25✈️ Te amo

101K 5.1K 713
                                    

CAPÍTULO 25TE AMOCAMILE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 25
TE AMO
CAMILE

Atravesaba el túnel para llegar al aeropuerto de Los Ángeles junto a Tina. Ambas íbamos en silencio, realmente el viaje fue agotador. Justo al termino del mismo, quedé petrificada.

Brian Mouque se encontraba de pie frente a mí, a tan solo unos cuantos metros, con sus brazos cruzados y una seriedad criminal. Era la primera vez que esto sucedía, él jamás me había abordado de esta manera en el aeropuerto, y eso sólo significaba que las cosas no estaban del todo bien.

—Dios, espero no te castigue mucho.

Después de aquel susurro, Tina aceleró el paso, dejándome el camino libre con mi hombre.

—Hola —intenté formar una sonrisa.

Él me miró tan solo

—¿Cómo estás?

Un trago amargo recorrió mi garganta.

—Bien, todo está muy bien.

Su mirada se encontraba fija sobre mí, me puedo atrever a decir que ni siquiera parpadeaba. La intriga que sentía comenzaba a quemar, es decir, ¿qué estaba pasando por la mente de ese hombre? Jamás había logrado saberlo con exactitud. A pesar de ser su novia, sus pensamientos se mantenían aún un enigma.

—Vayamos a casa, ahora —prácticamente ordenó, dando media vuelta e iniciando su camino.

Ensanché la mirada un momento antes de fruncir el ceño y alcanzarle.

—Alto, ¿estás molesto?

—No lo estoy.

Fue lo único que se limitó a decir sin detener el paso, mientras acomodaba los gemelos en sus muñecas.

—Brian—advertí, sin obtener respuesta.

No dije más, llegamos al auto, abrió mi puerta y el camino continuó en silencio. No sabía cómo abordarlo, si yo hubiera estado en su posición, seguro estaría histérica, desquiciada y tóxica. Pero él no, sólo se reservaba. Además ¿cómo hablar o explicarle algo? No recordaba ni un carajo, y eso sí que era un gran problema.

—Creo que está de más decirte que mi casa es por allá.

—No vamos a tu casa.

¡Ah! Su seriedad comenzaba a hacer quererme arrancar el cabello a jalones. No era esa sexy seriedad misteriosa que lo volvía atractivo e interesante. Esta era una seriedad macabra, esa que decía "sé lo que hiciste y me vengaré".

—¿A dónde vamos entonces?

—A mi casa.

No dije más, él no dijo más. Llegamos al edificio de su penthouse, e incluso el camino por el ascensor fue catastróficamente incómodo.

EL PILOTO  ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora