45 ✈️ Tiempo de Avanzar.

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CAPÍTULO 45TIEMPO DE AVANZARBRIAN

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CAPÍTULO 45
TIEMPO DE AVANZAR
BRIAN

Atravesé un año duro, vaya que lo fue. Un año donde dejé de lado a Clarisse, enfocándome tan sólo en mi trabajo, y de esta manera, intentar hacer que su ausencia doliera menos. Pero no lo hizo, no dolía menos, y lo aprendí de la peor manera.

Necesitaba cambiarlo, después de un año, había llegado la hora de por fin hacerlo. Debía terminar con esa etapa oscura de luto a Camile, al amor. Donde llamé sin descanso a su número de teléfono solamente para escuchar su estúpido buzón de voz; era la única forma de escucharla, de sentirla cerca y recordar su voz. La extrañaba, y la extrañaría , por siempre, pero no podía seguir destruyendo mi vida. No de aquella tan incorrecta manera. Decidí regresar a ser yo, cuidar de mi hija y abandonar la culpa que constantemente me carcomía gracias a ese trágico accidente que se encargó de derrumbar el precioso mundo que construimos juntos, ella y yo.

Volvería a ser Brian Mouque, era hora de superar que Camile no estaba más a nuestro lado.

─Brian, aquí tienes lo que me pediste ─dijo Glen y colocó una pila de papeles sobre el escritorio de mi despacho.

Esbocé una amplia sonrisa a labios cerrados.

─ Ahora no. Iré con mi hija al cine.

Una mirada atestada de sorpresa se generó sobre él.

─ ¿Qué acabas de decir?

Suspiré con pesadez.

─ Necesito recuperar el tiempo perdido con ella, Glen.

No pudo evitar transmitir la emoción que mis palabras le hicieron sentir cuando una gran sonrisa se formó en su rostro.

─ Juro que podría abrazarte y besarte ahora mismo.

─Qué repugnante ─respondí acompañado de un mohín.

Él rió y alzó sus manos, observando el techo de mi casa como si éste tuviese un tesoro allá en lo alto.

─ Mis plegarías han sido escuchadas.

Ridículo.

─Guarda silencio y alista el auto.

Clarisse brincó de emoción en cuanto la invitación terminó de ser pronunciada, se aferró a mis piernas en un potente abrazo, haciéndome sentir en automático un gran alivio. Logré darme cuenta del gran imbécil que fui con ella, pero lo remediaría. Era una promesa. Mi hija lo merecía, más que nadie en el mundo.

─¿Te gustó la película? ─pregunté mientras manejaba de regreso a casa.

─¡Me encantó! ─chilló con emoción─. ¿Mañana podemos ir de nuevo al cine?

─Mañana llego un poco tarde del trabajo, pero... ¿Qué te parece si te llevo a cenar?─sonreí e intercambié miradas con ella a través del retrovisor.

EL PILOTO  ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora