería salir al campus pero estaba lloviendo y seguramente todo el césped estaba mojado, así que me decidí por volver a mi salón, sentarme en la ventana y admirar la lluvia.
Llegué a mi salón y dejé caer mi bolso en el banco que se encontraba al lado de la ventana, me senté en el marco de la misma y busqué mi celular entre mis bolsillos.
Me preguntaba si Brian había recibido mi mensaje, si lo había leído y contestado, si lo había recibido y borrado o si sólo lo había ignorado, me mataba la curiosidad así que rápidamente saqué mi teléfono de mi bolsillo, lo desbloqueé, y ahí estaba el ícono que indicaba que un mensaje me había llegado. Bajé la barra de notificaciones y sí, ¡era un mensaje de Brian!
Antes de que pudiera abrirlo, alguien me habló. Bufé molesta y lo miré.
-Hey, Jean, ¿podemos hablar? –me preguntó Chris sentándose en el banco donde se encontraba mi bolso.
-Ahora no, Chris.
-¿Por qué ahora no?
-Estoy en algo importante.
Él me quitó el teléfono de la mano y lo bloqueó, luego lo dejó en la mesa, me miró y me sonrió.
-Ahora no tienes nada importante. –sonrió.
-Devuélveme mi teléfono. –lo fulminé con la mirada.
-No sin que antes me escuches.
Rodé los ojos y luego lo miré, quien esperaba mi respuesta.
Sabía que él no iba a devolverme mi teléfono si no lo escuchaba así que me convenía escucharlo si quería leer el mensaje de Brian.
-Te escucho. –dije finalmente. Él suspiró.
-Todas las llamadas ''misteriosas'' que he estado recibiendo son de Brian, me dijo que te extraña mucho pero que no cree que valga la pena volver ya que tú no lo quieres.
-Eso es lo que él piensa.
-Y esta mañana me llamó para decirme...
-Al fin te encuentro Jean. –dijo Matt entrando al salón e interrumpiendo a mi amigo.
Genial, la segunda interrupción de algo importante en el día.
-Tenemos que hablar. –dijo firme.
-¿De qué quieres hablar?
-De lo que pasó en la cafetería, no quiero que estemos peleados. –dijo sentándose en la mesa del banco donde estaba Chris.
-Es tu culpa si estamos así.
-¿Mi culpa? –preguntó irónico. -¿Quién estuvo dos semanas sin hablarme por una estupidez?
-¿Una estupidez? Discúlpame pero eso no era una estupidez. –dije mirando hacia la ventana.
-Oh vamos, Jean, si lo era.
-¿Cómo te sentirías si Chloe se fuese y yo te lo escondiera? ¿Ah?
-Me enfadaría contigo. –dijo bajando la mirada.
-Ah, ¿y entonces? –dije volviendo mi mirada hacia él.
-Discúlpame, es que yo no quería arruinarte el viaje y...
-Cuando te llamé para saber sobre él ya había vuelto del viaje, Matt.
-Tienes razón, perdóname.
Suspiré y luego lo miré, en serio estaba arrepentido.
-Está bien, te perdono.
Él se levantó de la mesa y se acercó a la ventana, se puso a mi lado sólo que estaba parado y se puso a admirar la lluvia.
-Es hermosa. –comentó.
-¿La lluvia o Chloe?
-Las dos.
-¿Ya podemos hablar? –me preguntó Chris.
En ese momento el timbre tocó y todos comenzaron a entrar al salón, teníamos matemática.
-Creo que será luego. –contesté.
-Los veo en el receso. –dijo Matt y dio un beso en mi mejilla para salir del salón ya que no éramos compañeros.

Entre mi profesor y yo (Synyster gates 2° Temporada) Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora